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Los egipcios votan por la Constitución que los ha dividido durante semanas

La primera fase del referéndum constitucional convocó a partidarios y opositores a las urnas luego de días de enfrentamientos violentos
sáb 15 diciembre 2012 08:58 AM

Los egipcios salieron a las urnas este sábado para votar por el controvertido proyecto de Constitución que ha provocado protestas a favor y en contra durante semanas. 

El camino del referéndum ha estado empañado por incidentes violentos de ambas partes, así como por luchas de poder institucional y político, cuestión que   obligó al presidente Mohamed Morsi y sus aliados a apresurar la votación.

Morsi, quien ha enfrentado manifestaciones masivas por parte de la oposición, así como protestas de simpatizantes, emitió su voto este sábado en el barrio de Heliopolis, en El Cairo, según la agencia estatal de noticias MENA.

Los sentimientos acerca de la legislación están  divididos por las mismas líneas políticas  de entre quienes apoyan al presidente y sus detractores, grupos férreos por igual.

Quienes se oponen a la Constitución considera que contiene palabras sutiles que limitan los derechos y da demasiado poder político a figuras religiosas e instituciones.

Muchos han convocado a boicotear el referéndum, pero la mayoría ha optado por instar a los ciudadanos a votar por el "no".

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El opositor liberal Mohamed ElBaradei —conocido a nivel mundial por haber sido jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica— es uno de ellos.

"Para todos los egipcios, hombres y mujeres: escuchen la voz de la razón y de la conciencia. Voten "no" para salvar a Egipto y apoyar a la nación", escribió este sábado en árabe a los egipcios.

Más tarde tuiteó en inglés: "La aprobación del proyecto de Constitución divisivo violatorio de los valores universales y las libertades es una forma segura para institucionalizar la inestabilidad y el caos".

El excandidato presidencial y prominente líder opositor Hamdeen Sabahy llamó a sus seguidores en Twitter a votar por un “no”.

“Nos merecemos una constitución que sea digna de la revolución y la dignidad de sus mártires", dijo.

Los partidarios del proyecto de Constitución defienden que protege los derechos individuales, en particular sus disposiciones sobre el tratamiento de los detenidos en el sistema judicial, del cual hizo uso caprichoso el depuesto presidente Hosni Mubarak.

El doctor Esam al Erian, consejero de Morsi y subjefe del Partido Islámico de la Libertad y la Justicia, dijo en la página de Facebook de su partido: "Apoyar el referéndum marca una nueva fase en la historia de Egipto y termina con la esperanza de aquellos que desean el retorno de Mubarak".

Hassan el Shafie, un destacado clérigo y miembro de la Asamblea Constituyente que redactó la Constitución, calificó la oposición al documento como "puramente política" y afirmó que la máxima institución islámica "ha dejado finalmente claro que el país debe ser una nación democrática moderna".

El grupo internacional Human Rights Watch indicó que el proyecto de Constitución "protege algunos derechos pero socava a los demás". Esto falla en "poner fin a los juicios militares de civiles o proteger la libertad de expresión y de religión", señaló en un comunicado.

Los líderes cristianos de Egipto no han expresado su opinión sobre la Constitución, pero animaron a los creyentes a votar según su propia conciencia.

Aunque los observadores electorales están oficialmente autorizados, las organizaciones de derechos humanos han criticado la falta de posibilidades reales de monitoreo, y los equipos internacionales más conocidos no han anunciado su participación.

En un comunicado publicado este jueves, un grupo de 21 organizaciones egipcias de derechos humanos acusaron a la entidad gubernamental encargada de la votación de parcialidad y manipulación. 

"En la actualidad, el CNDH (Consejo Nacional para los Derechos Humanos) está tratando de monopolizar los esfuerzos de la sociedad civil para monitorear el referéndum, pese al hecho de que el Consejo carece de imparcialidad", escribió el grupo.

El Centro Carter, que ha enviado 140 testigos para observar las elecciones egipcias en el pasado, se negó a mandar una delegación para este proceso.

"La publicación tardía de los reglamentos para la acreditación de observadores impide al Centro llevar a cabo una evaluación exhaustiva de todos los aspectos del proceso de referéndum, de acuerdo con la metodología para la observación profesional de las elecciones", dijo en un comunicado este jueves.

Otros organismos internacionales reconocidos por las encuestas de seguimiento, como la OCDE y la ONU, no han publicado anuncios de participación.

La votación del referéndum se divide en dos días.

Más de 6,500 urnas darán la bienvenida a un máximo de 26 millones de votantes en la primera ronda, mientras que los militares y la policía trabajan juntos para garantizar la seguridad y el procedimiento correcto, según el reporte de MENA.

Diez provincias, incluidas las pobladas El Cairo y Alejandría, votarán hasta las 21:00 horas (local) de este sábado, informó MENA, después de abrir a las 08:00 horas. Otras 17 provincias más votarán en una semana, el 22 de diciembre, cuando se complete el referéndum.

Largas colas de votantes se presentaron en las aperturas de las casillas y la participación ha sido alta, informó la comisión electoral que extendió la votación dos horas, originalmente programada para terminar a las 19:00 horas (local).

El difícil camino hacia el referéndum comenzó cuando los jueces amenazaron con cerrar la asamblea encargada del proyecto de Constitución. El presidente  Morsi luego emitió un decreto a finales de noviembre  que declaró todas sus decisiones pasadas y presentes libres de revisión judicial hasta la celebración del referéndum constitucional.

También despidió al jefe del poder judicial. El sistema judicial tiene en sus filas a muchos que son leales al expresidente Hosni Mubarak.

La oposición del presidente vio ese movimiento excepcional como una usurpación de poderes dictatoriales y se lanzó a las calles, convirtiendo nuevamente la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, en un centro del descontento público que solo se había visto durante la revuelta que derrocó a Mubarak.

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