El abogado de la mujer condenada a ser lapidada busca refugio en Turquía
Una corte iraní podría dictar su veredicto final el jueves, en el caso de Sakineh Mohammedie Ashtiani , sentenciada a muerte por lapidación en Irán por supuestamente haber cometido adulterio.
El caso se sometió a revisión después de que su abogado, Mohammad Mostafaei, la ayudara a lanzar una campaña para limpiar su nombre. Ahora, mientras los dos hijos de Ashtiani esperan noticias sobre el destino de su madre, la familia de Mostafaei también debe esperar para escuchar noticias sobre su propio destino.
Esto se debe a que Mostafaei, un prominente abogado defensor de los derechos humanos, fue detenido el miércoles en un reclusorio en Estambul, Turquía, donde pidió asilo, dijo Metin Corabatir, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Turquía.
La agencia informó que supuestamente entró al país con documentación inapropiada.
Turquía no exige visa para que los ciudadanos de su vecino, Irán, entren al país. Como resultado, es el primer lugar al que llegaron cientos de iraníes en el último año, después de que su gobierno tomara medidas duras contra los activistas de la oposición y contra los críticos.
Los grupos de derechos humanos piden a las autoridades que garanticen su solicitud de asilo porque, dicen, podría correr un grave peligro si es obligado a regresar a Irán.
Aún no se sabe si algún país está dispuesto a aceptarlo. Mostafaei comenzó a esconderse el 24 de julio, después de haber sido interrogado en la prisión Evin, en Irán, el mismo día que se realizaron campañas en todo el mundo para llamar la atención sobre el caso de Ashtiani.
Se supone que su esposa y cuñado fueron arrestados esa noche en su oficina en Teherán, mientras intentaban recoger sus pertenencias. El gobierno iraní libero a su cuñado pero grupos de derechos humanos informaron que su esposa sigue cautiva como garantía para que Mostafaei regrese.
En una carta que circula abiertamente, supuestamente escrita por Mostafaei y publicada en Internet, el abogado acusa a las autoridades iraníes de tener a su esposa en calidad de “rehén”.
También explicó por qué tomó la dolorosa decisión de dejar a su esposa en Irán.
“A pesar del arresto de la persona que más quiero en el mundo, decidí no poner un pie en ninguna institución judicial donde los interrogadores no respetan leyes básicas”, escribió.
“La toma de rehenes nunca es legal. Decidí no aparecer a menos que la oficina de los interrogadores intente venir y arrestarme en el refugio que construí para mí mismo”, dijo Mostafaei.
A principios de julio, CNN preguntó a Mostafaei si temía por su seguridad después de haber llamado tanto la atención en el caso de Ashtiani, quien fue recluida por adulterio en 2006 y fue condenada a muerte por medio del terrible método de lapidación.
Mostafaei dijo a CNN que conocía los riesgos, pues había sido detenido en el pasado, después de la confusión sobre las elecciones en Irán en junio de 2009. Agregó que eso no le impediría seguir defendiendo los derechos humanos, pero que esa lucha lo obligaba a salir del país que llama hogar.
En la carta, Mostafaei pidió a gritos al gobierno iraní y a Dios por su destino. “En los últimos años, todos mis pensamientos se han dedicado a salvar gente que no merece morir”, escribió.
“Estaba tan ocupado salvando a estas personas que casi no tenía tiempo para ver a mi querida esposa e hija… Para alguien que siempre ha trabajado a favor de la justicia y de los intereses de la República Islámica, ¿así es como se me paga mi por amor a Dios y por mis acciones de amor a la humanidad?”.
“Te dejo a ti y a mis interrogadores a merced de Dios, el creador. Espero que no dejen que mi hija llore por su madre, pidiendo por ella todo el tiempo. Ella necesita a su madre. Si esta separación de su madre la lastima, ustedes cargarán con ese pecado”, dijo.
El gobierno iraní no ha hecho comentarios sobre la detención de la esposa de Mostafaei.
Mientras tanto, activistas de derechos humanos piden a la comunidad internacional que no se olvide de Ashtiani, quien pronto podría morir, ni del hombre que intentó liberarla.
