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Países emergentes atraerán capital

Mientras las economías de Estados Unidos y Europa sufren, los inversionistas buscan otros rumbos; las inversiones en países como China, India y Brasil ofrecen mayor rendimiento... y mayor riesgo.
lun 19 diciembre 2011 06:02 AM
En el mundo desarrollado, los flujos internacionales de capital se inclinan hacia los préstamos bancarios transfronterizos, que son hasta cuatro veces más volátiles que la inversión extranjera directa. (Foto: Thinkstock)
dinero mundo (Foto: Thinkstock)

Hoy en día, esencialmente, dos economías globales coexisten lado a lado. Estados Unidos y los demás países desarrollados continúan luchando contra un alto desempleo, capacidad laboral ociosa, deprimidos mercados de vivienda y un crecimiento anémico. El crédito sigue siendo estrecho en muchas partes del mundo desarrollado, a pesar de la presencia de tasas de interés históricamente bajas. Las naciones europeas cargadas de deudas representan un riesgo creciente para cualquier persona expuesta a su sistema bancario (ver: Corzine, MF Global, El Infame Final ).

En contraste, la crisis financiera global ha "dejado heridas no duraderas" en China, India, Brasil y otras economías emergentes, según un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los mercados emergentes estaban en su mayoría en mejores condiciones que sus avanzados homólogos antes de la crisis, con menos deuda pública, mayores tasas de ahorro interno, y exportaciones más fuertes. En muchas capitales del mundo en desarrollo, los políticos se preocupan más por que sus economías estén sobrecalentadas que porque estén estancadas. Las cifras cuentan la historia: El FMI espera que la economía mundial crezca a una tasa anual del 4.5% este año y el próximo. Sin embargo, es probable que las economías desarrolladas vean un crecimiento anual de sólo 2.5%, frente al 6.5% de los países en desarrollo.

¿Qué significa todo esto para los inversores? Un nuevo estudio realizado por el McKinsey Global Institute sugiere que las economías emergentes serán el lugar para invertir en la próxima década. Los países en desarrollo ya están acumulando activos financieros a un ritmo mucho más rápido que los centros bancarios tradicionales como Nueva York, Londres y Tokio. El monto total de las acciones, bonos y préstamos globales aumentó en 11 billones de dólares el año pasado a 212 billones de dólares. Sin embargo, la participación de las economías maduras aumentó sólo en 3.9%, en comparación con el 13.5% en los países en desarrollo, los cuales, por supuesto, crecieron desde una base mucho menor. Si bien es cierto que el mundo 'rico' sigue contando con un 79% de los activos financieros del mundo, se espera que la participación de las economías emergentes casi se duplique, pasando del 21% actual a un 36% en 2020.

Un desafío: los inversionistas locales en los mercados emergentes tienden a poner más de su dinero en cuentas bancarias y valores de renta fija en lugar de en el mercado de valores. ¿Serán capaces las empresas de recaudar el capital suficiente para mantener en marcha el crecimiento? La apuesta es que los inversionistas de mercados emergentes con el tiempo se abrirán a la renta variable, asumiendo por supuesto que los intercambios de Asia y América Latina puedan aumentar la confianza de los inversores mediante la adopción de estrictos requisitos de cotización.

Puede que ya esté empezando a suceder. McKinsey informa que China es el nuevo líder mundial en ofertas públicas de acciones (OPI), con 125,000 millones de dólares recaudados el año pasado (Estados Unidos, por el contrario, recaudó solamente 35,000 millones de dólares). Empresas occidentales, como Glencore y Prada han enlistado acciones recientemente en la Bolsa de Hong Kong. Y Coca-Cola está estudiando una cotización bursátil en Shanghai. Para tener una visión de hacia dónde se dirige el mundo del dinero, sigue leyendo.

¿Qué tan volátiles son los mercados emergentes?

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Cualquier inversionista suficientemente afortunado para haber sobrevivido a la crisis financiera asiática del 97 no puede ser culpado por una renuencia a invertir en el mundo en desarrollo. De un momento a otro, administradores de dinero en Nueva York y Londres retiraron capital especulativo de naciones del sudeste asiático muy endeudadas, provocando la quiebra de empresas y la ruina de inversionistas. Comprar acciones y bonos en mercados como Brasil, Rusia, India y China sigue siendo riesgoso para los inversionistas individuales, especialmente en tiempos de crisis económica mundial.

Sin embargo, desde un punto de vista macroeconómico, el nuevo estudio de McKinsey polémicamente argumenta que los flujos de capital hacia los mercados emergentes ahora son menos volátiles que los flujos hacia las economías desarrolladas. ¿Por qué? Los mercados emergentes atraen a un mayor porcentaje de inversión extranjera directa (IED). Los inversores globales que compran participaciones en bienes duraderos como fábricas y minas representan actualmente una mayor proporción del flujo de capital hacia los mercados emergentes que los préstamos transfronterizos y compras de bonos y acciones.

En el mundo desarrollado, por el contrario, los flujos internacionales de capital se inclinan hacia los préstamos bancarios transfronterizos, que son hasta cuatro veces más volátiles que la inversión extranjera directa, según McKinsey. Basta con recordar lo que sucedió durante la última crisis financiera. Para el inversionista individual, el crecimiento del IED representa un voto de confianza en la economía local. Así es cómo se están colocando las grandes apuestas de inversión:

Buscar altos rendimientos en el mundo

En los próximos años, los inversores de bonos podrían encontrar los mejores rendimientos en los mercados de deuda de los países emergentes; aunque no sin algunos riesgos. ¿Por qué? Abundarán las oportunidades para aprovechar el crecimiento de las empresas nuevas y establecidas. El valor total de los bonos corporativos y de los activos titulizados aporta el 7% del PIB en los mercados emergentes, frente al 34% en Europa y 108% en Estados Unidos, de acuerdo con el McKinsey Global Institute. Las empresas en el mundo en desarrollo tendrán que pedir prestado para seguir construyendo aeropuertos, ferrocarriles y fábricas.

El riesgo, por supuesto, es que muchas de estas empresas operan bajo las normas de contabilidad liberales -por decir lo menos- y hacen negocios en naciones que son políticamente inestables. En China, los expertos temen una burbuja de deuda. Las empresas han estado en una racha de construcción, tomando préstamos para construir torres residenciales y de oficinas, fábricas de acero y fábricas de automóviles.

La desaceleración de la economía china podría hacer que esta burbuja de deuda estallara. Dicho esto, los inversores cautelosos y pacientes que buscan un mayor rendimiento en renta fija, que actualmente pueden ser conseguidos al invertir en bonos corporativos en Estados Unidos, Europa y Japón, podrían aprovechar el crecimiento más dinámico de los mercados emergentes del mundo.

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