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En las finanzas, infancia es destino

La relación emocional de un profesionista con el dinero determina sus ingresos y desempeño laboral; 90% de las conductas que minan las finanzas como profesionista se aprendieron en la infancia.
mié 09 octubre 2013 06:01 AM
Los clientes que reciben el depósito mediante esta promoción, tienen la decisión de gastar o ahorrar el dinero que se ganaron. (Foto: Photos to Go )
niños ahorro escuela monedas dinero (Foto: Photos to Go)

El 90% de las conductas que ponen en peligro la estabilidad financiera del profesionista se relacionan con el vínculo emocional que estableció con el dinero desde pequeño, señaló el especialista en psicofinanzas Mario Pérez.

"Los comportamientos que se observan de los padres dejan una huella profunda, que sale en el manejo de los ingresos en la vida laboral", mencionó el autor del libro ‘Tu relación con el dinero'.

La forma de administrar el sueldo y hasta cómo cotizarse para un puesto se basan, principalmente, en emociones hacia el dinero aprendidas de niño, enfatizó Mario Pérez.

Hay una conexión entre cómo se genera dinero y la seguridad , agregó Berenice Vallejo, psicóloga por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en psicoanálisis. Por ejemplo, hay empleados que tienen una personalidad muy dinámica y siempre están enfocados en cumplir metas. Para ellos el dinero muchas veces es una protección ante el miedo de reflejar una imagen de incompetencia. 

Si los papás acostumbraron a sus hijos a cumplir sus demandas de dinero, aunque eso implicara un mal manejo de sus ingresos o agotarse sus recursos en los primeros días de quincena, es común que el hijo tenga dos actitudes: acostumbrarse a tener un ingreso fijo, gastarlo y no ahorrar, y establecer una dependencia económica con el trabajo. Un profesionista que se desvive por dar gusto a los jefes seguramente creció con la idea de que la recompensa está ligada a complacer. Es el típico caso del hijo "que guardaba los juguetes en su canasta porque los papás se sintieran bien, pero no por comprender el concepto de orden", ejemplificó.

Ese tipo de conductas se encuentran detrás de las personas que no trabajan bien si no sienten que están en buenos términos con su superior.

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Hay otros profesionistas cuya relación con el dinero se centra en ahorrar y ser austeros hasta en los bienes más necesarios, lo que refleja una necesidad de protegerse y no perder el control, agregó Berenice Vallejo.

Mario Pérez, quien tiene estudios en psicoeconomía, explicó que como se haya construido la autoestima del individuo influirá en cómo se cotizará en términos laborales en su etapa adulta. Hay candidatos que llegan por un empleo en una actitud de derrota, que en sus respuestas reflejan miedo, como si no tuvieran las tablas suficientes para defender el costo de su talento y conocimiento. "Esto tiene mucho vínculo en cómo se desarrolló la autoestima en la etapa de la infancia".

También está el caso de quienes creen que buscar un empleo fijo y corporativo es la única regla para contratarse. Son conductas aprendidas, las cuales se pueden  trabajar con prácticas como un análisis de fortalezas y debilidades para clarificar qué cualidades se tiene como empleado y qué le falta.

Mario Pérez da tres recomendaciones para cambiar aprendizajes que dañan tus finanzas:

1. Dependencia. Sentir que no hay posibilidad de abandonar un trabajo, por pésimo que éste sea, por cubrir deudas y llegar a la quincena con préstamos es señal de alerta para modificar la relación con el dinero, pero siendo más detallados, es decir, hacer un análisis de cómo se distribuyen los ingresos desde que se comenzó a trabajar, qué placer produce gastar y en qué, cómo manejaba la familia los ingresos salariales.

2. Casarse con una sola actividad. Otro error es pensar que una sola actividad será la fuente primordial de ingresos, y eso suele aprenderse de los padres acostumbrados a tener un mismo trabajo por muchos años.

Si como profesionista percibes que realizando otra actividad podría existir una mejor retribución, hay que perder el miedo y animarse a dar un giro de trabajo. Identificar en dónde están tus talentos y fortalezas naturales ayuda a definir qué otra actividad laboral podría sumar a tus ingresos.

3. Aferrarse a un modelo. Creer que el dinero nunca alcanza es el tercer error que orilla a replantearse su concepto. Si te resulta difícil cubrir el mes con tus ingresos, o caes en la tentación de romper tu presupuesto cada que visitas un centro comercial, es momento de invertir tiempo en entender qué patrones emocionales orillan a utilizar el dinero de cierta manera y cómo cambiarlos.


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