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La guerra empeora en Yemen, donde se avecina una catástrofe humanitaria

La ONU estima que hay más de 100,000 desplazados en el país y hay más de 10 millones de yemeníes que sufren la escasez de alimentos
mié 08 abril 2015 04:00 PM

Desde hace casi dos semanas, los bombarderos saudíes han estado atacando las posiciones y las caravanas de los rebeldes hutíes en todo Yemen, pero hasta ahora la ofensiva no los ha hecho retirarse ni pedir la paz.

El caos en Yemen se está transformando rápidamente en una catástrofe para su gente y para el futuro del país. Mientras diversas facciones se pelean por el territorio, algunos yemeníes han caído en tal desesperación que han huido por mar hacia Somalia.

¿Los hutíes pueden resistir a la artillería saudí?

Hasta ahora sí. La Operación Tormenta Decisiva que encabezan Arabia Saudita no ha sido decisiva por el momento. Muchos de los ataques aéreos han tenido como blanco las posiciones de los hutíes en el puerto de Adén y sus alrededores, en donde la milicia conocida como Comités Populares y algunas unidades del Ejército, enemigas de los hutíes, están resistiendo los embates de los rebeldes que se aferran a una península.

Los saudíes han enviado por aire armas y equipo de comunicación a los Comités Populares; un vocero del ejército dijo: "esperamos que en unos cuantos días tengamos el control de la mayor parte de la ciudad".

Una fuente saudí dijo a CNN que se cortó la vía de suministro terrestre de las fuerzas hutíes de la ciudad. Eso podría cambiar las cosas, pero por ahora, los hutíes, una minoría chiita zaidí de Yemen, están demostrando que son un adversario resistente.

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Con el respaldo de algunas unidades del ejército yemení, quieren negarles a los saudíes un bastión para las fuerzas terrestres y un enclave al que el presidente Abdu Rabu Mansour Hadi pueda regresar.

En otras partes de Yemen, las autoridades saudíes declaran que los ataques aéreos han degradado la infraestructura militar que está bajo el control de los hutíes, entre ellos algunos edificios clave de la capital, Saná.

La Real Fuerza Aérea Saudí controla los cielos de Yemen con el respaldo de otros países árabes. Pero como se ha visto en conflictos en Iraq, Libia y otras partes, los ataques aéreos por sí solos rara vez provocan una derrota.

Algo que podría indicar que la coalición liderada por los saudíes tiene mucho camino por recorrer antes de ganar la ventaja es que el ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Asif, dijo el lunes que el gobierno saudí había pedido aviones, barcos de guerra y soldados.

Entonces, ¿los saudíes emprenderán una invasión por tierra?

Adel al Jubeir, enviado saudí en Washington, respondió indirectamente: "No tenemos tropas formalmente hablando en Adén". Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que se emprendiera una campaña terrestre más amplia, dijo: "no se ha descartado ninguna opción, pero no creo que estemos en ese punto aún".

Sin embargo, Arabia Saudita podría tener soldados en Yemen, según una fuente saudí que dijo a CNN que las fuerzas especiales saudíes de "no-combate" estaban en Adén para ayudar a coordinar las maniobras y la llegada de los equipos de comunicación y las armas.

La fuente dijo también que las fuerzas especiales habían emprendido misiones en contra de las unidades hutíes que tomaron la isla de Mayun, en el estrecho de Bab al Mandab, uno de los embudos marítimos más notorios del mundo.

Una de las razones por las que Arabia Saudita y sus aliados, tales como Egipto, están preocupados por lo que ocurre en Yemen es que su costa da a una de las rutas de navegación comercial más transitadas en el Mar Rojo, desde y hacia el Canal de Suez.

Sería peligroso emprender una ofensiva terrestre concertada para ganar territorios en Yemen. El imperio otomano intentó pacificar la región en la segunda mitad del siglo XIX, pero solo lograron que la región tomara el nombre de "cementerio de los turcos". En ese entonces, los chiitas zaidíes fueron los que bajaron de las tierras altas para sitiar Saná.

Lee: Saná, la capital de Yemen, se ha vuelto un pueblo fantasma

Hoy, los hutíes tienen la ventaja de que conocen el norte montañoso del país, en el que los saudíes tendrían que penetrar si quisieran amenazar la capital. También tienen mucha experiencia en batalla después de seis guerras breves contra el expresidente Ali Abdullah Saleh. Gran parte del país es idóneo para la guerra de guerrillas.

