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Un ex sacerdote defiende a víctimas de abuso de la iglesia católica

Patrick Wall trabaja con una firma de abogados para apoyar sus demandas en contra de casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes
lun 20 junio 2011 12:32 PM
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Como joven seminarista Patrick Wall se imaginó una vida como profesor o entrenador de un equipo de futbol en una universidad católica.

Pero no fue así. Dos décadas después, no sólo dejó la iglesia católica, sino que se convirtió en uno de sus oponentes más férreos.

Es un ex sacerdote, que se alejó del ministerio por creer que sus superiores lo usaron para encubrir un caso de abuso sexual de otros clérigos. 

Ahora usa su entrenamiento como sacerdote para trabajar con las víctimas de abuso que quieren llevar la iglesia a la corte.

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Desde 1991, Wall dice que ha sido consultado en más de 1,000 casos de abuso, ayudando a abogados a elegir la defensa en contra de diócesis que van de Alaska hasta Australia.

Él es un alto consultor en la firma de abogados Manly and Stewart en el sur de California. Wall habló con CNN al margen de una conferencia reciente para escolares legales y religiosos en la Escuela de Leyes de Cardiff en Gales. 

En Filadelfia, en donde cuatro curas y un maestro de una escuela católica fueron acusados de abuso sexual a principios de año, Wall dice que está ayudándole al fiscal del distrito a armar un caso criminal sin precedentes. No sólo en contra de los clérigos, sino de un oficial de la arquidiócesis que los supervisaba. Los sacerdotes, uno de ellos un funcionario de la iglesia, y el maestro niegan las acusaciones. 

El caso es potencialmente histórico. Wall no conoce de otro caso en el que un fiscal estadounidense fuera en contra de un funcionario en lo alto de la jerarquía clerical, como también de los supuestos abusadores.

Los fiscales buscan condenar a un vicario, el hombre que supervisa a los sacerdotes en la arquidiócesis, por poner en peligro a niños, pues dicen que él permitió que los supuestos abusadores tuvieran contacto con jóvenes. 

El caso supone la posibilidad de que un alto funcionario de la iglesia termine tras las rejas. Wall espera que la amenaza de cárcel cambie el modo en que los obispos respondan a los alegatos de abuso, de forma en que las demandas civiles no han hecho. 

"En casos civiles, hemos tomado más de 3,000 millones de dólares, pero no hay muchos cambios en el sistema", dice.

Por más de una década ha habido un enfoque intenso sobre el abuso de sacerdotes a lo largo de Estados Unidos y Europa Occidental, demandas, investigaciones y declaraciones del Vaticano. Además de instrucciones a obispos alrededor del mundo desde el mes pasado para llegar a una política de abuso.

Y aún así, dice Wall, los curas siguen abusando de los niños

"Estoy trabajando en casos que ocurrieron en el verano de 2010", dice. "Es la misma sodomía de siempre". 

Un caso que le cambió la vida

Wall estaba estudiando para ser sacerdote en la Abadía de Saint John en Collegeville, Minnesota, cuando tocaron a su puerta una mañana después de desayunar.

En su puerta, ese día de 1990, estaba el jefe de la abadía, el abate Jerome Theisen, que le tenía una tarea, dice Wall.

Wall, entonces de 25 años, debía mudarse a uno de los dormitorios de los estudiantes de primer año de la universidad con la que estaba asociada la abadía. El abate quería que se convirtiera en un residente de la facultad, un puesto que involucraba revisar a los estudiantes en el hospedaje universitario. Él debía mudarse esa misma mañana.

Wall sabía por qué.

"Desde 1989 empezamos a recibir una demanda tras otra" de gente que alegaba que sacerdote habían abusado de ellos, dice Wall. Dice que el abate le dijo que se habían hecho acusaciones de abuso creíbles en contra del hombre que Wall debía reemplazar. 

El hermano Paul Richards, vocero de la Abadía de Saint John, dijo que el monasterio y la universidad no tienen registro de por qué Wall fue requerido para trabajar en ese dormitorio. Abbot Theisen murió, añadió Richards. 

La abadía de Sain John adoptó una política contra el abuso sexual y explotación en 1989, dice en su página de internet. Agrega que "fue de las primeras instituciones en adoptar" dichas políticas.

Por otra parte Wall dice que la petición del abate lo encaminó a convertirse en lo que la iglesia llama extraoficialmente como un "ajustador", una persona que reemplaza a un sacerdote que debe desaparecer rápidamente y en silencio. 

Uno de los sucesores de Theisen, el abate John Klassen, emitió una carta abierta de disculpa en 2002, diciendo que "algunos de sus miembros" de la comunidad monástica se habían involucrado en "conductas de abuso sexual con gente de nuestras escuelas y parroquias". 

