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1992: el año en que Juan Pablo II y Carlos Salinas 'hicieron clic'

Tras un siglo distanciados, el Vaticano y México reanudaron relaciones ese año, una medida que benefició a ambos líderes, dicen analistas
lun 21 abril 2014 06:15 AM

Tras un largo "proceso de acercamiento", fue iniciando la década de 1990 cuando el expresidente Carlos Salinas de Gortari y el papa Juan Pablo II encontraron el momento para reanudar la relación entre El Vaticano y México: uno que beneficiara a ambos. 

El restablecimiento de la relación diplomática se logró en septiembre de 1992, con Salinas de Gortari y Juan Pablo II —que será canonizado este 27 de abril— como sus protagonistas, aunque otros mandatarios hicieron contactos previos, como la visita que el presidente Luis Echeverría hizo a Pablo VI en 1974 y el encuentro que sostuvieron José López Portillo y el propio Juan Pablo II en 1979, según la Cancillería mexicana. 

Alejandro Díaz Domínguez, politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) especializado en religión, consideró que el presidente Salinas de Gortari vio el acercamiento con la Iglesia católica como una oportunidad para mejorar su imagen frente a la ciudadanía, luego del polémico triunfo que tuvo en las elecciones de 1988. 

En ese contexto, según el académico, Salinas de Gortari no solo intensificó los contactos de su gobierno con el Vaticano —en 1990 recibió al sumo pontífice y envió a la Santa Sede a un representante personal—, sino que promovió una reforma a la Constitución para otorgar personalidad jurídica a las iglesias y permitir que los ministros de culto pudieran votar. 

Salinas de Gortari argumentó entonces que la medida buscaba "modernizar" la relación entre el Estado y la Iglesia católica, que legalmente había tenido pocos cambios en más de un siglo.

En 1860, las Leyes de Reforma aprobadas en México establecieron el Estado laico y pusieron en manos estatales los bienes del clero, lo que llevó al Vaticano a romper relaciones con el gobierno mexicano. Más adelante, la Constitución de 1917 impuso restricciones a los ministros de culto, como la de no poder votar.

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"Los asesores de Salinas y él mismo prefieren acercarse a la Iglesia. (…) Existe una necesidad de legitimación y, en ese tenor, el reconocimiento jurídico a la Iglesia se da de manea más fluida", dijo Díaz Domínguez. 

Iliana Rodríguez Santibáñez, internacionalista del Tecnológico de Monterrey (ITESM), coincidió en que Salinas de Gortari decidió acercarse a la Iglesia católica para ganar apoyo entre quienes profesaban esa religión, que representaban a cerca del 80% del total de la población. 

"Me parece que lo hizo en gran parte movido por el clamor de estos millones de mexicanos que pertenecen a la fe católica", dijo.  

Del otro lado, a decir de los analistas, Juan Pablo II también vio la oportunidad de mejorar las condiciones del clero en México, el país con más católicos en el mundo después de Brasil. 

"(Juan Pablo II) no solamente fue un actor que representaba la religión, sino que podemos también categorizarlo como un actor político, un activista de su propia religión", dijo Rodríguez Santibáñez. 

Para Díaz Domínguez, además del interés de Salinas de Gortari, otro factor que el papa tuvo a su favor fue su popularidad entre los mexicanos. 

"Es un Papa con mucha legitimidad, que puede aprovechar para operar lo que tenga que operar, que en este caso era sacar a la Iglesia de la irregularidad en la que se encontraba", dijo. 

La reforma al artículo 130 constitucional —en el que se mantuvieron puntos como prohibir que los ministros de culto sean votados a cargos de elección popular— se aprobó en enero de 1992 con el apoyo de los principales partidos.

Ocho meses después, en septiembre, México y el Vaticano restablecieron sus relaciones con el intercambio de notas diplomáticas, y al año siguiente, Salinas de Gortari recibió a Juan Pablo II en una nueva visita a territorio mexicano, en esa ocasión al estado de Yucatán. 

Ese fue el tercer viaje del papa a México, donde aún realizó dos giras más: una en 1999, ya en el mandato de Ernesto Zedillo, y una en 2002, en el gobierno de Vicente Fox, tres años antes de su muerte en abril de 2005. 

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