La intervención saudí en el terreno galvanizaría a los grupos yihadistas como al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y a la floreciente filial del Estado Islámico en Iraq y Siria (ISIS), grupos que están decididos a derrocar a la Casa de Saud.

Egipto, que está muy relacionado con las operaciones saudíes en Yemen, sabe lo que cuesta intervenir en la zona.

El presidente Gamal Abdel Nasser envió soldados y aviones en la década de 1960 en respaldo a los republicanos que se oponían a los monárquicos en una de las muchas guerras civiles de Yemen.

Egipto perdió 10,000 hombres a lo largo de cinco años y es una lección que el actual líder de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, no ha olvidado. "La tentación de aprovechar esta oportunidad para restaurar la grandeza perdida de Egipto en la región debe ser grande, como lo fue para Nasser en 1962", escribe Jesse Ferris en la revista Foreign Policy.

Los observadores dicen que si las fuerzas hutí logran tomar Adén y recuperar el control de la capital y de Taziz, la coalición árabe podría quedar sin más opción que usar tropas terrestres.

¿Hay esperanza alguna de negociar?

Durante los pasados tres años, las pláticas relativas a la división del poder y a la nueva Constitución de Yemen que la ONU encabeza se han llevado a cabo de forma irregular.

Una y otra vez, una de las facciones acusó a la otra de actuar de mala fe. Los hutíes aprendieron que a falta de una autoridad estatal o de otros "centros de poder", podían tomar gran parte de Yemen por la fuerza.

Pero también podrían estar conscientes de lo peligroso que es rebasar sus límites. En el sur, en donde el movimiento independentista empieza a cobrar impulso, los odian y los consideran intrusos.

Tal vez consideren que la victoria militar y la posesión temporal de Adén es una herramienta de negociación para terminar como la potencia dominante del norte y el centro de Yemen.

Saleh al Samad, un funcionario hutí, insinuó el fin de semana que el sur podría volverse autónomo y que las pláticas podrían comenzar una vez que se pusiera un alto a la campaña aérea que encabezan los saudíes.

Sin embargo, dijo a la agencia noticiosa Reuters que las negociaciones deberían estar en manos de partes "no agresivas", presumiblemente la ONU. Por otro lado, los saudíes han propuesto que se reanuden las negociaciones a cargo del Consejo de Cooperación del Golfo, cosa inaceptable para los hutíes.

La pregunta es: ¿con quién negociarían los hutíes. De acuerdo con varios analistas, el presidente Hadi es una fuerza agotada, ya que huyó de la capital y luego de Adén. Hadi ha tratado de hacer valer su autoridad desde el exilio con el despido de unos comandantes militares, pero efectivamente tiene poca influencia en la situación.

Cualquier negociación se complicaría aún más por la merodeadora presencia del expresidente Saleh, quien es chiita igual que los hutíes. Luego de que lo acosaran para que dejara el poder en 2012, Saleh orquestó un matrimonio por conveniencia con los houthi en un esfuerzo por recuperar su influencia y muchas unidades del Ejército siguen siendo leales al expresidente. Pero hay un legado de desconfianza entre Saleh y la dirigencia houthi.

Por ahora, ninguna de las facciones involucradas en el conflicto parece estar lista para buscar la paz, mientras buscan una ventaja militar y los civiles cargan con el peso del conflicto.

Los civiles yemeníes carecen de energía eléctrica, agua y alimentos

Durante el fin de semana, unos 16 millones de yemeníes que viven en zonas bajo control de los hutíes, incluida la capital, carecían de energía eléctrica. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que está tratando de llevar suministros vía aérea, señaló que los "hospitales y las clínicas que están atendiendo a los muchos heridos que hay en todo Yemen se están quedando sin medicamentos y equipo para salvar vidas".

Aun antes de que el conflicto se intensificara, los yemeníes sobrevivían con un promedio de siete dólares al día (unos 105 pesos mexicanos). En contraste, sus vecinos saudíes viven con 86 dólares al día (unos 1,290 pesos).

Lee: Los civiles están atrapados en medio del conflicto en Yemen

El Fondo para la Infancia de la ONU estima que se ha desplazado a unas 100,000 personas en el país en las pasadas dos semanas, mientras que Oxfam señaló que más de 10 millones de yemeníes carecen de alimentos suficientes y hay unos 850,000 niños desnutridos. Más de 13 millones de personas carecen de acceso a agua limpia.

