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El costo psicológico del desempleo

El 20% de los desempleados a largo plazo reciben tratamiento psicológico, revela un sondeo; la clave para superar este sentimiento es ver más allá del trabajo que se perdió, dicen expertos.
vie 15 agosto 2014 06:04 AM
Solucionar el desempleo entre jóvenes es un aspecto vital para evitar crisis sociales, dicen organismos internacionales. (Foto: AP)
desempleo (Foto: AP)

Cuando Ray Camp perdió su trabajo en un proveedor de Dell en el apogeo de la recesión, eso cobró un precio sobre su alma y sobre su familia.

Después de casi cuatro años de búsqueda, lo único que encontró fueron turnos de 16 horas de trabajo cada dos semanas en una empresa a horas de distancia de su casa en Nashville, Tennessee.

Estaba terriblemente deprimido y se sentía inútil. Su mal humor lo hizo difícil de soportar y puso tensión sobre su familia.

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Su historia es común entre 3.1 millones de estadounidenses que han estado desempleados durante más de seis meses.

“Todo el mes de diciembre y enero, simplemente estuve acabado”, dijo Camp. “Me culpaba a mí mismo por ello (la búsqueda de empleo)”.

Estar sin trabajo durante mucho tiempo es terrible para la salud mental, según estudios.

Apenas el mes pasado, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, expresó su preocupación por la salud de los estadounidenses que llevan desempleados demasiado tiempo, al decir que “experimentan un trauma psicológico excepcional”.

Dijo: “Para las personas, sus empleos son a menudo sus identidades”.

Pero lo que Camp descubrió recientemente podría ayudar a otros en su situación a afrontarla mejor. Y todo lo que se necesitó fue un cambio en su pensamiento

En febrero, Camp finalmente decidió que ya no sería un buscador de empleo fracasado, sino un nuevo jubilado. Después de cuatro años, aceptó la jubilación y comenzó cobrar cheques de seguridad social, debido a que también había cumplido 62 años.

“Una vez que finalmente caí en la mentalidad de que nunca tendría que enfrentar otro rechazo de nuevo, empecé a sentirme al 100%”, dijo Camp, quien ahora dedica las horas que gastaba en la búsqueda de empleo a jugar con sus nietos y cortar su césped.

Conseguir que los desempleados a largo plazo amplíen su sentido de identidad y se vean más allá de su antiguo trabajo es clave para ayudarlos a lidiar con la ansiedad o la depresión, dijo Robert C. Chope, un profesor de psicología retirado que fundó el Career and Personal Development Institute en San Francisco.

Pero el renovado sentido de identidad de Camp no se extiende a todas las personas.

Alrededor del 20% de los desempleados a largo plazo dicen que están deprimidos o que reciben tratamiento para la depresión; el doble de aquellos desempleados durante cinco semanas o menos, según la encuesta del Índice de Bienestar de Gallup-Healthways publicada en junio.

“El desempleo puede conducir a un enorme depresión. Las personas pueden tener noches llenas de ansiedad y todo se debe a la pérdida de identidad”, dijo Chope, autor de Family Matters: The Intertwining of the Family With Career Decision Making. Hay una sensación de desesperanza cuando la gente piensa que estará una generación atrasada cuando consigan trabajo”.

La ansiedad de buscar empleo tiende a ser peor para los mayores de 50 años, quienes se enfrentan a la discriminación por edad y pasan más dificultades para encontrar empleo que paguen salarios cercanos a lo que ganaban.

El desempleo de larga duración también está vinculado a tasas más altas de suicidio entre la totalidad de los estadounidenses. Pero un informe del Gobierno federal encontró que las tasas de suicidio aumentaron en casi 50% entre los estadounidenses entre los 50 y los 59 años en el apogeo de la altura de la recesión en 2010 , y 37% para las personas de entre 60 y 64 años, en comparación con las tasas de suicidio entre esos grupos de edad en 1999, un periodo más económicamente generoso para los estadounidenses.

Jean Walker tenía 62 años cuando fue despedida de su trabajo como analista financiera en United Technologies. Ella batalló por encontrar trabajo durante meses. Dijo que buscar un empleo a sus 60 años fue una de las experiencias más desmoralizantes que ha enfrentado.

“Te estás entrevistando con personas en sus treintas y puedes ver que están pensando: “Usted podría ser mi madre, y yo no quiero que mi madre trabaje para mí”, dijo Walker, quien vive en Florida y eventualmente se retiró, después de dos años trabajando en un empleo en el que ganaba un tercio de su salario anterior.

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