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Los maltratos a las trabajadoras domésticas de Asia

Las mujeres que hacen esta labor provienen de familias pobres de países como Indonesia y Filipinas y sufren toda clase de abusos de patrones
mar 28 julio 2015 07:16 AM

"La primera vez que me pegó era el día de pago: me dijo que firmara en un pedazo de papel, pero yo pregunté: '¿por qué habría de firmar si no me diste el dinero?'. Luego me golpeó".

Una empleada doméstica indonesia de 30 años, que ahora se hace llamar Susi, cuenta cómo empezó el ciclo de abusos que dio forma a su vida por casi un año.

La amenazaron, atacaron y atraparon en la casa de su patrona en Hong Kong, Law Wan-tung, luego de que un agente de empleos le consiguiera el puesto.

"Solo me dejaba dormir de las 6 a las 10 de la mañana; solo dormía cuatro horas al día", cuenta Susi. "Solo me permitían usar el baño tres veces al día. No me dejaba tener un día libre. Nada estaba permitido".

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Historias de sufrimiento

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La historia de Susi es solo uno de los ejemplos de los abusos físicos y mentales que las trabajadoras domésticas extranjeras dicen sufrir en Asia y Medio Oriente.

La exposición fotográfica que actualmente se muestra en el Club de Corresponsales Extranjeros de Hong Kong busca exponer la magnitud de dicho sufrimiento.

Una de las víctimas, una mujer indonesia llamada Sumasri, cuenta que su patrón en Malasia la bañó en agua hirviendo y le dejó cicatrices dolorosas en la espalda y en las piernas. Otra, de nombre Sritak, está cubierta con docenas de cicatrices, entre ellas la que le dejó un tenedor al rojo vivo que su jefe en Taiwán presionó sobre su piel.

Las fotografías son obra del galardonado fotógrafo Steve McCurry y el proyecto lo organizó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una agencia de la ONU.

La OIT estima que hay más de 52 millones de trabajadoras domésticas en el mundo. Sin embargo, los activistas dicen que en muchos países, particularmente en Asia, no cuentan con la protección de la ley.

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Amenazas de muerte

Susi, cuyo nombre real es Tutik Lestari Ningish, dijo que su situación empeoró cuando su patrona empezó a amenazar con que mataría a su familia en Indonesia.

"Me decía: 'si alguna vez rezongas o tratas de irte, puedo matarte y matar a tu familia porque soy muy ingeniosa'. Por eso estaba aterrorizada. Soporté sus golpizas pero esperaba que no me matara a golpes porque tengo un hijo muy pequeño".

"Fue la primera vez que trabajé en Hong Kong; no sabía nada, ni siquiera sabía cómo hacer una llamada telefónica. La odiaba muchísimo pero no sabía cómo defenderme", dijo.

La ruta de escape

A final de cuentas, Susi se las arregló para escapar luego de que su familia en Indonesia exigiera saber qué había pasado con ella ya que no habían sabido nada de ella desde hacía mucho tiempo.

Sin embargo, Susi no reportó la situación a las autoridades por temor a que Law cumpliera sus amenazas.

Luego, Susi supo del caso de otra empleada doméstica, Erwiana Sulistyaningsih, quien terminó en el hospital luego de más de siete meses de abusos a manos de Law.

"Inmediatamente me decidí a hablar porque si no lo hacía, la siguiente persona sufriría también sus maltratos. Aunque tenía miedo, pude hablar de mi experiencia. No quiero que nadie más sufra lo que yo he sufrido".

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Susi y Erwiana declararon en contra de Law, a quien hallaron culpable de 18 delitos, entre ellos lesiones graves, privación ilegal de la libertad e intimidación. La condenaron a seis años de prisión.

'Como esclavas'

"En algunos lugares llegan a ganar apenas nueve dólares al mes (unos 140 pesos). En otros no ganan salario alguno, así que son como esclavas", dijo Elizabeth Tang, secretaria general de la Federación Internacional de Empleadas Domésticas.

Tang dice que las actitudes no cambiarán hasta que mejoren los derechos reconocidos de las empleadas.

"Es momento de que los gobiernos intervengan y encabecen el cambio en las leyes para que las traten igual que a cualquier otro empleado", dijo.

La periodista Karen Emmons, quien produjo la exposición, dijo que se decidió a iniciar el proyecto de documentar los abusos porque escuchaba historias parecidas año tras año.

"Quería mostrar las pruebas de los abusos que ocurren en la privacidad de los hogares", dijo.

"Quería que sus historias y los abusos que soportaron llegaran a la gente que puede hacer la diferencia y entrar en contacto con los patrones para que sepan que alguien los observa, que sabemos qué está pasando".

Con información adicional de Wayne Chang, pasante de CNN.

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