Una demanda procedió a principios de este mes en contra de Saint John por un hombre que dice que fue abusado en los 60 por un sacerdote, quien después fungió como abate entre Theisen y Klassen. El abate dice que está "sorprendido" por los cargos en contra del difunto abate Timothy Kelly, quien murió de cáncer hace un año.

Dice que está investigando las reclamaciones en contra de Kelly, llamándolas "los primeros alegatos de que el abate Kelly violara sus votos o fuera un abusador".

Wall planea testificar en el caso, le dijo a CNN.

"En el otoño del 92 tuvimos otros 13 (casos) abusos", dice Wall. "Ellos adelantaron mi ordenación" por unos meses, dice Wall, para que pudiera llenar el espacio de otro sacerdote que debía desaparecer. 

Entender el daño

Luego de su ordenación, dice Wall, empezó a entender el trauma que los sacerdotes abusivos estaban infligiendo, no sólo sobre sus víctimas, sino los familiares de las víctimas y sus comunidades. 

Como un cura nuevo, Wall empezó a escuchar las confesiones de los familiares de las víctimas que se culpaban a sí mismos por el abuso, diciéndole "debía saber, debí ver las señales". 

Wall, un hombre grande que se ríe con facilidad, todavía se parece al liniero defensivo que fue en la preparatoria y la universidad. Durante sus sermones usa palabras como "chavo" y casualmente se refiere como "tontos" a quienes cree que han hecho algo estúpido.

Pero cuando se trata de las confesiones de los familiares de las víctimas, la alegría de Wall se endurece. 

"Yo les digo 'tu no has pecado'", dice.

Wall dice que el abuso infantil no es como otros casos de heridas, como un choque, en donde la víctima pudiera tener el 10 % de culpa; él dice "El 100 por ciento de la culpa es del perpetrador". 

Los siguientes cuatro años, Wall dijo que la arquidiócesis de Saint Paul y Minneapolis lo mandaron a otros cuatro lugares en Minnesota en donde los sacerdotes debían moverse con rapidez.

Él aprendió mucho. Wall dice que vio que había un presupuesto para manejar casos de abuso sexual de sacerdotes desde 1994, ocho años antes de que el escándalo explotara a nivel nacional con revelaciones de abuso en Boston, Massachusetts. La arquidiócesis no pudo confirmar eso de inmediato, pero el vocero Dennis McGrath dice que no le sorprendería si fuera verdad, diciendo que la arquidiócesis ha sido un líder en ayudar a víctimas de abuso.

Wall hizo lo que la iglesia le dijo por el tiempo que pudo, dice, pero sus dudas continuaron creciendo.

"Seguí la línea del partido", dice. "Pero es muy difícil de seguir esa línea cuando piensas que la línea del partido deja de ser moral".

El punto de quiebre llegaría en 1997. Wall estaba en Roma estudiando para su maestría en divinidad. Su abate le llamó desde Minnesota y le dijo que sería puesto en las Bahamas. 

No fue el trabajo de ensueño que podría parecer.

Wall dice que las Bahamas era a donde Saint John estaba mandando a los sacerdotes que debía mantener lejos de la gente por alegatos de abuso. Richards, el vocero de la abadía, lo niega rotundamente.

"Básicamente iba a ser un guardia de prisión", dice Wall. 

"Sin pensarlo mucho dije 'Basta cosí'", dice pasando de un acento de Minnesota a uno italiano, lo que significa "Basta de esto". Wall decidió dejar el sacerdocio. 

El abate no lo tomó a bien, dice Wall, le advirtió que nunca lo haría en "el mundo real", que no sería liberado de sus votos sacerdotales y que la orden le mandaría su adeudo por su maestría, que le había patrocinado. La cuenta por la maestría era de 48,000 dólares.

Richards niega esos alegatos. "Nunca ha sido la práctica de la abadía el requerir un pago por la educación de sus miembros que han dejado la comunidad", dice, "y no fue el caso de Pat Wall". 

Wall dice que las amenazas del abate no lo hicieron dudar.

"Lo único que hizo fue enojarme más", dice. "Me fui sin un plan en diciembre de 1997".

Conocimiento por dentro

Wall dice que se fue a su casa en Lake City, Minnesota, a vivir con sus padres, y pasó de un trabajo a otro por casi cinco años. Se casó y tuvo una hija. Hizo dinero como un vendedor en el sur de California, pero dice que su trabajo era tan intelectualmente estimulante como "cavar tierra".

Luego en 2002, una legislatura del estado de California hizo algo que cambiaría la vida de Wall. El estado abrió una ventana de un año para permitirle a víctimas de abuso de sacerdotes demandar a la iglesia, incluso si las limitaciones de estatuto en el caso hubieran expirado.

Cuando habla de esto le brillan los ojos a Wall.

