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Avanza en tu trabajo con todo y un jefe dominante

Si un superior intimida, es autoritario e impulsa poco puede detener el ascenso de sus subalternos; evadirlo no es la solución, tomar la iniciativa y encontrar otras vías para subir puede ayudar.
vie 03 julio 2015 06:00 AM
Un síndrome de las empresas desconfiadas es ver duplicado el trabajo. (Foto: iStock by Getty Images)
JEFE Y EMPLEADAS (Foto: iStock by Getty Images)

Mal comunicador, inseguro y obsesivo con ciertos temas de trabajo son características de un superior dominante y autoritario , y cinco de cada 10 empleados renuncia a sus proyectos de crecimiento por un jefe de este tipo, refiere una encuesta de Gallup.

“Las relaciones entre jefe y empleado implican, de por sí, una dosis de paciencia y comprensión, pero con el jefe que cree tener la razón siempre, el autoritario, la situación llega a ser intolerable por su incapacidad para negociar”, indicó Martha Gil, coach especializada en aprendizaje organizacional.

El trabajo es un ‘caldo de cultivo’ para que se dispare el tono autoritario de un superior porque existen ingredientes que estimulan ese sentimiento, como el deseo de poder y la ambición. Pero también porque son pocas las empresas con una cultura clara de comunicación entre pares y con tolerancia a que la gente se equivoque, detalló Kevin Martin, director de investigación del Institute for Corporate Productivity en Estados Unidos.

El jefe dominante en la actualidad es más sutil,  no llega a la oficina gritando e insultando, su estrategia se enfoca en culpar, impulsar poco o nada los planes de otros. También puede manipular, una forma de agresividad no manifiesta y la más difícil de reconocer porque el jefe no se ve molesto, pero hace un chantaje emocional, indicó Martha Gil.

Los especialistas en gestión refieren que la “evitación sistémica” es la actitud más común de un empleado ante ese tipo de jefe y consiste en tratar de coincidir lo menos posible con ese superior aunque, contradictoriamente, sea él o ella a quien se debe reportar resultados.

“Es el típico empleado que sólo va a la oficina del jefe por algo estrictamente profesional, no le gusta convivir con él en ningún otro aspecto”, precisó Martha Gil.

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Evadir al jefe no es una conducta que el empleado pueda sobrellevar de por vida, menos si le interesa un aumento, colaborar en nuevos proyectos o áreas. Durante su participación en el Talent Management Summit, realizado por Latam Business School en México, Kevin Martin sugirió estos principios para lograr que tus proyectos de ascenso o movilidad laboral no sean frenados:

1. Si tu jefe no ve el cambio, hazlo tú. “Cuando tu cabeza está tan enterrada en que tu empresa es lo máximo y lo único, eres incapaz de redimensionar qué pasa afuera”.

Adaptarse es una cualidad de las empresas y los profesionales altamente ágiles, de acuerdo con el director de investigación del Institute for Corporate Productivity.

Entre 40% y 50% de tu tiempo a la semana tendría que enfocarse en definir planes para descubrir nuevas oportunidades en tu área y en investigar cómo adaptarte laboralmente a ellas. Ese empoderamiento ayuda a liberarse de jefes que condenan la equivocación en los empleos, dijo Kevin Martin.

2. Olvídate de los cambios mágicos. El mal ambiente en una empresa “se come cualquier estrategia”, por brillante que ésta sea, explicó el director. Entonces por qué esperar a que por arte de magia el jefe cambie, mejor piensa como las empresas.

Ocupa términos como satisfacción al cliente. ¿Qué haces tú para entender el lenguaje del jefe y aprender a manejar ‘asertivamente’ una diferencia o problema? O ‘rentabilidad’, cuestiónate si alguien fuera de ese lugar podría estar aprovechando mejor tus proyectos. Quizá en esa oficina ni tus conocimientos, ni tu perfil, resultan ya rentable.

3. Define una nueva ecuación de valor  Un profesional o empresa que libra obstáculos en su ascenso tiene como cualidad explorar el “pensamiento anticipado”, comentó Kevin Martin. Esto se logra, entre otros ejercicios, haciendo un listado de las competencias que aún no tienes pero podrías desarrollar, acorde a las áreas de oportunidad que detectas y las amenazas profesionales que vives en tu entorno.

Lo importante es decir cuál es la nueva ecuación profesional que te definirá en los próximos tres a cinco años. En esa ecuación ya hay deseo de innovación y transformación por parte del empleado, competencias que empujan a nuevos proyectos aun cuando su empresa no lo fomente.

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