Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Un día de éxito: crónica del desmantelamiento de una red de trata

Grupos policiacos llevaron a cabo una operación en la que arrestaron por lo menos a 50 personas involucradas en el tráfico de personas
vie 25 enero 2013 04:11 PM

Un agente empuja una pared de color azul claro para abrirse paso. Detrás de ella hay una sala improvisada hecha con espuma aislante y un marco de madera barata.

Se cree que la mujer que está adentro es víctima de una red de tráfico de personas que los agentes de las fuerzas policiales desmantelaron hace poco durante, una incursión coordinada entre autoridades de cuatro estados.

Ella está en una pequeña cama con un delgado colchón de resortes. Hay un gran espejo de cuerpo completo a su lado y ropa esparcida por el suelo.

Al estudiar la escena en el interior de la casa de Savannah, Georgia, Brock Nicholson, agente especial de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a cargo, dijo que nunca había visto una situación como esta.

"Aquí es básicamente donde tenían a la víctima, donde ella realizaba actos sexuales comerciales, su vida es un infierno; todas sus posesiones, diferentes objetos relacionados con sexo, todo está en esta pequeña caja de 10 por 12", dice.

Poco antes de descubrir a la mujer, una de las 11 esclavas sexuales rescatadas ese día, unos 120 agentes de más de 10 corporaciones policiacas unieron fuerzas para llevar acabo la operación altamente coordinada que abarcó 15 localidades de Georgia, Florida y Carolina del Norte y del Sur.

Publicidad

No es una tarea fácil si tenemos en cuenta que cada lugar tenía que ser atacado precisamente al mismo tiempo. Abordar una de las casas unos segundos antes echaría a perder todo.

Todo lo que se necesita es una llamada telefónica o un mensaje de texto entre los presuntos conspiradores y la policía podría perder a los sospechosos y la oportunidad de acabar con la red de traficantes que, según las autoridades, es responsable del cautiverio de por lo menos una docena de mujeres.

La operación empieza a las 5 de la mañana. La luna está todavía en el cielo y más de una docena de carros y camionetas se encontraron en lo que comúnmente sería un estacionamiento desierto en Savannah.

Un grupo de oficiales de las fuerzas del orden, todos vestidos con camisas y pantalones oscuros, muchos de ellos con radios colgando de sus cinturones y pistoleras atadas a sus muslos, discuten la misión del día: la culminación de más de seis meses de trabajo.

El octavo piso de una oficina en el centro de Savannah está igualmente llena de actividad. El corazón de la oficina es una sala de conferencias convertida en el centro de comando. En grandes cartulinas se despliegan mapas y diagramas bajo un título de: Operación Noche Oscura.

De regreso en el estacionamiento del centro comercial, los agentes empiezan a reunirse a las 5:30 de la mañana. Permea una sensación de tensión y expectación.

"Estamos hablando acerca de los objetivos, quién los llevará a cabo y cuál será el papel de cada uno", explica Nicholson, agente de la oficina central de la ICE en Atlanta. "No se puede planificar todo, pero sin duda, es mejor pensarlo un poco y estar más preparados".

La reunión previa a la operación es rápida y en cuestión de minutos, el estacionamiento se vacía.

Su destino está a unas cuantas calles de ahí y los agentes creen que al interior de la casa marcada está el cabecilla de la presunta red de tráfico, Joaquín Méndez Hernández, conocido como El Flaco.

A las 5:50 am, el centro de mando cobra vida cuando diversos equipos se reportan. Ryan Spradlin, agente especial adjunto a cargo de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de la ICE en Atlanta, coordina a los refuerzos.

"Aquí es donde toda la información de la operación se investiga y reporta", dice. "Todo el mundo está armado y listo para ejecutar esas órdenes de aprehensión."

Mientras tanto, una fila de vehículos llega apresuradamente a un complejo de departamentos, mientras los agentes aún se encontraban adentro, acurrucados silenciosamente y con las armas listas.

Cuando el reloj marca las seis, los oficiales entran a la casa, golpean a la puerta y se anuncian; momentos más tarde, se encuentran adentro, tras la despedazada puerta roja del frente.

El Flaco y un hombre no identificado estaban en el interior. Dos agentes de la HSI sacan primero al supuesto líder de la red. Lleva una camiseta blanca, pantalones de mezclilla y tenis. Su cabello es muy corto. Inclina la cabeza. Su rostro muestra una expresión malhumorada. Méndez Hernández está acusado de seis cargos relacionados con el comercio sexual , incluido uno por cruce de líneas interestatales con fines de prostitución. En su comparecencia ante la corte no hizo pronunciamiento alguno respecto a su culpabilidad.

"No ves un monstruo en persona con frecuencia", dijo Nicholson.

La siguiente en salir es la mujer de la habitación secreta, acompañada de dos mujeres agentes de la HSI.

Su rostro está cubierto de lágrimas. La llevan a un hotel cercano para interrogarla mientras llevan a El Flaco a prisión.

El hombre no identificado es el último en salir. Mira justo al frente mientras lo ponen bajo custodia. Se desconoce cuál es su relación con la red de tráfico. La policía cree que es el bono del ya de por sí productivo día.