La ley no especifica que fuera la iglesia católica, dice Wall, haciendo notar que algunos rabinos también fueron demandados. Pero las organizaciones católicas fueron el grupo más grande de defensores. 

De todas formas, el demandar a una diócesis católica no era una tarea fácil. "La litigación demandaba un nivel de experiencia que nunca antes había hecho falta", dice Wall. 

Por su entrenamiento religioso en la ley canónica, como se le conocen a las reglas de la iglesia católica, Wall tenía experiencia. Él sabía cómo y en dónde la iglesia tenía los registros. Él sabía de dónde venía el dinero y adonde iba. Él hablaba italiano y latín. 

Para el primer caso él testificó en contra de la diócesis católica romana de Orange, California, desafiando su afirmación de que no conocía al fraile franciscano que era el centro de las acusaciones de abuso.

Wall insistió que la arquidiócesis y cualquier cura de ésta tendría acceso fácil a los registros de la iglesia que dijeran quién era el franciscano y quién tenía jurisdicción sobre él. 

El caso fue arreglado afuera de la corte, dice Wall. 

La diócesis de Orange declinó comentar para este artículo, como la arquidiócesis de Los Ángeles, la cual es el defensor en varios casos que involucran actualmente a la firma de Wall, Manly and Stewart.

Jeffrey Lena, un abogado que representa al Vaticano en Estados Unidos, tampoco quiso comentar.

Pero Jeff Anderson, un abogado con base en Minnesota quien se especializa en demandar a la iglesia católica por parte de las víctimas de abuso y que puso una demanda en contra de la abadía de Saint John, alaba el trabajo de Wall. 

Anderson llama a Wall "un investigador extraordinario, un académico con iniciativa y con voz de experiencia por dentro".

Él reconoce el "coraje" del ex cura, y dice que es una "fuente de información poderosa y perspicaz basada en su experiencia personal y su estudio del fenómeno" del abuso.

Un viejo problema

Wall argumenta que el problema de abusos de sacerdotes es más antiguo de lo que cualquiera en la iglesia admita públicamente.

Los registros más antiguos que tiene la iglesia concernientes con mala conducta sexual por parte de sacerdotes proviene del Concilio de Elvira, dice. Ese sínodo tuvo lugar en lo que hoy es España en el año 309

En Hartofrd, Connecticut hubo un centro de tratamiento para sacerdotes abusivos desde 1822, dice Wall, y el Vaticano emitió instrucciones a los obispos americanos de cómo enjuiciar y castigar las acusaciones de actos criminales de ellos desde 1883.

Wall le dio su traducción de las instrucciones de 1883 a CNN. Éstas no se refieren a crímenes específicos, pero se refieren a los "abusos" y "males". Dicen cómo realizar una investigación, juzgar y castigar los crímenes de los sacerdotes. Algunas reglas son la examinación de testigos en privado y la oportunidad de que el acusado conozca los cargos y pueda responder y apelarlos. 

La oficina del fiscal de distrito de Filadelfia declinó comentar acerca de la asistencia que recibe de Wall, diciendo que tienen una orden de la corte que los previene de discutir el caso con medios de comunicación.

Pero Wall dice que después de años de ver cómo la iglesia católica maneja los casos de abuso, está convencido de que la iglesia no resolverá el problema por sí sola.

Él dice que no le impresionan las nuevas instrucciones hechas desde Roma , dándole un año a los obispos alrededor del mundo para que creen sus procedimientos para manejar los casos de abuso.

"Es una Circular", dice, usando el término oficial de la iglesia para un documento. "Eso significa que es para el archivo circular. Los obispos lo van a tirar".

La semana pasada, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos revisó su carta de cómo tratar con acusaciones de abuso sexual para reflejar los nuevos estándares del Vaticano.

Wall cree que la iglesia católica sobrevivirá este escándalo.

"Se va a arreglar", dice.

"La institución se volverá radicalmente más pequeña" mientras la gente deje la iglesia, según predice. "La pérdida de miembros, los problemas en cortes criminales, las declaraciones del papa, todo esto es bueno". 

Los perpetradores necesitan "acceso, poder y dinero" para poder cometer estos crímenes y salirse con la suya, argumenta Wall. Una iglesia católica más pequeña, más débil, no podrá proveer estas cosas, haciendo más pequeño este refugio de abusadores, dice, lo cual llevará a la limpieza de la institución. 

Mientras tanto, dice Wall, la iglesia debería de rendirse con el manejo de abusadores de manera interna y dejar que entre la ley. 

Él le recomienda a la iglesia a "salirse por completo" de la protección infantil, entregarle todos los archivos a la ley civil y hacer que los obispos firmen un juramento legal cada año de que no hay perpetradores en el ministerio, lo cual abriría un caso legal en su contra si se descubre que mintieron.

"De otra forma", dice, "estaré enjuiciando casos por abuso sexual de curas por el resto de mi vida".

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