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Respaldo a migrantes, apuesta en Indiana

La universidad del estado creó un programa para que sus egresados tramiten la visa de trabajo en EU; el proyecto pretende retener nuevos talentos y evitar que estos regresen a sus países natales.
jue 20 febrero 2014 05:34 PM
El proceso de la visa puede disuadir fácilmente a los empleadores de presentar una oferta de trabajo a estudiantes internacionales. (Foto: Getty Images)
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Las universidades estadounidenses están formando a un número cada vez mayor de estudiantes extranjeros en sus aulas, pero apenas después de graduarse, muchos deben dejar el país como resultado de un arcaico proceso de visado que impide que muchos empleadores le den siquiera un vistazo a un egresado extranjero talentoso.

En un esfuerzo por simplificar el complejo proceso de inmigración que surge cuando los empleadores estadounidenses quieren contratar a estudiantes internacionales, la Kelley School of Business de la Universidad de Indiana ha establecido un programa puente denominado IU Immigration Bridge Program, una iniciativa destinada a conectar a los egresados de la escuela de negocios, los reclutadores corporativos y un despacho jurídico especializado en inmigración para simplificar el laberinto ‘tramitológico’ que tienen que vadear para obtener la visa H-1B y regularizar su situación.

El programa, que según Paul Binder, director adjunto de servicios de vinculación de la escuela Kelley, acercará a los estudiantes al empleo más pronto que tarde, orientará a su primera generación de egresados esta primavera.

Binder comenta que el programa no se concibió para resolver una problemática propia de la escuela. Los graduados de Kelley tienen pocos problemas para encontrar empleo. El año pasado, el 93% de sus graduados tenía una oferta laboral a los tres meses de haber terminado la escuela. (Binder no supo decir cuál era ese porcentaje tratándose de estudiantes internacionales).

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La Universidad de Indiana creó el programa, dice, para ofrecer recursos que faciliten el proceso de la visa, que a menudo puede retrasar o dificultar la contratación de estudiantes internacionales.

Una vez que un empleador se entera de que un posible fichaje necesita autorización para trabajar en Estados Unidos, “a veces recula un poco. No quieren contratarlo porque lo perciben como un proceso costoso y de mucho papeleo”, explica Binder.

Para que los estudiantes extranjeros puedan permanecer en Estados Unidos tras graduarse, necesitan el patrocinio de un empleador que avale la solicitud de una visa H-1B para profesionistas extranjeros cualificados.

Pero debido a que la visa cuesta una media de 4,000 dólares y sus tiempos de proceso son largos, los empleadores - en particular las pequeñas y medianas empresas que no cuentan con un gran departamento legal - rehúyen contratar candidatos internacionales, aún si están bien cualificados, dice Binder.

A través del programa puente, la Universidad de Indiana se ha asociado con el despacho de inmigración Fragomen, Del Rey, Bernsen y Loewy para ayudar a los estudiantes y sus posibles empleadores en el engorroso proceso.

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Una vez que los estudiantes internacionales reciben una oferta de trabajo real o están bajo la mira de un empleador, el trámite del visado se canaliza a Fragoman, y el bufete de abogados se encarga de gestionarlo en nombre del empleador a un precio reducido. (Binder no quiso revelar la tarifa.)

El concepto del programa - uno de los primeros de su tipo - responde a la creciente competencia entre los estudiantes internacionales por las visas de trabajo. Según la Brookings Institution, desde el año 2000 el número de estudiantes extranjeros que estudian en universidades de Estados Unidos ha crecido 49% (el 60% de ese crecimiento puede atribuirse a China y el 23% a la India). Las cifras recabadas por el organismo federal National Center for Education Statistics muestran que el porcentaje de “no residentes” en los programas de licenciatura y postgrado ha aumentado paulatinamente en los últimos años.

En 2012 poco más del 2.5% de los estudiantes de licenciatura eran estudiantes extranjeros en el 2012, en comparación con 2.15% en 2007. Cinco años atrás, los estudiantes extranjeros representaban el 11% de los inscritos en programas de postgrado, en 2012 la proporción creció a 11.4%.

En contraste, el número de visas disponibles para mantener en el país a ese creciente número de estudiantes una vez egresados se ha mantenido estancada desde 2007, cuando al tope de 65,000 visados H-1B para trabajadores internacionales cualificados se agregaron 20,000 visas más reservadas específicamente para egresados de las universidades estadounidenses.

Durante la recesión no todas esas 85,000 visas se agotaban, pero ahora que la economía se está recuperando y las empresas están contratando de nuevo , hay un excedente de solicitantes. Los visados se expiden en orden de recepción, pero durante el período más reciente de solicitud de visas H-1B, que comenzó en abril pasado, el tope se alcanzó en una semana, apunta Neil Ruiz, investigador de la Brookings Institution. Por tal razón se eligieron los receptores del visado mediante sorteo. Cuarenta mil aspirantes fueron rechazados sin más opción que intentarlo de nuevo este año.

El proceso de la visa puede disuadir fácilmente a los empleadores de presentar una oferta de trabajo a estudiantes internacionales. “Los empleadores del sector privado buscan en universidades como Indiana y Purdue estudiantes en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas [conocidas bajo el acrónimo inglés STEM], pero cuando van a contratar se dan cuenta de que muchos de los estudiantes son extranjeros y tendrán que competir por una visa”, dice Ruiz.

“Lo que hace el actual sistema de inmigración , especialmente para los estudiantes extranjeros que realmente quieren quedarse y trabajar, es crear muchísima incertidumbre. Y para que la economía crezca, la incertidumbre es mala”, indica.

La Brookings Institution halló que en el año 2010, 342,968 estudiantes extranjeros de nuevo ingreso accedieron a la visa F-1 para buscar el grado de licenciatura, maestría o doctorado. En ese mismo año, sólo 26,502 de las 76,627 nuevas visas de trabajo H-1B fueron a las manos de estudiantes extranjeros.

“El destino de los estudiantes extranjeros que no reciben visas H-1B no está claro.” En Estados Unidos no tenemos un sistema de inmigración de salida. Te dan permiso para entrar, pero no sabemos si alguien se fue, y si se va, no sabemos por qué”, dice Ruiz.

No es de extrañar, entonces, que la Universidad de Indiana quiera facilitarles a los estudiantes extranjeros la vinculación laboral en Estados Unidos. “La universidad ahora tendrá la oportunidad de llenar el vacío de información sobre el tema de los visados,” dice Ruiz. Hay una gran cantidad de obstáculos que los estudiantes y los empleadores tienen que superar para obtener una visa. Y al menos para los estudiantes de la Universidad de Indiana, la desinformación no será uno de ellos.

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