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Tengo un mal jefe, ¿qué puedo hacer?

Los superiores controladores e inseguros limitan tus capacidades y desarrollo en una empresa; identifica los diferentes tipos y aprende a trabajar de acuerdo a sus expectativas.
mié 07 marzo 2012 06:02 AM
Los jefes paranoicos tratan a los empleados de acuerdo con el humor con el que se levantan cada día. (Foto: Thinkstock)
jefa mala (Foto: Thinkstock)

Nick, Kurt y Dale, personajes de la película Horrible Bosses (Quiero matar a mi jefe) tienen algo en común: quieren deshacerse de sus intolerables superiores. Fuera de la pantalla grande, muchos empleados pueden tener ese deseo, y es que tener el cargo de jefe no implica destreza para desempeñarlo. Los superiores dispuestos a intimidar a empleados para garantizar su supervivencia siempre han existido, y las crisis económicas generan que esa forma de gestionar aumente. A mayor presión financiera, más despidos y sobrecarga de trabajo, esto implica una relación cada vez más antagónica entre jefes y trabajadores , cita un estudio realizado en el departamento de psicología de la Universidad Estatal de Florida.

Los comportamientos de un superior poco profesional incluyen hacer comentarios negativos sobre el desempeño de un colaborador con otro empleado, y adjudicarse el crédito sobre el trabajo hecho por su equipo, entre otras conductas. En México, tres de cada 10 personas opinan que la peor conducta de un jefe es ser prepotente y mostrar poca disponibilidad para escuchar, refiere una encuesta del portal Trabajando.com, realizada entre 3,000 entrevistados.

Un jefe que obstaculiza el desarrollo de sus colaboradores tiene características particulares. Por ejemplo, quiere abarcar todo lo que sucede en el área, si no se le convoca para una reunión, aunque sea insignificante, reprende al colaborador.

Además, no acepta las críticas cuando la situación se torna difícil, y al reprender a su equipo se muestra intolerante o irrespetuoso, pero justifica su conducta bajo el argumento " lo digo para que mejores en el trabajo ", menciona el especialista en gestión de la Universidad de Stanford, Bob Sutton, en su libro The No Asshole Rule: Building a Civilized Workplace and Surviving One That Isn't (La norma Asshole; construir un lugar de trabajo civilizado y sobrevivir en el que no lo es).

Entre los tipos de jefes ‘tóxicos', destacan los siguientes, según Patricia King, la autora del libro Never Work for a Jerk (Nunca trabaje para un idiota):

1. Vive en la ‘inercia'. La primera categoría corresponde al superior que desconoce cómo delegar un proyecto y resultados esperados , por falta de experiencia o de interés en sus labores. Las instrucciones y objetivos concretos no existen cuando se labora bajo este esquema de trabajo.

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Recomendación. El colaborador debe mantener reuniones y comunicación frecuente con el jefe antes de entregar su trabajo, así, investiga las expectativas deseadas sobre su desempeño.

Por cada encuentro o correo enviado, el empleado debe definir ¿qué información quiero para hacer mis funciones? Debido a que la frustración en estos casos es segura, si se quiere continuar en ese trabajo también se recomienda indagar con otras personas qué espera el máximo director del área o empresa de los proyectos a su cargo. Así no se trabajará ‘doble'.

2. Usurpador. Ésta categoría es una de las más complicadas, porque no importa lo mejor que trabajes, la persona que tiene el poder engaña, miente y suele robarse el crédito de lo hecho por sus empleados. 

Recomendación. King señala en su obra que en estos casos se requiere manejar los hechos con ‘más delicadeza', pues el jefe aplicará la regla: "no es real lo que piensas o dices de mi". La sugerencia es buscar la forma en que otros en el área y empresa sepan de quién es la autoría de los resultados . Si la situación se vuele más compleja, antes de denunciarla o plantear un cambio de área o proyecto, reúne evidencia sobre lo que informarás.

3. Dictador sin límites. Es la persona que, además de controlar, desea demostrar que es mejor y gusta de hacer comparaciones ‘dañinas' entre los empleados, aunque no en forma abierta. Un ejemplo de su comentario es: ‘viste lo que entregó esta persona, es mucho mejor de lo que hemos visto años atrás'.

Recomendación. Busca defender tu posición y trabajo, con argumentos y sin entrar en su mismo juego. Para no involucrarse en su forma de ser, sólo hablen de metas en común y ve directo al tipo de contenido que quiere recibir en tus resultados.

4. Inseguro (a). Vivir bajo el temor que alguien desea hacerte daño puede convertirse en una paranoia, y el escenario se torna peor cuando quien experimenta esa sensación es el responsable de manejar un equipo. Son personas que se sienten amenazadas; piensan que serán despedidos y su colaborador los reemplazará. 

Recomendación. El temor del que es ‘preso' este jefe (a), lo orilla a conductas, como no impulsar la iniciativa de su gente, y limitar su crecimiento para que no "brille" el empleado en lo laboral. El reto es tratar de generar empatía con esa persona y hacerle ver que cumples con tus funciones, no deseas quedarte con su puesto, menciona Berenice Vallejo, psicóloga industrial. 

5. Bipolar. Son los jefes que tratan a los empleados de acuerdo con el ‘humor' con el que se levanten, los problemas en la oficina y la jerarquía que tenga la persona.

En ellos es común saludar muy bien a su personal un día y después ignorarlos ‘olímpicamente' aunque los tengan enfrenten.

Recomendación. Con este tipo de directivo hay que ser muy específicos al marcar tu postura, es decir, hacerle entender que estás en el trabajo por un objetivo común, y lo harás participe de cuanta actividad o situación requiera de su presencia, porque en el fondo lo que ellos viven es inseguridad o están inconformes con su rol.

En estos casos, el compañerismo entre jefe y subordinado es difícil porque el empleado siente eterna desconfianza de la actitud que tomará el superior.

La sugerencia es realizar el trabajo manteniendo una relación "cordial", pero sin pretender que serán amigos. Hay que estar preparado con un respaldo de tu trabajo, ante cualquier comentarios injustificado que el superior realice sobre el desempeño.

Vallejo explica que si el empleado quiere crecer en su organización, tiene que fijar estrategias para sobrellevar la personalidad de un superior con alguna de las características descritas, pues "el colaborador deberá adaptarse, no el jefe". El primero paso es identificar la "manía" o lo que molesta al superior, y actuar en forma contraria.

Por ejemplo, "si ese jefe tiene un síndrome de inseguridad, el empleado debe involucrarlo en todas las juntas, eventos o cambios que haya en los proyectos. La persona puede pensar que no es gran cosa hacer las modificaciones a un plan de trabajo, sin avisarle, para no quitarle tiempo. Para el jefe esa decisión implica un deseo ‘oculto' de omitirlo y tomar ventaja a sus espaldas", explica Vallejo.

También, dice, hay que identificar sus métodos de comunicación preferidos y hacer entender que, como empleado, te sumas a sus preocupaciones. Respecto a Recursos Humanos hay una regla: cuando te quejas por el comportamiento del jefe, este departamento llevará tal inconformidad hasta el superior, eso podría propiciar más problemas al empleado.

Lo mejor es buscar resolver las diferencias de manera independiente y con la asesoría de otro empleado, que pueda funcionar como un coach. Si la empresa tiene algún sistema de denuncia anónima se puede aprovechar esa vía, menciona la psicóloga industrial.

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