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Cuajimalpa, un día después: de un lugar de vida solo quedan escombros

El hospital de Cuajimalpa en el que todos los días nacían hasta 10 niños quedó reducido a una montaña de escombros y dudas
vie 30 enero 2015 06:36 PM

Era un lugar lleno de vida, en el que nacían diariamente entre ocho y 10 bebés.

Pero este viernes solo retumbaba la maquinaría que destruía columnas, techos y paredes de lo que quedó del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, en la capital mexicana.

La explosión del jueves, que provocó hasta ahora la muerte a dos bebés y una mujer, convirtió en una montaña de escombros a la clínica en la que todos los días madres daban a luz, 50 niños recibían consulta externa, y se practicaban 45 cirugías diarias, como indicó el secretario de Salud local, Armando Ahued.

Un libro rosa con el título "Registro de Pacientes" es lo que quedaba en la entrada del hospital.

En un terreno baldío contiguo, los trabajadores dejaron una cama doblada junto a un equipo de RCP y una lámpara. El resto del hospital se perdía entre los escombros.

Una duda persistió entre varios de los trabajadores y funcionarios que contemplaban la escena: la fuga inicial en una pipa de Gas Express Nieto dio tiempo para que los bomberos llegaran al lugar, a atender la llamada de emergencia que recibieron. ¿Pero qué ocurrió con la evacuación?

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El secretario de Protección Civil del Distrito Federal, Fausto Lugo, dijo a los reporteros en el lugar que el hospital tenía protocolo interno, señalización, rutas de evacuación, y personal preparado.

“Se inició el protocolo de evacuación cuando se reporta la fuga. Los resultados de la tragedia pudieron ser mucho mayores”, indicó.

Sin embargo, José Luis Aranda, quien dijo trabajar en la farmacia del hospital desde hace cuatro años, no estaba de acuerdo.

“No creo, no creo”, dijo entre lágrimas sobre si hubo una reacción rápida. “Todos los bebés que estaban en neonatología, en las incubadoras, en urgencias…”.

Lee: 9 bebés, "muy graves" tras explosión en Cuajimalpa

La fuga de gas ocurrió cerca de las 07:00 horas y él iba a entrar el jueves más tarde, por lo que no llegó al momento de la explosión. Y muchos pacientes de la consulta externa y de los consultorios aún no ingresaban al hospital.

Una docena de rescatistas de la Brigada Internacional de Rescate Topos Azteca descansaba este viernes a un costado de los trabajos de remoción de escombros.

Algunos dormían bajo el sol en un pequeño campamento que organizaron en el terreno baldío contiguo al hospital.

Durante el jueves y la madrugada de este viernes trabajaron en la localización de posibles víctimas bajo los restos del edificio. Uno de sus integrantes, quien prefirió no identificarse, consideró que “no es fácil” evacuar un hospital, pues el factor clave fue el tiempo.

“Faltó más tiempo”, dijo, según su experiencia de 10 años en la corporación.

La explosión causó daños hasta el 80% del edificio. Una barda que colindaba con el terreno baldío desapareció. Las autoridades evalúan la construcción de un nuevo hospital , pero apenas es el primer día de una jornada de "mínimo un año" hasta que abra nuevamente, dijo Ahued.

Los otros damnificados

Mientras que en el hospital este viernes entraban y salían camiones que recogían los escombros, al lado de la clínica hubo otros afectados que parecían ser invisibles.

La hora en que ocurrió la explosión evitó que hubiera más heridos del mercado de la colonia El Contadero, que colinda con el Hospital Materno Infantil. Pero la detonación provocó daños en varios locales de un grupo de unos 20 comerciantes que este viernes querían recuperar sus cosas.

Marta Rodríguez Vázquez, de 58 años, es una de las afectadas. “Tengo una cocina. Tengo fe en que nos ayuden, que no nos dejen desamparados. Es nuestra única fuente de trabajo. Vivo de la cocina”.

Ella y otros locatarios del mercado tuvieron una breve reunión este viernes con el delegado de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, a quien le pedían acceso a sus locales para recuperar documentos, herramientas para su trabajo o productos perecederos.

“Les pido paciencia, muchachos. Sí se les va a indemnizar, pero hay un trámite administrativo”, les dijo el delegado, quien también prometió que daría acceso controlado para retirar “lo prioritario”.

“No es algo que vamos a resolver de hoy para mañana. Sé su inquietud, sé su sentimiento, pero hay que darle gracias a Dios de que estamos vivos. Quién sabe qué hubiera pasado si hubieran estado en el interior del mercado al momento del accidente”, exclamó Rubalcava.

Sin embargo, varias de las mujeres locatarias lloraban al pedir ayuda, pues dijeron que la activdad en el mercado representa el ingreso diario de sus familias.

Tienden la mano

Al igual que el día anterior, los vecinos de El Contadero salieron este viernes por la mañana a ofrecer bebidas y alimentos a las decenas de policías y trabajadores que laboraban en los trabajos tras la explosión.

Varias cuadras a la redonda estaban custodiadas por policías de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, pero se daban un momento para recibir un vaso de atole o café, algunos tamales y otros naranjas.

Un centro de acopio en la calle de Arteaga y Salazar contaba con varias cajas con botellas de agua, pero también productos de limpieza e higiene personal.

“Salimos a repartir café, galletas, algunos pan o tamales. Queremos que la gente que está apoyando aquí, pues tenga algo”, dijo Miguel Ángel, vecino de El Contadero.

Ángel Martínez también estuvo acompañado de su familia. “Nos organizamos y venimos. Nadie nos mandó. Con nuestros propios recursos venimos y damos café, sin pedir nada a cambio”.

Y su ayuda no se limitó a proporcionar alimentos, pues los primeros héroes fueron ellos. Un vecino de El Contadero, Pablo Armando Olivares, pudo captar con la cámara de su celular el momento de la explosión, y fue uno de los primeros que se acercó al lugar para rescatar a las víctimas.

“Los vecinos y gente ayudaron a rescatar a la gente de los escombros. Una de las personas (Pablo) logró sacar a dos personas de los escombros”, aseguró Marisela Martínez de la Rosa, quien tiene un local de comida frente al hospital.

"Gracias a Dios los sacaron con vida".

Diego Macías contribuyó con este reporte.

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