La educación es uno de los pasos más críticos al facultar al personal para que se comprometa en el tipo de mejora continua y creatividad que puedan permitir que la empresa crezca. Viene en varias formas y el proporcionarla a alguien no necesariamente significa mandarlo a una universidad o escuela de oficios. Las manufactureras, al igual que otras organizaciones, deben alentar a sus mejores recursos humanos para seguir aprendiendo y crecer. De manera continua todos confrontamos la problemática de encontrar y conservar empleados calificados y motivados. Un muy efectivo antídoto contra esta situación es la tutoría personal.
Ésta brinda una serie de ventajas para ambas partes. De acuerdo con la filosofía lean, la tutoría puede darse de manera informal, en cualquier momento, en cualquier sitio. A un nivel más profundo, la tutoría le brinda al discípulo aplicado una mente experimentada, un tablero de resonancia para sus ideas, alguien a quién escuchar y una oportunidad de crecer y extenderse más allá de las tareas básicas.
Pero las ventajas no tienen sólo una cara. El mentor, típicamente en puestos de liderazgo, puede tener un mejor acceso al “estado mental” del empleado cuando existe una relación de tutoría. Ésta puede ayudar también a los gerentes a identificar a los líderes y a los “hacedores” —las personas que bien pudieran convertirse en los líderes de la siguiente generación en la organización—. Esto resulta especialmente crítico para las empresas que necesitan considerar la planeación sucesoria y no quieren que el legado de la transformación lean se desplome en razón de un cambio en los altos mandos.
La orientación personal o tutoría es también una forma de construir equipos. Igual que con los equipos kaizen que entienden que el grupo está “codo con codo” para encontrar la solución de un problema, los mentores y sus discípulos desarrollan un sentido de unión que puede difundirse entre otros trabajadores que se benefician de la relación mediante los conocimientos que los discípulos obtienen de sus mentores y todo lo que ello implica.
Esta orientación personal fomenta la confianza y el respeto, mismos que constituyen los primeros pasos hacia el entendimiento y la aceptación que llevan a desarrollar la capacidad de salvar brechas y facilitar la solución de problemas utilizando la intimidad de la relación de tutoría para superar los obstáculos.
La tutoría puede, igualmente, ser una vía para que aquellos que han tenido buen éxito en una empresa entreguen algo a cambio para ser un puente que vaya del pico al valle o cualquier nivel intermedio que pueda auxiliar en el crecimiento de la firma y asegurar la longevidad de tan exitosa cultura, o bien, su propio mapa hacia el éxito.
¿Cómo realizar esta tutoría? Puede ser formal o informal. En un programa formal, la compañía asignará mentores a los individuos, frecuentemente, con la meta de ayudar a los nuevos a que aprendan los modos y estilos de la empresa. En programas más informales, puede dejarse al individuo la tarea de encontrar a su propio mentor. Si hay recursos disponibles (o sea, que la empresa esté dispuesta a permitir que los empleados dediquen algo de su tiempo para estas tutorías) y las buenas relaciones laborales son evidentes en toda la empresa, por ejemplo, estas relaciones de tutoría se establecerán de manera espontánea.
Independientemente de cuál sea el enfoque de la empresa, si el programa se visualiza a largo plazo, lo más probable es que se logre el éxito. Una vez que los empleados ven que la organización tiene interés en ellos y en sus necesidades, muchos perpetuarán activamente el ciclo —un evento altamente saludable—.
En muchos casos, una cultura de tutoría puede crear el tejido de una fuerza laboral altamente leal, unida y competitiva. Esto puede constituir una ventaja real e importante en el panorama manufacturero global.
Autor de The Perfect Engine (Free Press 2001) y The Antidote (Managing Times Press 2006), Anand Sharma fue nombrado “Héroe de la Manufactura” por la revista Fortune y es fundador y CEO de TBM Consulting Group.