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El conflicto de palabras en Corea podría convertirse en guerra: analista

El director del Centro de Investigación Coreana dice que la guerra de palabras en Corea podría convertirse en un conflicto bélico
mar 25 mayo 2010 10:41 PM
Aunque no se dispara un tiro en décadas, la Guerra Coreana sigue, dice un exper
Aunque no se dispara un tiro en décadas, la Guerra Coreana s Aunque no se dispara un tiro en décadas, la Guerra Coreana sigue, dice un exper

La guerra en Corea comenzó hace 60 años, el 25 de junio de 1950, y no ha terminado. La lucha en la península de Corea pudo haber terminado con el cese al fuego en julio de 1953, pero desde entonces, tanto Corea del Norte como Corea del Sur mantienen una tensa tregua armada, con la posibilidad del inicio de una guerra que depende de un gatillo.  

El hundimiento de la nave surcoreana Cheonan, el 26 de marzo, muestra lo volátil que sigue siendo la situación entre el norte y el sur. Apenas la semana pasada, un equipo investigador internacional concluyó que fue el resultado del ataque de un torpedo de Corea del Norte.

Existe un verdadero peligro de que la guerra actual de palabras se intensifique llegando a ser un conflicto bélico, lo cual sería una catástrofe para la región.

Pero si todos los involucrados -incluyendo Estados Unidos- se retiran, esta tragedia puede presentarse como una oportunidad para desactivar las relaciones tensas con Corea del Norte y reactivar las conversaciones que han quedado pendientes durante los dos últimos años.

El desastre del Cheonan causó la protesta y enojo de Corea del Sur.

El 24 de mayo, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung Bak pronunció un discurso muy fuerte a sus conciudadanos, afirmando que no tolerará ninguna provocación de Pyongyang y que podría ir de la “defensa pasiva a la disuasión activa”.

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“Ejerceremos nuestro derecho de defensa si se violan nuestras aguas territoriales, el espacio aéreo o el territorio”, dijo el mandatario.

Lee afirmó que el hundimiento del Cheonan, en el cual murieron 46 marinos, es una violación a la Carta de las Naciones Unidas y del Armisticio Coreano de Guerra, y comentó que visitaría al Consejo de Seguridad de la ONU para solicitar el apoyo internacional en la condena de Corea del Norte.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, pidió a Corea del Norte enfrentar las “consecuencias” de este ataque.  

Pero Corea del Norte niega su participación en el incidente, reclamando que la investigación ha sido fabricada para minar las relaciones intracoreanas y facilitar una guerra contra el norte.

Hasta el momento, China ha sido neutral en los resultados de la investigación, llamando al incidente una “tragedia” pero rechazando culpar a Corea del Norte y pidiendo calma en ambos lados.

Sin el apoyo de China, no se realizará ninguna acción en contra de Corea del Norte a través del Consejo de Seguridad de la ONU (China es una de las cinco naciones que tienen el poder de veto en el Consejo).

China apoyó dos rondas de las sanciones de la ONU en contra de Pyongyang, después las pruebas nucleares de Corea del Norte en 2006 y 2009, pero es poco probable que apoye las sanciones en esta ocasión.

Corea del Norte niega su responsabilidad por el incidente y China ve la evidencia como poco concluyente. Además, es difícil de prever la presión económica y diplomática que se ejercerá contra Corea del Norte, que hace frente ya, a fuertes sanciones previas.

Contrario a lo que se piensa, Corea del Norte no se enfrenta a un desorden político o al declive económico. Kim Jong Il parece estar completamente al cargo, y las cosechas de los dos últimos años han sido relativamente buenas. Fuentes chinas estiman un incremento substancial en la producción industrial de Corea del Norte durante el año pasado.

Lo que pudo haber motivado el ataque al Cheonan, no fue un acto de un régimen desesperado o dividido, y las fuertes sanciones solicitadas por el presidente Lee – incluso si China decidiera apoyarlas y hacerlas cumplir – probablemente no conseguirán que Pyongyang admita su responsabilidad en el ataque o el cambio de su comportamiento.

Los alcances del conflicto

Hay un peligro latente en la guerra de palabras, que puede transformarse en una guerra de tiros.

Con más de 1 millón de soldados, sólo separados por la Zona Desmilitarizada entre el norte y el sur, la presencia de 29,000 soldados de Estados Unidos en el sur y Corea del Norte dotado de armas nucleares, las consecuencias de revivir la guerra de Corea serían catastróficas para la región entera del noreste de Asia.

El incidente del Cheonan ha reforzado la cooperación Estados Unidos-Corea del Sur y Estados Unidos-Japón para disuadir a Corea del Norte.

Pero la disuasión puede parecer una provocación, y en un ambiente de tensión volátil, un cálculo erróneo mínimo podría generar un desastre. La cólera y el desprecio pueden ser comprensibles, pero sus decisiones deben prevalecer frías. Millones de vidas están en juego.

En lugar de confrontarse profundamente, esta tragedia puede ser la oportunidad para reiniciar las pláticas de negociación con Corea del Norte para que elimine su programa nuclear, y para promover seguridad y cooperación con sus vecinos.

Corea del Norte nunca ha admitido actos de terrorismo en el pasado, y no podemos esperar que acepten esta responsabilidad y se disculpen por el hundimiento del Cheonan como condición previa para las negociaciones.

En su lugar, la comunidad internacional debe tomar ventaja de la buena voluntad de Kim Jong Il para retomar las negociaciones multilaterales, suspendidas en 2008, como una forma para reducir la tensión en la península de Corea. Es tiempo de terminar con la Guerra de Corea, y no comenzarla de nuevo.

*El autor es profesor de historia y director del Centro de Investigación Coreana de la Universidad de Columbia. Ha escrito varios libros sobre Corea del Norte y Corea del Sur. Actualmente escribe un libro sobre las relaciones exteriores desde la Guerra Coreana.

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