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¿Cuántas vidas le quedan?

Siga en el juego, aliente su competitividad.
vie 03 agosto 2007 12:51 PM

Dentro de la industria fílmica, recibir un premio Oscar implica alcanzar las nubes, tal vez sea la máxima distinción que los consagrados al cine puedan conseguir a lo largo de su carrera. Es una forma de reconocer el trabajo de muchos años y, junto a éste, viene la fama, una mejor cotización en el mercado, más trabajo y la inmortalidad en la industria.

La gerencia de compañías manufactureras necesita también de una consagración a la tarea, pues los resultados sobresalientes ameritan sus correspondientes reconocimientos.

 No obstante, los premios a la empresa manufacturera, más allá de una cuestión de vanidad, implican un alto desempeño organizacional que se refleja en su nivel de compromiso con todos los stakeholders y en varios ámbitos de la gerencia: Calidad, innovación, logística y resultados financieros.

En este artículo, presentamos un panorama de cuáles son algunos de estos reconocimientos más prestigiados, qué rubros y cómo los evalúa, porqué es importante participar y obtenerlos, y cómo están relacionados con los procesos de certificación de calidad, indispensables en la competencia global.

LOS PREMIOS
Comenzaremos por los primeros en haber sido creados y, por lo mismo, con mayor trascendencia y prestigio: Malcolm Baldrige. El Premio Nacional a la Calidad Malcolm Baldrige (Malcolm Baldrige National Quality Award) fue creado por decreto de Ley por el Congreso de los Estados Unidos (EU) en agosto de 1987. Es llamado así en honor a Malcolm Baldrige, quien sirvió como secretario de Comercio desde 1981 hasta su trágica muerte en un accidente en 1987. Su excelencia gerencial contribuyó a mejoras de largo plazo en eficiencia y efectividad gubernamental.

Motorola, 3M división Productos Dentales, Boeing, Xerox, IBM, Westinghouse, Solectron y Cadillac Motor Company son algunas grandes firmas manufactureras que han sido galardonadas.

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El Premio Baldrige también se otorga a pequeñas manufactureras y a empresas de servicios como: Federal Express, AT&T, Ritz Carlton Hotel Company, Merril Lynch Credit Corporation, Xerox Business Services, Caterpillar Financial Services Corporation, además de algunas otras instituciones educativas y del sector del  cuidado de la salud.

Shingo Prize. El concepto de calidad como tal comenzó a extender sus alcances hacia diversos aspectos de la cadena de suministro y prácticas de negocios como la manufactura esbelta, por lo que algunas instituciones decidieron crear una nueva distinción para esta orientación, así apareció el Premio Shingo a la Excelencia en la Manufactura. Su nombre lo toma del ingeniero industrial japonés Shigeo Shingo, quien se distinguió como uno de los líderes mundiales expertos en mejorar procesos de manufactura. Shingo ha sido descrito como un genio de la ingeniería que contribuyó a crear y escribir sobre muchos aspectos de las prácticas revolucionarias de manufactura que comprende el renombrado Sistema de Producción Toyota.

El premio fue establecido en 1988 para promover los conceptos de manufactura esbelta (lean manufacturing) y reconocer a las compañías en EU, Canadá y México que alcanzan el status de compañías manufactureras de clase mundial. Los galardones se otorgan en la Conferencia Anual del Shingo Prize y en la Conferencia Shingo Prize del Sector Público.

La filosofía del Shingo Prize es que el desempeño de las compañías clase mundial puede ser alcanzado a través de mejoras enfocadas en los procesos clave de manufactura y de negocios. El premio reconoce a organizaciones consistentes con su misión y modelo con tres tipos de premios:
1. Business Prize. Promueve el uso de estrategias y prácticas de manufactura para alcanzar resultados tipo clase mundial.
2. Research Prize. Promueve la investigación y publicaciones acerca de nuevo conocimiento y entendimiento de los procesos de manufactura.
3. Public Sector Prize. Promueve el uso de estrategias y prácticas para alcanzar resultados de clase mundial en instalaciones del sector público y gobierno. El Premio Shingo es dirigido por el Board of Governors, el cual representa a diversas organizaciones profesionales y de negocios, así como instituciones académicas.

Cabe destacar que de todas las empresas manufactureras que han recibido el premio en México, grupo CYDSA —en 2002— es la única de capital mexicano. Otras que han sido premiadas son: Delphi (en múltiples ocasiones), Solectron, Baxter México, Cordis de México, Denso Manufacturing, Boeing, Lockheed Martin, Johnson Controls en Greenfield, Benteler Automotive en Hagen Exhaust y la planta ensambladora de Ford Motor Company en Ohio, EU.

