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¿Tienes un jefe incompetente?

Es fácil reconocerlo, delega demasiadas responsabilidades y se tarda en tomar decisiones; si es tu caso, los expertos sugieren actuar en forma inteligente para negociar con él.
lun 22 marzo 2010 06:02 AM
Aunque te caiga mal tu jefe, no busques confrontarlo, pues aunque no te guste, el ostenta el poder en tu área. (Foto: Jupiter Images)
jefe-malvado-malo-oficina (Foto: Jupiter Images)

Los mexicanos ocupan el segundo lugar mundial en estrés laboral , siendo los trabajadores de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) los que mayor nivel de ansiedad reportan, un 64% respecto al 60% para quienes laboran en empresas multinacionales, de acuerdo con un estudio de la firma Regus. Uno de los factores de esa condición puede ser tener jefes incompetentes ¿es tu caso?

Entre los factores que generan insatisfacción laboral está tener que lidiar con un superior incompetente. Aunque estés comprometido con la organización, toparse con una persona así causa desmotivación y frustración; lo que muchas veces orilla a renunciar, comenta la directora de Trabajando.com, Margarita Chico.

¿Y qué características tiene este ‘líder'? En primer lugar, no es apto o no está capacitado para el puesto y delega en exceso las actividades a sus subordinados. Otro rasgo que lo distingue es su demora para tomar decisiones importantes que beneficien al equipo y/o empresa; se involucra poco con la gente que le rodea, y por tanto, carece de información de sus empleados, por lo cual somete a presión, añade Margarita Chico.

Esas malas actitudes generalmente se traducen en abuso de poder y eso, por más que a un empleado le guste lo que hace, termina por crear hartazgo y disminución en la productividad laboral, comenta la pedagoga de la Universidad del Valle de México, Liliana Soria.

Trabajar en esa realidad es una situación que el subordinado no puede controlar directamente, pues quien decide cómo se conformará un equipo de trabajo es la dirección o recursos humanos, comenta Margarita Rico. Entonces ¿qué puedes hacer? La entrevistada sugiere los siguientes puntos para sobrellevar la situación y apaciguar el deseo de querer ‘huir' de la organización. 

Un subordinado debe mantener la línea de respeto. Esto significa reconocer que el jefe tiene poder y ante los ojos de los demás podría tener la razón. Por ello es importante que evites tratar de evidenciarlo o acusarlo frente a sus superiores. Eso lejos de ayudar perjudica, dejando como antecedente que quien se "queja" es una persona "conflictiva".

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Prefiere lo neutral y no la guerra. Quizá te encantaría hacerle la vida imposible a ese jefe porque estás cansado de "hacer su trabajo". Sin embargo, aquí lo que conviene es ‘cambiar la moneda' hasta donde sea posible. Es decir busca mostrarte receptivo a sus observaciones y complementa sus ideas con algunas propias. Eso propicia que él o ella no se sientan atacados o perciban un comportamiento hostil de tu parte. El dar cierto valor a su opinión lo hace sentirse menos frustrado.

Negociación es la clave, añade Margarita Chico. Averigua la manera de sacar adelante tu trabajo sin estar discutiendo con tu superior; es vital cuidar la forma en que envías tus mensajes para que el jefe no se siente amenazado. Por otra parte, fortalece la sinergia con tus compañeros de trabajo para que tus tareas laborales se hagan menos pesadas y  para que ellos, sin que tú delates, se den cuenta de lo que sucede, tal vez el personal de otra área verá la manera de colocarte en otro departamento.

En la empresa a veces aplica el dicho "calladito te vez más bonito", eso implica continuar con tus actividades en forma inteligente, sin que vivas siempre estresado por un jefe que quizá no cambiará, expresa Soria. 

Ese concepto, apunta, aplica siempre y cuando ese silencio no ponga en riesgo tu imagen como empleado. "Si se tiene un problema muy grande con el superior hay que buscar la manera de platicar directo con él o con otro director, para evitar que tu actividad salga perjudicada. Pero que esa "queja" no suene a chisme. Sé muy neutral al dar tus comentarios, sin adjetivos que descalifiquen".

Un caso práctico: se puede decir "no tuve la autorización a tiempo (...) para terminar mi proyecto y vamos un poco retrasados, ¿cómo se puede trabajar esto de mejor forma con mi director y con el área?", ejemplifica la pedagoga.

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