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¿Por qué conviene hacer un testamento?

Cuando se empieza a crear una familia es un buen momento para poner en orden la herencia; el primer paso es decidirse, buscar asesoría, escoger albacea y saber a quién se dejará qué.
vie 16 noviembre 2007 04:22 PM
Atender a un bebé puede ser una tarea ardua. (Especial)

A la familia de César Manjarrez y Adriana Rivera acaba de sumarse un nuevo integrante. Con Leonardo ya son tres, y sus padres, sin darse cuenta, están preparados para afrontar las responsabilidades inherentes.

“En lo primero que pensé fue en cambiar las alfombras del departamento”, cuenta Adriana, quien no podía imaginar a su bebé gateando en el piso, que no cambiaron cuando compraron su departamento. Luego su esposo adquirió un seguro de vida con ahorro para el retiro.

“Queremos dejarle a Leonardo asegurada la educación y experiencias como viajar”, dice la nueva mamá. César añade riéndose, “cualquier cosa que nosotros le dejemos, en un futuro le va a ayudar, pero ojalá que él no lo esté esperando”.

El seguro de vida que tiene la pareja asigna beneficiarios en caso de que ellos falten, y la previsora madre ya sabe que le convendría establecer un albacea que, en el caso de que ellos fallecieran, se encargaría de administrar la herencia. 

Pocas personas piensan en un testamento cuando tienen un bebé, normalmente están preocupados por la carriola, los pañales y, quizá, la forma en la que ahorrarán para la guardería. Adriana y César tampoco lo han pensado mucho, pero como ella heredó un bien inmueble, ya tiene un testamento.  

“Casi siempre el testamento se hace porque vas a viajar, porque te van a operar u otra circunstancia que te ponga en riesgo. Pocas personas lo hacen sin un escenario que los obligue”, dice el abogado Édgar González Peredo.

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La imagen que se tiene del testamento es como la de un cuadro del siglo XVI: un hombre en su lecho de muerte y alrededor de él su esposa e hijos, el cura y el notario, quien debe dejar por escrito los últimos deseos del moribundo. Con 1,200 notarios en todo México encontrar uno a las cinco de la mañana a unas horas de la muerte es casi imposible. El testamento hay que hacerlo desde que se tiene algo que heredar y una persona a quien dejárselo.

“La asociación con la muerte y el testamento resulta en que las personas piensen que éste se debe hacer cuando esté cercano el fallecimiento”, menciona Óscar Méndez, presidente del Instituto Mexicano de Estudios Patrimoniales (IMEP).

Esto ha impedido que se reconozca como herramienta previsora y para no heredar sólo problemas. “El testamento se hace a futuro, ahora quizá no tienes nada, o tienes pocas cosas, pero va a incluir tus bienes presentes y futuros, al igual que a tus hijos presentes y tus hijos futuros”, explica González Peredo.

Cuando una persona deja su testamento hecho ante notario manifiesta su intención y por lo general se respeta la voluntad del testador. “Las leyes tienen sus límites y habrá quienes busquen la manera de conseguir lo que quieren, eso depende de cada persona. Como instrumento que es, garantiza que la voluntad del que deja la herencia se cumpla, más allá de lo que le parezca a quien sea, y previene abusos”, comenta Méndez.

Otras figuras a considerar

César y Adriana están de acuerdo en que lo más importante no es tener un departamento que le puedan dejar a su hijo Leonardo, sino una familia feliz que le dé experiencias y conocimiento. Lo que quieren es “abrirle caminos emocionalmente, lejos de tener sólo cuatro paredes o una cuenta de banco”, explica Adriana, aunque su esposo puntualiza que, en realidad, hacen las dos cosas. “No planificamos tener bienes inmuebles, han sido una consecuencia de ahorrar y de hacer nuestro trabajo. En el fondo, lo que yo hice con el seguro de vida y ella con su ahorro es eso”, considera él.

El testamento de Adriana tiene una cláusula que incluye a los hijos que ella pudiera tener, y lo hizo antes de embarazarse. Óscar Méndez recomienda y reconoce la importancia de “ver el testamento hacia delante, al estar pensando en los hijos de los hijos se pueden prever las circunstancias”.

Además de pensar en un albacea, César y Adriana deben pensar en un tutor. Para escoger a quien cumplirá estas funciones, hay que considerar su solvencia moral y económica, así como la capacidad para administrar los bienes, advierten Méndez y González Peredo.

El IMEP también recomienda establecer sustitutos de albaceas, tutores e, incluso, de los propios herederos en el testamento.

Desde el principio

El primer paso es decidirse a hacer el testamento; escoger al albacea y los tutores; saber a quién se le dejará qué, y buscar asesoría con un notario.

La Secretaría de Gobernación (Segob) define el testamento como “el documento donde se plasma la decisión de una persona con respecto a su patrimonio, designando a las personas que lo recibirán en el momento de su muerte. Su finalidad básica es que el patrimonio perdure”. El notario es con quien se inicia el proceso formal.

La primera garantía del testamento es que se redacta ante notario, quien tiene la obligación de secrecía, como los curas o los sicólogos, y de no ser respetado puede tener consecuencias legales. Además, al ser un documento notariado, tiene folios y números de registro, una segunda garantía.

Tanto Méndez como González Peredo coinciden en que la asesoría es indispensable porque cada caso tiene requisitos o necesidades distintas. El abogado González Peredo siempre hace una recomendación práctica: agregar al testamento como anexo una lista de los bienes que tiene el testador, incluyendo cuentas bancarias, documentos, joyas, derechos de crédito, etcétera.

Para tener en cuenta

Durante septiembre, gran parte de los notarios del país cobran una cuota fija, 1,200 pesos, por la elaboración de testamentos, gracias a la campaña de ‘Septiembre, mes del testamento’, que ha permitido sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de este instrumento. El resultado es que la mayoría de los testamentos en el país se hacen en ese mes. “La gente no se muere sólo en octubre, sino todo el año. Y, en general, si a una persona se le fue septiembre para hacer su testamento no lo hace en octubre, lo deja para el próximo septiembre”, dice González Peredo.

César y Adriana ya no piensan en bienes y patrimonio, ahora lo contabilizan en unidades de pañales o cobijas, pero lo importante es que están preparados para prever todos los escenarios.

“Lo más importante es que hemos platicado qué es lo que queremos antes de enfrentarlo”, comenta César.

La recomendación que hacen a otras parejas que empiezan a formar una familia es tener un hábito del ahorro y planificar siempre. Lo que agradecen los dos es que sus padres los educaron a ser previsores.

“Mi papá ha hecho reuniones familiares, de sentarnos a todos, desde los abuelos hasta los sobrinos más chicos, sobre la importancia del ahorro”, dice Adriana. El testamento es sólo otra herramienta para poner en práctica esos consejos.

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