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En Chile, el amor mueve el sol y las estrellas

El novelista chileno, Arturo Fontaine, dice que hay malos (la empresa) y buenos (los mineros) en la saga
sáb 16 octubre 2010 01:13 PM
noche copiapo
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Nota del editor: Arturo Fontaine, es un novelista, poeta y ensayista chileno. Su más reciente novela, La vida doble, fue publicada este año en España por Tusquets. Su trabajo anterior incluye Oír su voz, y Mis ojos x tus ojos.

(CNN)— Los tipos malos, ustedes saben, existen: los dueños de la mina San José, en donde 33 trabajadores estuvieron atrapados por tanto tiempo. La compañía minera San Esteban tiene obvios problemas con la ley, ha burlado normas de seguridad, y por supuesto, no puede explicar el drama que generó su avaricia.

Pero a pesar de esto, fueron lo suficientemente desvergonzados para declarar que ellos no estaban dispuestos a pagar los sueldos de estos 33 trabajadores, alegando quiebra.

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Afortunadamente, también existen los tipos buenos. Ahí abajo, casi sin esperanza, estos 33 mineros se organizaron de forma espontánea. Ellos libremente generaron un método de toma de decisiones colectiva y fueron capaces de controlar sus instintos y apetitos, y a utilizar sus mentes para el beneficio de todos y cada uno de ellos.

¿Cómo fue posible? ¿Liderazgo? Si, pero, ¿Porqué había ahí líderes en posición de dirigir para el bien común en lugar de para unos cuantos? ¿Cómo fue vivir allí abajo únicamente esperando a Godot?

El gran poeta César Vallejo escribió:

Los mineros salieron de la mina

calzados de senderos infinitos,

y los ojos de físico llorar,

creadores de la profundidad

saben, a cielo intermitente de escalera,

bajar mirando para arriba,

saben subir mirando para abajo.

Los expertos pronosticaban pocas posibilidades de encontrarlos. Los sabios que aconsejan al presidente, Sebastián Piñera, le sugerían que, obviamente, lo más inteligente por hacer era distanciarse de este drama que terminaría tristemente.

Las familias comenzaban a enojarse. ¡Había tan poca esperanza! La gente no estaba feliz con la forma en que la búsqueda se estaba haciendo. Los expertos eran demasiado lentos. Ciertamente, uno podía bajar más rápido utilizando dinamita.

La policía fue enviada a mantener el orden. Piñera es famoso por su inteligencia, su riqueza, su conocimiento y su sagacidad. Todo mundo esperaba de él un cuidadoso análisis de costo-beneficio, una apuesta bien calculada.

Sin embargo, no hizo nada de eso. No consideró, aparentemente, las opiniones de sus prudentes asesores. El presidente no utilizó un cálculo inteligente. Él simplemente hizo lo correcto.

Las encuestas muestran que su popularidad, así como la de su ministro de Minería, se ha incrementado. Maquiavelo escribió que en una república, la gente no juzga el conocimiento de sus líderes, sino su carácter. Piñera ha demostrado que tiene buenos instintos y agallas.

En el pasado he criticado al señor Piñera por mostrar su inteligencia y no su corazón. No en esta ocasión.

La noche del rescate todo estaba en silencio. No había carros en las calles. Todos los chilenos estaban sentados frente a un televisor a la espera de ver la primera cara emergiendo desde el fondo de la tierra.

Esperanza era lo que sentíamos todos. Únicamente  esperanza.

Un aparato tecnológico, un sistema diseñado para levantar a seres humanos que están en el fondo para traerlos arriba, es una imagen poderosa. Es lo que nos gustaría que nuestro sistema socioeconómico pudiera hacer con los pobres. Lo que hemos estado viendo está vinculado de alguna manera a ese sueño, creo.

Por supuesto, el momento más impresionante fue cuando la cápsula Fénix 2 apareció ahí arriba. Después gradualmente fue descendiendo y gentilmente, provisionalmente, con timidez tocó el suelo de roca dura.

Tecnología + poesía = humanidad.

El primer minero, Florencio Ávalos , aparece como un recién nacido. Su hijo y esposa están ahí. Él los abraza. El se ve bien. Después de 68 días bajo la tierra, sus ojos, con lentes de sol, son los primeros que miran arriba hacia las estrellas.

Y sentimos, con el viejo Dante, que ésta noche en Chile, el amor mueve al sol y a todas las demás estrellas.

A veces, después de todo, la vida es como debería de ser.

*Las opiniones expresadas en este comentario, son únicamente de Arturo Fontaine.

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