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Activistas abren un nuevo albergue para migrantes en el Estado de México

Defensores de migrantes centroamericanos abrieron una casa de ayuda en Huehuetoca, luego del cierre de la Casa del Migrante de Lechería
mié 29 agosto 2012 08:04 PM

Un hombre que padeció la migración cuando sus dos hijos abandonaron el país prestó su casa para crear un albergue que ayude al "tránsito digno" de migrantes  en Huehuetoca, en el Estado de México, un punto neurálgico de la ruta migratoria desde Centroamérica hacia Estados Unidos.

Algunos de las principales activistas del país en la defensa de migrantes viajaron al Estado de México para inaugurar el albergue San José, en el municipio de Huehuetoca, donde se dará alojamiento a las personas que en los últimos meses dormían en la calle y en las vías del ferrocarril que usan como transporte.

El pasado 7 de julio fue clausurada la Casa del Migrante San Juan Diego, en Lechería, municipio de Tultitlán del mismo estado central de México. Ello tras algunos incidentes suscitados entre vecinos de ese lugar y los migrantes que llegaban desde distintas rutas migratorias que recorren el sur del país.

"Esta es su casa señores", dijo Nicolás Ramírez, padre de dos migrantes mexicanos y propietario del predio y casa donde ya llegan centroamericanos que descansan bajo techos improvisados de plástico y reciben alimentación, atención médica y un espacio para dormir seguros en las noches.

El padre Pedro Pantoja, encargado del albergue Belem, en Saltillo, Coahuila, al norte del país, le dio la bienvenida a los migrantes que presenciaron la inauguración. Les dijo que "no son un problema ni un fastidio", sino "una bendición y una alegría".

También informó que más de la mitad de los 54 albergues del país opera bajo medidas cautelares y bajo acecho de integrantes de la delincuencia organizada . "Nosotros no le tenemos miedo al crimen organizado, confíen en nosotros", dijo el religioso.

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El fray Tomás González narró su día a día en el albergue La 72, en Teosique, Tabasco, en el sur del país, en "la puerta de la migración" y donde inicia el viaje hacia Estados Unidos pero también "los secuestros, las violaciones y los asesinatos".

Según su experiencia, el Estado mexicano tiene una deuda con el fenómeno de la migración y planteó la posibilidad de "enjuiciar" al gobierno de México por " tantas cosas dolorosas" que padecen los viajeros.

También criticó a la iglesia católica por considerar que no trabaja suficiente por la causa de la migración. "La iglesia es de quien la trabaja (…) si la iglesia no quiere trabajar, vamos a trabajar a pesar de la iglesia", dijo Tomás González, quien integró el panel junto con otros dos sacerdotes.

Su participación fue interrumpida por el paso de un tren. Los migrantes se preguntaron: "¿va para arriba o para abajo?", a lo que uno de ellos exclamó "¡para arriba!". La conferencia de prensa quedó casi vacía. Los centroamericanos cargaron sus equipajes y corrieron en busca del tren. La máquina se detuvo y la conferencia de prensa se reanudó minutos después con todos los asistentes.

También estuvo presente el sacerdote Prisiliano Peraza, encargado del albergue Altar, Sonora, en el norte del país. Como los demás oradores, describió la "crisis humanitaria" y ofreció su respaldo al albergue recién inaugurado.

"Estamos aquí para solidarizarnos con ustedes mis hermanos migrantes. Para nosotros no hay extranjeros, nadie es extraño", dijo el activista católico.

Todos recalcaron la importancia de crear un lugar para atender a los viajeros que se habían quedado sin lugar de descanso cuando cerró el albergue de Lechería y pidieron "que no se vaya a repetir el episodio de Lechería".

Una de las integrantes del Movimiento Migrante Mesoamericano, Martha Sánchez, aseguró durante la inauguración que los cientos de viajeros que ocupaban el espacio clausurado cada día, han pasado meses morando en las calles, a merced de "polleros" (traficantes de personas) o en manos de delincuentes en casas de seguridad.

Los activistas dijeron que el albergue San José no tiene "permisos oficiales" para operar. Sin embargo, Tomás González señaló que la Ley de Migración "ampara a los lugares para operar y los llama santuarios migratorios".

Pedro Pantoja dijo que los albergues responden a necesidad "humanitaria" y "no necesitamos ningún permiso. Con o sin permiso vamos a seguir trabajando", aseguró.

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