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Sindicatos mexicanos: los retos de 2012

Expertos dicen que este sector necesita demostrar su productividad y transparentar sus finanzas; prácticas como el clientelismo han acotado su poder de negociación y de ayuda a los agremiados.
mié 21 diciembre 2011 06:00 AM
Los sindicatos deben contribuir a mejorar las condiciones de trabajo de sus agremiados y transparentar el manejo de sus finanzas, advierten expertos. (Foto: Notimex)
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El movimiento sindical mexicano es débil. En 2005, un 10. 17% de la Población Económicamente Activa (PEA) estaba organizada bajo esta figura, y para 2011, la cifra sólo supera el 5%, de acuerdo con estimaciones de Alfredo Sánchez Castañeda, especialista en derecho social e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. La suma de sindicalizados de ambos sectores (privado y público) fue de 4.36 millones en 2005; 4.69 millones en 2008, y 4.6 millones en 2010, según el estudio ‘Tasa de Sindicalización en México 2005-2008', del académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Javier Aguilar García.

Las cifras hablan de que esta figura va en descenso y "ha sido desplazada a un rol marginal como actor social (...) además, su poder de negociación es muy limitado". Siete de cada 10 ciudadanos no confían en un sindicato, y sólo la policía y los partidos políticos tienen peores resultados, dice Svenja Blanke, representante de la Fundación Friedrich Ebert en México, especialista en asesoría a organismos sociales.  

Bajo ese panorama ¿en qué escenario se mueve este sector en el país? "Hay sindicatos cuyo reto es mejorar lo que hicieron en 2011, que están involucrados en procesos innovadores de evaluación de desempeño, desarrollo y capacitación. Sin embargo, hay otros que usufructúan el corporativismo y no tienen un concepto claro de su importancia", menciona Héctor González, abogado patronal y profesor de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública (EGAP) del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.

El sindicalismo presenta dos problemas: el escándalo de corrupción y la intervención del gobierno en asuntos internos, indica Blanke. Para González, actualmente los sindicatos se mueven en un universo donde están "los buenos, muy buenos, regulares, malos y muy malos".

En esa perspectiva, el principal reto que enfrentan a corto plazo, explica, es probar su valía y eficacia en una economía de mercado. Para ello, necesitan contribuir a mejorar las condiciones de trabajo de sus agremiados y transparentar el manejo de sus finanzas y gestión. Deben "democratizar su existencia, verse como una institución más que es objeto del escrutinio público", explica el académico del Tec.

Para Héctor González, los sindicatos deben fungir como "facilitadores" en la administración de las relaciones laborales. En su lugar, enfrentan viejas prácticas como la ausencia de transparencia, la sumisión frente al Estado y el clientelismo. Éstas "no han desaparecido, perviven en un nuevo contexto político y con otros significados", menciona Blanke.

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El reto más fuerte, afirma González, es dejar de concebirse como una instancia que chantajea, presiona y amenaza, para convertirse en un actor que plantea opciones a las empresas en términos de negocio. Si logra hacerlo "podrá justificar su existencia y permanencia".

En opinión de Blanke, asociaciones como la CTM (Confederación de Trabajadores de México) siguen mostrando renuencia a ‘sacudirse' la herencia corporativista y no se atreven a ingresar en una era más democrática.

González detalla que el desafío para todos los sindicatos en el 2012 no sólo se concentra en demostrar su productividad o transparentar sus finanzas, sino también comprobar los beneficios sociales que otorgan.

"El Sindicato de Ferrocarriles, con su plan de pensiones que debe financiarse anualmente, es una muestra de las ineficiencias que puede haber ante errores actuariales, y en las que se debe trabajar", expresa el abogado laboral.  

Respecto a la contienda electoral que tendrá lugar en México en 2012, Héctor González refiere que el sindicalismo no debe perder vigencia; al contrario, en el mediano plazo adquirirá importancia porque las curvas históricas y económicas así lo indican. Actualmente "el nivel de negociación con las autoridades se ha dado de manera razonable respecto a disminución de huelgas, por ejemplo. Pero los retos no están en la solución de controversias sino en lograr consensos", puntualizó.

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