Premio Nacional de Calidad. Estas distinciones, como se puede observar, fueron creadas en EU, y en nuestro país el gobierno federal decidió seguir dicha tendencia, es así como se instituyó el Premio Nacional de Calidad.

Fue establecido en México por el presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1990, para premiar cada año a las organizaciones e instituciones que se distinguen por contar con las mejores prácticas de dirección para la calidad total y que por ello representan un modelo a seguir.

Entre los premiados aparecen: La Comisión Federal de Electricidad (CFE) —varias ocasiones—, Tequila Cuervo, Nacional Financiera (Nafin), Cervecería Cuahtémoc Moctezuma, American Express, Castech S.A. e Industria del Alcali, entre otros.

Cuenta también con las categorías de empresas manufactureras o de servicios grandes, medianas y pequeñas, instituciones educativas y gobierno.

José Abraham López Plascencia, director ejecutivo del PNC en México, asegura que dicho premio se ubica entre los tres más importantes del mundo, y que en numerosas ocasiones los galardonados han ganado también el Premio Iberoamericano de la Calidad, pues la mayoría de los galardones del mundo comparten criterios y formas de evaluar.

Incluso, se llevan a cabo reuniones anuales entre los directivos de todos los premios a la calidad con el fin de compartir experiencias, alcanzar acuerdos y unificar criterios que hacen más justos y estandarizados los procesos de evaluación.

Desafortunadamente, la falta de claridad y precisión en la información que a veces proporcionan los medios de comunicación le puede restar credibilidad y seriedad al premio; por ejemplo, como cuando se le otorga a la CFE (de la que siempre hay quejas por las altas tarifas y algunas fallas en el servicio), pues no se aclara que no se premia a la compañía como un todo, sino a ciertas unidades operativas territoriales que, al ser evaluadas, efectivamente compiten y ganan en sus respectivas categorías. Para evitar esta situación, ya se busca que la información del premio sea completa y detallada.

En la primera etapa del proceso de evaluación, explica López Plascencia, se pide a los participantes que establezcan sus procesos críticos de satisfacción de clientes y cómo trabajan para complacerlos para que, en una siguiente etapa, demuestren sus procedimientos y los ciclos de mejora.

Premio Nacional de Tecnología. A finales de la década de los 90 se hizo evidente que la competitividad empresarial estaba estrechamente vinculada con el desarrollo tecnológico, por lo que el gobierno federal crea una nueva distinción que incentive esta actividad a través del Premio Nacional de Tecnología.

Es el máximo reconocimiento otorgado por el presidente de la República Mexicana a organizaciones que representan un modelo a seguir por una gestión de tecnología que genera productos y procesos innovadores con ventajas competitivas.

Está dirigido a todas las organizaciones establecidas en el país que cuenten con un sistema de gestión de tecnología tanto en sus procesos de producción y distribución, como en sus áreas de servicio y administración y que cuenten con resultados sostenidos que hayan contribuido a mejorar su competitividad.

Al igual que el PNC, tiene las categorías de pequeñas, medianas y grandes empresas manufactureras y de servicios, adicional a la de Centros de Investigación Aplicada, Instituciones Educativas y Unidades de Vinculación.

Se otorga desde 1999 y, entre los premiados destacan: Teléfonos de México (Telmex), Vitromatic Comercial, Delphi, Mabe México, Resirene, Condumex, Vitro Automotriz, Pfizer, Avantel y algunas otras.

Ninguno de los premios mencionados, reconoce el liderazgo personal ejercido en las organizaciones manufactureras.

El Manufacturero del año. La revista Manufactura opta por premiar ese esfuerzo y estilo personal que redunda en resultados concretos en las más destacadas empresas manufactureras.

Es el más joven de nuestros premios. Otorgado desde 2002 por esta publicación, de Grupo Editorial Expansión, es un reconocimiento al responsable de una compañía manufacturera que haya implantado exitosamente algunas de las mejores prácticas y alcanzado resultados relevantes.

En los criterios de evaluación de este premio se hace énfasis en: Beneficios de negocio, mejora de procesos, innovación, impacto en la cultura organizacional y al exterior, liderazgo e iniciativa tecnológica.

Los esfuerzos por concursar y ganar alguna de las distinciones mencionadas muestran una clara alineación con las acciones que las organizaciones han instrumentado para certificar sus procesos durante los últimos 20 años. Las certificaciones de calidad hoy son una obligación para poder competir en los mercados globales. Pero veamos con más detalle en qué consisten y cómo se relacionan con los premios.

