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El Papa arrastra la polémica sobre su actitud ante la dictadura argentina

La relación de Francisco con el caso de dos jesuitas víctimas del régimen represor argentino crea controversia entre analistas de la época
vie 15 marzo 2013 11:07 AM

Se está representando al papa Francisco como un hombre humilde y sencillo , pero su pasado está teñido de controversias relativas a temas tan delicados como el matrimonio gay y las atrocidades políticas.

En el aire flotan las dudas acerca de los actos de Francisco durante los días oscuros del país: la llamada Guerra Sucia, cuando los dictadores gobernaban Argentina. El tema del matrimonio gay cobró relevancia durante el combate político que Francisco entabló con la presidente de Argentina.

Los expertos dicen que el pontífice conservador podría ser firme en algunos temas, pero flexible en otros.

“Si piensas que (Francisco) no cambiará nada, te equivocas”, dijo Gustavo Girard, médico retirado que conoció a Francisco durante sus primeros años de sacerdocio. “Sin embargo, no va a aprobar el matrimonio gay mañana”.

No se sorprendan, dijo Girard, si el nuevo papa se muestra flexible en el tema de los anticonceptivos, pero no esperen que la Iglesia cambie su postura respecto al aborto.

No han faltado los halagos para Francisco por ser un predicador apasionado y un hombre pragmático que prefiere usar el transporte público y no un auto privado. También lo han alabado por ser un librepensador. Sin embargo, si estudiamos más a fondo la historia de Francisco, veremos a un hombre más complejo moldeado por los tiempos que le ha tocado vivir.

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Épocas oscuras

Posiblemente el periodo más oscuro que Francisco vivió durante su ascenso al poder ocurrió cuando sirvió como el jesuita máximo de su país.

En 1976, durante la dictadura en Argentina, la Marina secuestró a los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics. Algunas personas acusaron a Francisco, quien en ese entonces se desempeñaba como superior provincial de la Compañía de Jesús, de no usar sus influencias para liberarlos. Los encontraron cinco meses después.

El incidente desató los rumores y las acusaciones de que Francisco era cómplice de las indignantes atrocidades de la dictadura, de que no hacía lo suficiente por desenmascararla y que tal vez hasta era parcialmente responsable de la prolongada detención de los sacerdotes, dijo Jim Nicholson, antiguo embajador de Estados Unidos en la Santa Sede.

Aunque las acusaciones en contra de Francisco nunca se probaron, siguen acechándolo: el Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina, de defensa de los derechos humanos, se opone a que Francisco haya sido electo como papa.

El director del grupo, Gastón Chillier, dijo que las situaciones relativas a los secuestros de los sacerdotes “no se han aclarado”.

El periodista argentino, Horacio Verbitsky, investigó muchas de las acusaciones en contra de Francisco, quien escribió un libro acerca del rol de la Iglesia durante la dictadura.

En un artículo que escribió en 2010, Varbitsky argumentó que Francisco había mentido mientras estaba bajo juramento durante una investigación sobre el robo de los bebés de las prisioneras de la dictadura.

Francisco testificó que no supo acerca del robo de bebés sino hasta que la dictadura había caído, escribió Verbitsky; sin embargo, una de las víctimas a la que el periodista entrevistó afirma que Francisco sabía lo que estaba ocurriendo: dijo que le había escrito una carta al respecto. Nicholson dijo que no hay pruebas que respalden las acusaciones.

El enfrentamiento

Luego, se dio el enfrentamiento entre el arzobispo y la presidenta. En 2010, Cristina Fernández de Kirchner encabezó una lucha para aprobar una ley con la que se legalizara el matrimonio gay.

El entonces arzobispo de Buenos Aires se colocó justo en el centro de la lucha y dijo que la propuesta de ley era “un ataque destructivo contra el plan de Dios”.

El contraataque de la presidente ocupó las primeras planas: dijo que la Iglesia mostraba “actitudes que recuerdan a los tiempos medievales y a la Inquisición”.

Finalmente, la propuesta se aprobó y Francisco, derrotado, abandonó el campo de batalla. Sin embargo, algunos simpatizantes lo toman como prueba de sus puntos de vista tradicionalistas.

Tal vez no sorprende que Kirchner haya felicitado con poco entusiasmo a Francisco tras su elección, dijo Rosendo Fraga, analista político argentino.

La presidente ni siquiera mencionó que Francisco era el primer papa argentino o del hemisferio occidental, una señal de que su gobierno podría estar en conflicto con la Iglesia.

¿Fue un desaire?

Fraga dijo que Francisco “era un crítico de la corrupción, de la inequidad social, de las drogas y el tráfico de seres humanos, lo que en realidad no es una postura de confrontación, aunque el gobierno lo haya percibido así”.

Girard interpretó de forma distinta la guerra de palabras. Francisco no estaba atacando sólo a la propuesta de ley, sino a lo que vio como un intento del gobierno por dividir al país políticamente.

Por eso fue que los cardenales lo eligieron, concluyó Girard: Francisco es singular. “Pueden ser progresistas o conservadores”; dijo. “Pero no son tontos”.

José Manuel Rodríguez de CNN colaboró con este reportaje.

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