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"Ayudé a una anciana, entonces empezaron a golpearme": preso sirio

Human Rights Watch publica un documento sobre el maltrato a 200 exprisioneros y exagentes sirios detenidos por el régimen de al Asad
mar 03 julio 2012 12:57 PM

Basat al reeh. Dulab. Falaqa. Estos son nombres árabes de las técnicas de tortura que transmiten escalofríos a los corazones de los sirios, sobre todo en los miles y miles que se cree han sido detenidos durante el levantamiento de los últimos 15 meses.

“Sufrimos tortura todo el tiempo”, dijo Tariq, un activista de la oposición de la ciudad portuaria de Latakia, quien pasó 40 días detenido en aislamiento, en la primavera de 2011.

El prisionero le dijo a CNN  que tuvo que soportar la dulab, en la cual los torturadores obligan a meter las piernas y cabeza de los prisioneros en una llanta de coche antes de golpearlos, y la basat al reeh, en la cual el prisionero es amarrado a una tabla y golpeado.

“Echaron agua fría sobre nuestros desnudos cuerpos y también orinaron sobre nosotros ... son realmente buenos en lo que hacen”, dijo Tariq, quien ahora está en Turquía ayudando a movilizar hombres y armas a los rebeldes que están dentro de Siria.

Según un informe publicado este martes por Human Rights Watch , organización defensora de los derechos humanos con sede en Nueva York, el gobierno sirio ha estado ejecutando “una política estatal de tortura”, como parte de un esfuerzo para aplastar la disidencia a lo largo del levantamiento.

Human Rights Watch identificó 27 centros de detención en toda Siria, donde la tortura fue infligida de forma sistemática a los prisioneros, según testimonios de más de 200 exprisioneros y agentes de seguridad que desertaron.

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“Es una red de cámaras de tortura las cuales utilizan las autoridades para intimidar y castigar a las personas que se atreven a estar en contra del gobierno”, dijo Ole Solvang, investigador de Human Rights Watch.

“Nadie sabe cuántas personas se encuentran detenidas, cuántos son torturadas”, agregó. “Sin embargo, un grupo activista local ha recogido los nombres de 25,000 personas detenidas. Las cifras son absolutamente escalofriantes”.

Human Rights Watch tituló su informe El Archipiélago de la Tortura, en un claro intento de ligar el sistema carcelario sirio con los conocidos gulags siberianos descritos en la novela del escritor soviético disidente Alexander Solzhenitsyn El Archipiélago Gulag.

El sistema es operado por al menos cuatro agencias de inteligencia colectivamente conocidas como mukhabarat, o policía secreta, dice el informe. Las agencias u organismos son: Departamento de Inteligencia Militar, Dirección de Seguridad Política, Dirección General de Inteligencia y Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea.

“Las autoridades también establecieron numerosos centros de detención temporales no oficiales en lugares como estadios, bases militares, escuelas y hospitales, lugares en donde las autoridades detuvieron y mantuvieron cautivas a personas durante campañas masivas de detención antes de transportarlas a las diversas dependencias de los organismos de inteligencia”, informó Human Rights Watch.

El gobierno sirio niega sistemáticamente las acusaciones de tales abusos. Hace poco, el embajador sirio ante las Naciones Unidas se salió de una reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en señal de protesta después de que el régimen sirio fuera acusado de cometer crímenes de lesa humanidad.

Sin embargo, los testimonios recogidos por Human Rights Watch, así como por CNN, a lo largo de la crisis que lleva 15 meses, son abrumadores.

Aunque la mayoría de las víctimas de la tortura en el informe de Human Rights Watch eran hombres de entre 18 y 35 años de edad, la organización también entrevistó a mujeres, ancianos y niños que comentaron haber sido torturados.

“Me electrocutaron el estómago, con cables de electricidad. Quedé inconsciente”, dijo Hossam, un chico de 13 años, quien le dijo a Human Rights Watch haber sido detenido en la ciudad de Tal Kalakh, en mayo de 2011. “Cuando me interrogaron por segunda ocasión, me golpearon y me volvieron a electrocutar”.

“En la tercera ocasión tenían unas pinzas y me quitaron la uña del dedo gordo del pie. Ellos dijeron, ‘recuerda estas palabras, tenlas siempre presente: Tomamos tanto niños como adultos, y matamos a ambos’. Empecé a llorar y me llevaron de regreso a la celda”.

CNN también ha entrevistado a más de una decena de sirios que dijeron haber soportado golpizas, electrocuciones y terribles condiciones de hacinamiento en las celdas.

Un dentista que fue arrestado por haber dado en secreto atención médica a manifestantes heridos, comentó en febrero a CNN que tuvo que soportar las golpizas, el ser casi ahogado en cubetas con agua de baño y descargas eléctricas en sus genitales durante 45 días en una celda que fue construida para 60 personas, pero que albergaba a 130 prisioneros.

“Comenzaron a golpearme y me preguntaron: ‘¿A quién ayudaste?’”, relató el dentista. “Dije, ‘ayudé a una anciana’. Entonces comenzaron a golpearme todavía más fuerte”.

Las versiones de brutalidad coinciden con las compartidas por un exagente del mukhabarat, quien dijo que varias veces le ordenaron torturar a prisioneros hasta que desertó y huyó a Turquía con su familia, el año pasado.

“Cualquier cosa que queríamos que dijera el prisionero, la decía. No lo que quería decir, sino todo lo que le ordenábamos decir”, dijo el exagente, quien habló con CNN afuera de un campo de refugiados en Turquía, en el cual vive desde hace meses. “Removíamos sus uñas con unas pinzas e hicimos que se las comieran. Hicimos que chuparan su propia sangre del suelo”, agregó el agente.

La descripción del oficial del centro de detención en el que trabajó en Damasco coincidía con las descripciones de un exprisionero que había pasado meses encarcelado en el mismo edificio. El dedo del exprisionero seguía destrozado después de haber sido aplastado durante una sesión de tortura en el centro de detención de Damasco.

El agente dijo que los guardias de la prisión empleaban un humor macabro durante las sesiones de interrogatorio.

“Traíamos al prisionero y lo poníamos en la basat al reeh o dulab, y empezábamos a golpearlo”, dijo. “Gritaba ‘por el amor de dios’ y decíamos, ok, trae el palo ‘por el amor de dios’. Gritaba ‘por mi madre, por favor’ o ‘por [el profeta] Mahoma’. Y le llevábamos el palo al que le decíamos ‘mi madre’ y el palo ‘por Mahoma’. Cada palo tenía un nombre”.

“En el fondo, la crisis en Siria es de violaciones a los derechos humanos”, dijo Solvang, quien ha viajado a Siria para recabar pruebas y testimonios para Archipiélago de la Tortura. “Eso es lo que propicia la crisis y haciendo que la gente tome las armas”-

El informe de Human Rights Watch incluye mapas satelitales que muestran la ubicación exacta de los centros de detención. También dice los nombres de los comandantes de los centros de detención de las personas.

Human Rights Watch insta al Consejo de Seguridad de la ONU para enviar a los agentes sirios a la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de lesa humanidad.

“Los que cometen estos abusos lo hacen con total impunidad, pensando que nunca tendrán que responder por esto”, dijo Solvang. “Al publicar estos nombres, en realidad los ponemos sobre aviso, diciendo que tendrán que responder a estas violaciones”.

El periodista Omar al Muqdad contribuyó a este reporte.

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