PARALELISMOS
El proceso de globalización económica exige que las empresas redefinan sus estrategias y sus procesos con la finalidad de lograr un uso eficiente de sus recursos y el aumento de su productividad, de modo que puedan competir con éxito en el mercado.

Los estándares internacionales ISO constituyen un instrumento importante para alcanzar las metas descritas. A través de ellos se establece una serie de pautas y patrones que las entidades deberán seguir para implementar un sistema de gestión y aseguramiento de la calidad en el desarrollo de sus procesos.

ISO es la denominación con que se conoce a la International Organization for Standarization (IOS); sin embargo, considerando la tendencia a la estandarización global —homogeneización— que propone dicha organización, es que se le asigna la sigla ISO, vocablo que proviene del griego iso que en castellano significa igual.

Dentro de los estándares internacionales voluntarios elaborados por dicha organización encontramos a los de la familia ISO 9000, referidos a la gestión y aseguramiento de la calidad, e ISO 14000, sobre la gestión ambiental.

Calidad. La familia ISO 9000, engloba varios estándares internacionales. Dentro de ellos destacan los ISO 9001 sobre diseño, producción, instalación y servicio post-venta; ISO 9002, referidos a la instalación y servicio postventa; ISO 9003, inspecciones y ensayos finales, e ISO 9004-1, que se constituye en una guía para la gerencia en el desarrollo de un sistema de calidad.

Gestión Ambiental. ISO 14000, en cambio, es el término genérico utilizado para designar a la familia de estándares internacionales sobre gestión ambiental, que enfatiza la acción preventiva antes que correctiva y un desempeño de mejora continua de temas ambientales. Las entidades que voluntariamente buscan conseguir la certificación deben asegurar que han implementado en sus procesos un sistema de gestión de la calidad.

Para obtener la certificación se realizan una serie de evaluaciones a la empresa interesada, tales como auditorías de diagnóstico, revisión del sistema por la dirección, evaluación de documentación, entre otras. Hay que añadir que una misma entidad puede certificar diversos ámbitos o esferas de su producción o comercialización y, en tal sentido, obtener más de un certificado ISO.

La obtención de certificados que garanticen ciertos estándares de calidad o de preservación del medio ambiente generan ventajas competitivas como: Reducción de costos, mayor rentabilidad, mejoras en la productividad, motivación y compromiso por parte del personal en una cultura de calidad, mejor posicionamiento en el mercado, es decir, constituye una importante herramienta de marketing.

Los beneficios que consiguen las empresas al implementar un sistema de calidad según las normas ISO 9000 son considerables, pues permiten obtener una mayor satisfacción de los clientes por la confianza en los productos y servicios que brindan.

Otro aspecto fundamental es la reducción de costos, pues al contar con un sistema más eficiente se eliminan las posibilidades de efectuar un reproceso para la elaboración de los productos o servicios que no se adecuan a los estándares solicitados. Así se logra una mejora considerable en la productividad de la empresa, así como con los compromisos de identificación de los trabajadores.

La adecuación a estas normas crea las condiciones precisas para una gestión de calidad más efectiva y contribuye a lograr mayor participación en el mercado. Representa adicionalmente una ventaja competitiva y un factor de diferenciación frente a las empresas que hasta el momento no han adoptado estas exigencias.

Actualmente son más de 200,000 empresas en el ámbito mundial certificadas con las normas ISO. La complejidad y extensión de la industria automotriz mundial, los condujo a establecer su propia norma de calidad, QS-9000.

Como pueden ver, hay un enorme paralelismo entre los esfuerzos por certificar procesos y concursar y alcanzar los premios descritos. Pero hay diferencias fundamentales.

Abraham López establece categóricamente que la principal diferencia entre la obtención de una certificación de calidad y la de cualquier distinción como el PNC, es, que quien gana el premio es porque cuenta con el mayor puntaje, con posibilidades muy bajas de un empate.

Esto no demerita de ninguna forma a las certificaciones. Procesos de certificación como los de ISO 9000, QS 9000, VDA, o ISO 14000, se pueden constituir como plataformas que apalancan en forma importante cualquier esfuerzo por hacerse acreedores a un premio como los descritos. Es más probable que una empresa que esté certificada alcance una distinción que una que jamás haya estado envuelta en tal dinámica.

Un proceso de certificación de calidad implica un largo y exhaustivo proceso que requiere de una preparación intensa por parte de toda la organización, tal como ocurre en un concurso por un premio prestigioso, que también incluye una serie de procesos de gestión  y criterios compartidos, como se pudo observar en las tablas  correspondientes.