En el centro de comando entra una avalancha de llamadas y para el medio día, la policía reporta que otra decena de hombres han sido puestos bajo custodia y se han liberado a varias mujeres más.

En otro punto cerca de Port Wentworth, Georgia, varios autobuses escolares se abren paso a través de un fraccionamiento en el que recoge a los niños camino a la primaria.

Entre las casas bien cuidadas hay una que sobresale. Los escombros llenan el patio y en la cochera hay una oxidada camioneta de la década de 1980 rodeada de pasto seco. Sobre una lavadora que está en el porche, hay una botella de cerveza.

Los policías rodean la casa, varios usan máscaras para proteger su identidad. Están aquí para atrapar a otros personajes clave de la red de tráfico: los clientes.

"Ellos representan a la demanda. Son la razón por la que se ofrece este servicio. Si no hubiera clientes, no existiría este problema", dice el fiscal, Ed Tarver. "Queremos atrapar a todos los responsables de esto y juzgar a los que participan en ello".

Un oficial del HSI deposita cajas de pruebas confiscadas en diferentes autos: tres hombres salen de la casa, dos inmigrantes ilegales y un ciudadano estadounidense.

En un vecindario cercano, se lleva a cabo otra redada. Hay dos remolques: en uno de ellos hay latas de cerveza Negra Modelo en los escalones y en el barandal del porche descansa una bolsa de comida rápida.

Según los agentes, las mujeres fueron llevadas a esos remolques y los clientes se formaban para ser atendidos. En una orden judicial de 21 páginas se describe a detalle que las mujeres a veces atendían a más de 30 hombres al día. ¿El precio? Aproximadamente 30 dólares por visita, de acuerdo con las autoridades.

Para muchas de ellas, esto ha sido un patrón por largo tiempo, explica la mujer encargada de persuadir a las mujeres de deshacerse de su coraza de desconfianza.

"Es probable que las arrestaran o las atacaran sexualmente cuando eran niñas, pueden haber vivido en hogares en los que había violencia doméstica. Es un común denominador con muchas de las víctimas que encontramos", dijo Alia el Sawi, especialista en asistencia a víctimas del Departamento de Seguridad Nacional.

El Sawi ya se ha reunido con varias mujeres que fueron rescatadas de sus captores y hay mucho trabajo por hacer, afirma.

"Tienes que darte cuenta de que muchas de esas mujeres se dirigen a ti como un desconocido y esperamos que nos cuenten la historia completa de su victimización en la primera reunión. Así que, naturalmente, dudan porque no nos conocen y estamos relacionados con las autoridades, pero nuestro trabajo es construir esa relación, tratar de tranquilizarlas y tenemos la esperanza de ayudarlas", dijo.

"Muchas de estas mujeres, a veces niñas, quedan muy traumatizadas. Han sido engañadas, las trajeron aquí con mentiras".

Sus sentimientos son variados.

"Hay algunas que están tan cerradas emocionalmente que apenas quieren hablar. Otras que quieren desahogarse. Algunas están muy enojadas por lo que les pasó y toman la oportunidad de decirlo todo y de cierta forma están hablando por primera vez".

Ninguna de estas mujeres habla públicamente, pero las autoridades esperan que cooperen y posiblemente revelen la ubicación de otras víctimas o identifiquen a más delincuentes.

Para las víctimas de tráfico de personas que se encuentran ilegalmente en Estados Unidos, siempre existe el riesgo de la deportación, algo que sus captores usan con frecuencia para lavarles el cerebro. El director de la ICE, John Morton, dijo que esto no debería ser un problema.

"La ley permite expresamente que estas mujeres reciban un status migratorio temporal para que no estén bajo la amenaza de deportación. Pueden presentarse, ayudarnos con la investigación, el proceso y trabajar con nosotros para que tengan un mejor futuro. Finalmente, la ley les permite quedarse permanentemente bajo esas circunstancias", dijo.

El camino hacia la recuperación es largo, pero El Sawi dice que abundan las historias de éxito.

"A nivel personal, obviamente me hace sentir mejor saber que quien ha sido victimizado por días, meses o años finalmente puede tomar sus propias decisiones. Por largo tiempo, muchas de estas mujeres no tuvieron opción.Los traficantes tenían control absoluto sobre ellas".

"Saber que se estabilizarán, que algunas víctimas se mantienen en contacto, llaman y dicen: 'Oye, obtuve mi certificado de secundaria, estoy en una relación saludable, abrí mi propio negocio'. Quiere decir que han prosperado".

Los agentes creen que el miércoles fue un buen día. Diez de los doce individuos que se mencionan en una orden judicial fueron arrestados. Otros tres fueron arrestados con base en la información que se obtuvo a lo largo del día y al menos otros 40 hombres fueron puestos bajo custodia.

"Estoy muy emocionado por esto, porque cuando recibimos las acusaciones relacionadas con estas actividades pensamos que era un caso menor. Luego de investigar descubrimos que era algo mucho más grande de lo que cualquiera de nosotros se habría imaginado", dijo Tarver.

"Tener la oportunidad de acabar con una operación de este tamaño nos da una tremenda sensación de logro", añadió.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad