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La muerte de al Hassan, un duro golpe a la lucha antiterrorista en Líbano

Wissam al Hassan condujo numerosas investigaciones sobre asesinatos en Líbano, pero murió en un ataque como los que combatía
sáb 20 octubre 2012 12:05 PM

Los asesinatos de personajes gubernamentales de alto perfil no son cosa nueva en Líbano. Algunos son producto de horripilantes atentados con coches bomba, arrasando con personas inocentes y edificios a lo largo de bulliciosas calles de ciudades como Beirut.

Durante años, cuando tales explosiones ocurrían, el general brigadier Wissam al Hassan condujo las investigaciones. Se le atribuyó la revisión de las fuerzas de inteligencia de su país, encontrando a los responsables de los asesinatos selectivos y previniendo nuevos ataques.

Sin embargo, esto cambiará. Al Hassan y al menos otras dos personas  murieron este viernes en una explosión masiva  en el normalmente tranquilo y cosmopolita distrito de Ashrafiyeh, al este de Beirut, mismo que él llamaba hogar.

El ataque a plena luz del día, en uno de los puntos de flujo más concurridos de la capital, fue justo esa clase de hechos que, laboriosamente, el funcionario de inteligencia trabajaba para prevenir.

Pero más allá de su potencial impacto en la seguridad de Líbano, la vida y muerte de al Hassan ilustra las profundas fisuras políticas y religiosas de la sociedad libanesa, grietas que podrían ampliarse en medio del efecto colateral de la sangrienta guerra civil de Siria.

“La persona que era el maestro en descubrir este tipo de cosas (...) murió”, dijo Amal Mudallali, académica del Centro Woodrow Wilson, quien al igual que al Hassan, está asociada al movimiento 14 de Marzo, en Líbano. “Así que, desafortunadamente, los libaneses se preparan para más asesinatos”.

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Al Hassan era algo más que la máxima autoridad de inteligencia en Líbano.

Era un icono entre muchos compañeros musulmanes sunitas, entre ellos los alineados con la oposición liderada por Saad Hariri, por su liderazgo y sus esfuerzos para erradicar a los responsables de los asesinatos selectivos en Líbano.

Sin embargo, al igual que era amado por algunos, otros lo despreciaban, sobre todo los que respaldan el presidente sirio Bachar al Asad y los asociados a Hezbolá, el movimiento militante y político chiita que tiene un destacado papel en el gobierno libanés, calificado por Estados Unidos como grupo terrorista. 

“Es un personaje que divide mucho”, dijo Aram Nerguizian, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Beirut.

Desde su puesto en las Fuerzas de Seguridad Interna de Líbano, al Hassan abordó uno de los ataques más sangrientos y políticamente volátiles del país, el cual ocurrió el 14 de febrero de 2005, en el moderno barrio de Corniche, en Beirut, a la orilla del mar.

Ese día, un camión cargado de explosivos explotó cuando pasaba la caravana del ex primer ministro Rafik Hariri —el padre de Saad Hariri—, asesinando al dignatario y a otras 22 personas.

Como jefe de protocolo de Hariri, el propio al Hassan podría haber estado entre los muertos si no hubiera pedido ese día para hacer un examen de la universidad.

Los detalles de la investigación de al Hassan fueron compartidos con investigadores de la ONU, quienes concluyeron que el asesinato pudo haber estado vinculado a altos funcionarios sirios, a pesar de que siempre lo ha negado el gobierno de Damasco, la capital siria.

Un tribunal de la ONU acusó a cuatro integrantes de Hezbolá, y dejó la puerta abierta para que más sean sentenciados, aunque el líder de ese grupo, Hassan Nasrallah, culpó a Israel por la muerte de Hariri.

Al Hassan encabezó otras investigaciones en una serie de asesinatos dirigidos en contra de los principales personajes del ámbito político de corte antisirio.

Y a él se le atribuye el descubrimiento de una red de espionaje israelí en la que estaban involucrados agentes libaneses, entre ellos un alto asesor del poderoso aliado cristiano de Hezbolá, Michel Aoun.

Su último gran golpe, el cual ocurrió a finales de agosto, se produjo con la detención de un exministro libanés y actual miembro del parlamento, Michel Samaha.

Las fuerzas de seguridad libanesas presentaron una grabación que muestra a Samaha —quien tiene estrechos lazos con Damasco y ahora está en prisión en espera de juicio— intentando pasar explosivos de contrabando destinados a utilizarse en asesinatos políticos y religiosos. También fueron acusados dos funcionarios de seguridad sirios.

“Hoy, desafortunadamente, al Hassan pagó el precio de su éxito”, dijo Saad Hariri.

Al Hassan estuvo cerca de la muerte en un par de ocasiones en los años que siguieron a la muerte de Rafik Hariri. El segundo intento de asesinato dejó como saldo la muerte de uno de sus principales colaboradores, Wissam Eid.

Tras su ausencia, otros dentro del aparato de seguridad libanés ocuparán su lugar.

Al describir este viernes como “un día sombrío”, Mudallali dijo que será difícil encontrar a alguien que pueda hacer lo mismo que al Hassan, a quien alaba por sus “grandes logros” en aclarar casos complejos.

“No creo que Wissam al Hassan —alguien con su experiencia, con su historial— vaya a ser fácilmente reemplazado”, dijo.

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