Se ha hecho caso omiso del llamado urgente del CICR a "hacer una pausa humanitaria inmediata" para permitir que los suministros lleguen a las personas más vulnerables.

La situación es particularmente complicada en Adén, en donde la mayoría de los habitantes carecen de agua o electricidad y se hacen largas filas para llenar bidones con agua limpia. A causa de los combates, escasean los alimentos y los artículos básicos en la ciudad.

El CICR señaló que han muerto docenas de personas en días recientes y que "las calles de Adén están cubiertas de cadáveres". En varias fotografías pueden verse los daños causados a los edificios de departamentos en la ciudad, ya sea a causa de los bombardeos navales contra puestos hutíes o por los ataques con artillería hutí.

Algunos lugareños se amontonaron en botes y se dirigieron a Somalia, lugar que está lejos de ser un refugio seguro.

Al Qaeda prospera en medio del caos

Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) ha resistido la campaña de ataques con drones de Estados Unidos y a las fuerzas armadas yemeníes desde hace tres años y sigue presente en las provincias del este y el sur, tales como Hadramaut, Marib y Shabwa.

Ahora que los estadounidenses se retiraron de la base aérea de al Anad (la evacuaron unos días antes de que llegaran los hutíes) y el ejército yemení se desintegra, AQPA tiene mayor libertad de movimiento. Sus combatientes tomaron brevemente la ciudad costera de al Mullakah la semana pasada y liberaron a unos 300 prisioneros antes de que los combatientes tribales los expulsaran.

Un miembro de alto rango de AQPA, Khaled Batarfi, estaba entre los liberados de prisión y desde entonces se lo ha visto en el palacio presidencial en al Mullakah.

AQPA está aprovechando que los hutíes avanzan hacia el sur para reunir a las tribus sunitas y extender la campaña de bombardeos y emboscadas en sitios como Taiz y al Bayda, en donde afirman que mataron e hirieron a docenas de houthi la semana pasada.

Mientras el conflicto en Yemen asume un matiz más sectario, AQPA se presentará como el protector de las tribus sunitas ante lo que llama "la religión hutí rafidí (chiita)".

Los peligros de un conflicto regional

Arabia Saudita considera que Irán, su mayor rival en la región, tiene que ver con el colapso de Yemen. Junto con el presidente Hadi, acusó a Irán de proporcionar ayuda y asesoría militar a los hutíes, acusaciones que tanto la facción como Irán niegan.

De igual forma, la súbita demostración de fuerza de Arabia Saudita parece haber dado entrada a una nueva política exterior, de acuerdo con Ray Takeyh, del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York.

"Para el gobierno saudí, la alianza con Washington ha resultado ser poco confiable en una región en la que los conflictos sectarios y los Estados fallidos han intensificado las tensiones", escribió Takeyh en el diario estadounidense The Wall Street Journal.

Al parecer los saudíes tienen poca fe en la administración estadounidense que se opone a los conflictos en el exterior y que está lista para llegar a un compromiso con Irán respecto a su programa nuclear. Miran con angustia el caos sectario en el que se están sumiendo Siria e Iraq.

Así que ahora parece que el gobierno saudí está cobrando favores y llamó a Pakistán a que se uniera a la coalición que pelea en (o por) Yemen.

Pakistán recibe del gobierno saudí grandes cantidades en asistencia (el año pasado recibió préstamos por 1,500 millones de dólares, unos 22,500 millones de pesos) y el primer ministro Nawaz Sharif pasó un tiempo exiliado en Arabia Saudita luego de que lo derrocaran, hace 16 años.

Sin embargo, también comparten una larga y conflictiva frontera con Irán, cuyo primer ministro, Mohammad Javad Zarif, visitará Islamabad el miércoles 8 de abril. Los problemas de Yemen ya están repercutiendo más allá de la península arábiga.

Es posible que, como escribió Rami Khoury en el diario Daily Star, Yemen sea el signo de exclamación al final de una época en la que los estados de la región esperaban que Washington o Moscú reaccionaran, que apelaban a la ONU o que pedían una cumbre árabe para resolver los problemas de la región. Ahora, los países como Arabia Saudita y Egipto crean coaliciones ad hoc con la idea de que pueden proteger sus propios intereses.

Yemen demostrará si esa creencia es infundada.

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