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La solución ante el estrés

La tensión laboral puede convertirse en un aliado, para lo que debes definir prioridades; algunos temperamentos funcionan bien con niveles moderados de estrés.
jue 04 noviembre 2010 06:00 AM
Los especialistas aconsejan establecer una comunicación clara con tu jefe y compañeros para evitar fuentes de tensión. (Foto: Jupiter Images)
estres-oficina-salud-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

¿Te resulta difícil concentrarte en tus labores cotidianas? El estrés es uno de los principales causantes de ausentismo laboral, pero no te agobies, mejor hazlo tu aliado.

Para Rocío Flores, ejecutiva de cuenta en una agencia de relaciones públicas, su estrés laboral llegó a tal nivel que su salud se vio deteriorada, presentando diversos problemas estomacales.

Casos como el de ella se escuchan todos los días, la diferencia está en la reacción que tenga el colaborador ante una situación estresante y cómo la maneje. Por ejemplo, 2 de cada 10 empleados reconocen su deseo de gritar en la oficina en los momentos de tensión, mientras que 1 de cada 10 se ha sentido ‘tentado' a pegarle a un compañero, según la encuesta de la consultora Gallup, Attitudes in the American Workplace.

La tendencia en México en cuestión de ejecutivos que se les dificulta controlar su estrés va en aumento. Los colaboradores en "tierra nacional" son los más propensos a sufrir este problema, y son quienes menos atención le prestan, pues consideran normal desempeñarse bajo presión, reveló un estudio de la firma Grant Thornton, realizado entre más de 6,000 personas en 24 países.

En el país, refiere el sondeo, los factores que predominan como "detonadores" de la tensión laboral son: mayor competencia, preocupación por la condición económica y presión por obtener mejores ingresos. Aunque no hay cifras precisas sobre el impacto financiero de este problema de salud, se estima que entre un 15 y 25% de las ausencias laborales en México son producto de un cuadro clínico derivado del estrés laboral , de acuerdo con datos de la División de Riesgos del Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Esta condición física representa para la industria estadounidense alrededor de 300,000 millones de dólares, pues las demandas por estrés en la oficina se pagan al doble que las normales. En Europa, el costo reflejado en el ausentismo laboral alcanza el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región, refieren datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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¡Identifícalo!

El estrés es una respuesta del organismo ante la presencia de situaciones que implican cambio, expresa el psiquiatra privado, Gonzalo Alemán. En materia laboral, se entiende este concepto como las nocivas reacciones físicas y emocionales que le ocurren a una persona cuando las exigencias del trabajo superan su capacidad y recursos para cumplir con las obligaciones. Algunos síntomas característicos de este problema, son:

- Taquicardia.
-  Sudoración.
-  Baja temperatura de manos y pies.
- Tensión muscular.
-  Dificultad para dormir.

- Ideas recurrentes y obsesivas.

- Problemas digestivos.
- Baja concentración.

Muchas veces, el estrés laboral se confunde con los desafíos, sin embargo, no existe relación alguna.

El desafío motiva para aprender otras habilidades y dominar tus funciones; podría decirse que se trata de un elemento importante para llevar una vida laboral sana y productiva.

Pero cuando este elemento se transforma en una exigencia que en vez de incentivar presiona al grado de generar malestar físico y emocional, se presenta una etapa de agotamiento y lo que era satisfacción se convierte en estrés.

La sensación de no tener control sobre lo que pasa, dice el especialista, es una fuente común de tensión laboral. Otras situaciones que lo propician son el temor a perder el empleo, cumplir con varias tareas al mismo tiempo, o sentir que faltan oportunidades para crecer en el actual lugar de trabajo

Cual sea la razón, el estrés se puede convertir en un problema serio de salud, con reacciones como disminución de la capacidad de concentración, baja autoestima, trastornos de tipo gastro-intestinal (colitis, reflujo), hipertensión, reacciones en la piel (acné), e incluso propicia el consumo de tranquilizantes.

El cardiólogo Rodolfo Ocampo, señala que los colaboradores en el país (en especial ejecutivos) difícilmente aceptan o le dan importancia al hecho de vivir bajo estrés, consideran que es una situación "normal" y se acostumbran a trabajar de esa forma.

En México, afirma, se desconoce el porcentaje exacto de enfermos por esta causa, porque no está considerada como un padecimiento y la mayoría de los afectados no lo definen como un motivo de consulta.

Según estadísticas del Centro de Prevención Cardiovascular Proheart (que atiende en su mayoría a ejecutivos de alto nivel) el 90% de los pacientes tiene un grado de estrés superior al normal.

¡Conviértelo en aliado!


Sentirse estresado quizá no sea del todo malo. Este mecanismo es una herramienta de supervivencia. Como empleado siempre se está expuesto a vivir un entorno amenazante, y al detectar un posible problema, como los despidos, hay un proceso de adaptación del organismo para hacerle frente, describe la autora Christiane Donati, en su obra Le stress Intelligent.

Esta condición física, dice, puede ser benéfica si se aprovecha como un recurso para dar respuesta a diversas situaciones laborales, el problema surge cuando "se sale de control", es decir, la persona llega a un estado de ansiedad y malestar físico-emocional que imposibilita su desempeño.

¿Cuál es el nivel óptimo? A decir del doctor Alemán, el límite es diferente para cada uno. Hay temperamentos que funcionan bien sólo en condiciones de un "estrés moderado", es decir, necesitan planear su actividad y los cambios inesperados los paralizan. Otros necesitan de una gran presión para trabajar correctamente. Independientemente de cuál sea el umbral individual, hay señales de alerta que no debes pasar por alto.

La persona hiperactiva tiende a manifestar su estrés excesivo siendo impaciente, habla fuerte, se exalta y -en ocasiones- se comporta en forma agresiva. El caso contrario, es el de quienes literalmente no saben decir "no puedo con esta otra actividad", por ejemplo, y a cambio tienen manifestaciones como insomnio, agotamiento, dolores de cabeza y estómago, describe la autora.

Tal vez lo has escuchado en otros momentos, pero es verdad: una de las reglas para controlar esta situación es entrenarte para definir prioridades y ser claro en cuanto a metas y resultados. Esto no se logra de la noche a la mañana, es una actitud que debes trabajar todos los días.

Empieza con aspectos concretos, como respetar tu tiempo para comer o no tomar nuevos proyectos si tu agenda de entregas no lo permite; si el jefe lo demanda, procura llegar a un acuerdo de tiempos explicándole que hay tareas imposibles de realizar (con calidad) de un día para otro.

Otro de los recursos es ser conscientes de la forma en que se generan tus emociones, si aprendes a identificar qué aspectos te sacan de balance, tendrás más posibilidades de mantener el estrés en un nivel saludable, sugiere Alemán.

Cuando los episodios de estrés duran poco o no aparecen con frecuencia representan poco peligro. Pero cuando vives en esta condición por tiempo prolongado, el cuerpo permanece en un estado de activación constante, lo que produce el desgaste de los sistemas biológicos.

De ahí que aparezcan cuadros de fatiga y pérdida de la habilidad del cuerpo para sobreponerse y defenderse ante una simple gripa, ejemplifica el médico cirujano por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Fernando González.

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