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La gravedad y velocidad del ataque en Bengasi impidió la reacción, dice EU

El personal de seguridad estadounidense y libio era superado en número por los atacantes, lo que dificultó la defensa del embajador Stevens
mié 10 octubre 2012 08:12 AM

El día del ataque en Bengasi, Libia, donde murió el embajador estadounidense Christopher Stevens y otros tres diplomáticos no ocurrió "nada inusual", ni hubo indicios de hechos violentos, dijeron dos altos funcionarios del Departamento de Estado.

El embajador tuvo una reunión con un diplomático turco y entonces se retiró a su habitación en uno de los edificios del complejo a las 21:00 horas local, de acuerdo con los funcionarios, quienes sostuvieron una conferencia telefónica con periodistas este martes por la noche.

La conferencia, un día antes de una audiencia en el Congreso estadounidense que busca fallas en seguridad en la misión diplomática, fue un intento del Departamento de Estado para mostrar que la gravedad del ataque y la velocidad a la que se realizó hizo imposible defender el lugar y a los diplomáticos.

La primera señal de problemas ocurrió a las 21:40 hora local, cuando agentes de seguridad escucharon disparos y explosiones.

Al preguntársele si el ataque fue un asalto espontaneo que tomó ventaja de una manifestación, como se afirmó en un principio por funcionarios del presidente Barack Obama, un funcionario dijo: “Esa no fue nuestra conclusión”.

“No tenemos necesariamente una conclusión”, dijo el funcionario.

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“Docenas de hombres armados” recorrieron todos los edificios del complejo, y luego, dispararon morteros contra un anexo a menos de un kilómetro.

El ataque causó estragos en el complejo, que tiene cuatro edificios, uno de ellos el de residencia de los diplomáticos. El embajador y dos de sus guardias se refugiaron en un cuarto fortificado en la residencia, pero los atacantes penetraron el edificio, según el oficial. Los atacantes rociaron el edificio con diesel y lo incendiaron. Los tres hombres decidieron dejar el cuarto y moverse a un baño para poder respirar.

Por el caos y el humo, los guardias no pudieron encontrar al embajador. Un funcionario dijo que aun no se sabe cómo el embajador fue a dar a un hospital donde fue declarado muerto.

Personal del hospital encontró su celular y comenzó a realizar llamadas. Así fue como funcionarios estadounidenses supieron dónde estaba.

Los funcionarios reafirmaron lo que funcionarios de Obama han dicho desde el ataque: que el personal de seguridad estadounidense y libio en Bengasi eran superados en número y que ninguna presencia de seguridad razonable podría haber defendido del asalto.

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