De esa forma, una organización que alcanzó una certificación de calidad, está mejor preparada y curtida para poder alcanzar otro tipo de distinciones. Lo inverso es también factible, es decir, una organización que haya participado exitosamente, tiene un buen camino andado para ser recomendada para la certificación de calidad.

¿POR QUÉ PARTICIPAR?
Para responder esto, pocos con tanta autoridad como Ernesto Sánchez Proal, ganador del Manufacturero del Año 2005,  y director general de Jabil Circuit, una compañía fabricante de componentes electrónicos ubicada en Jalisco, que es proveedor de  compañías como Nokia y Dell y que ha ganado el PNC, el Premio Nacional a la Exportación y el Premio Nacional al Trabajo.

“Hay dos muy buenas razones para participar por estos premios y buscar ganar: Primeramente, es un catalizador de la mejora continua en la organización. La búsqueda sistemática de los premios involucra a toda la compañía en una dinámica de trabajo soportada en procesos de planeación estratégica muy precisos, que aparte de llevarla a la obtención de la distinción, conlleva con efectividad a alcanzar resultados sobresalientes en todos los ámbitos del proceso de negocios, logística, manufactura, relación con los clientes y, en consecuencia, mejores resultados financieros.

En segundo lugar, aunque como resultado de un trabajo efectivo se tengan clientes satisfechos, es importante que este esfuerzo sea evaluado y legitimado por un externo, alguna entidad calificadora imparcial e independiente. No basta con decir que somos los mejores, alguien más tiene que certificarlo con un proceso de evaluación serio y sistemático, y eso es lo que se hace en los concursos”.

Ernesto Sánchez Proal afirma con seguridad que competir por los premios conduce a alcanzar claras ventajas competitivas, que se reflejan también en un posicionamiento de alto prestigio para la compañía y todos sus colaboradores.

Ante la pregunta expresa del porqué hay tan pocas compañías manufactureras de capital mexicano concursando y ganando estos premios, Sánchez argumenta que en las compañías de origen estadounidense se trabaja con enorme libertad. “El consejo te pide resultados y tú ves cómo le haces para alcanzarlos, y si parte de esta dinámica de la búsqueda de resultados implica que el trabajo se vea incentivado y legitimado por un proceso de concurso y búsqueda de un premio, tienes luz verde para trabajar.

Tal vez ni siquiera se enteren de que estás participando, lo importante para ellos es que se cumpla con las metas. Por el otro lado, el empresario mexicano ejerce un control muy estricto aún sobre los directivos, y esa falta de libertad de acción se traduce en una desmotivación por trabajar con dinámicas que requieren una mayor apertura al cambio, como la búsqueda del premio”.

El ganador del Manufacturero del Año 2005, recomienda ampliamente concursar por los premios. Pero, para poder alcanzar los mejores resultados, sugiere:
* Ser perseverantes, se toma tiempo y disciplina, no es fácil.
* Tomarlo con seriedad, es un proceso complejo y los que participan como evaluadores tienen una excelente reputación, son imparciales y serios.
* Mantener una actitud de apertura al cambio. Seguramente muchas cosas deberán cambiar para mejorar y si se pone resistencia no habrá dichas mejoras.
* Confiar en su gente. La confianza es clave para alcanzar resultados. Ayudarlos a desarrollarse y proveerles la libertad de maniobra que conduce a organizaciones innovadoras.
* Ejercer un liderazgo participativo, inspirador, no es asunto de grandes inversiones económicas, por el contrario, debe conducir a importantes ahorros.
* Planeación. Trabajar sistemáticamente con los miembros de la organización. Ser capaces de traducir la planeación estratégica en acciones efectivas en todos los ámbitos operativos y de desarrollo.

Como nos comenta Abraham Sánchez, director ejecutivo del PNC, existe un alto grado de estandarización de criterios de evaluación para la mayoría de los premios otorgados mundialmente, como se puede apreciar en las siguientes tablas proporcionadas por el mismo ejecutivo, aunque varíen un poco los factores de ponderación.

Las evaluaciones y sus criterios toman en cuenta todos los aspectos relacionados con la gestión de recursos, no con procesos aislados.

Como conclusión, sigamos las recomendaciones de Sánchez Proal e introduzcamos a nuestras organizaciones en la dinámica de concursar por estos Oscares o Palmas de Oro de la manufactura y así catalicemos nuestros procesos de cambio, transformándonos en empresas de clase mundial.

(*) Profesor investigador del Colegio de Ingeniería Industrial de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y catedrático de posgrado de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Asesor en productividad y competitividad. Autor de: Desafiemos al dragón chino y ¡REEVOLUCIONA! ¿Estás preparado para la era del conocimiento?

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