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El profesor muerto en Guerrero, un jubilado que ayudó a fundar la CETEG

Claudio Castillo Peña, quien falleció tras un desalojo policial, es recordado por compañeros y exalumnos como un docente "recto" y estricto
vie 27 febrero 2015 12:00 PM

Una malformación en su pierna derecha, que lo obligaba a llevar bastón, no impedía al maestro Claudio Castillo Peña participar habitualmente en las manifestaciones de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), que ayudó a crear en la década de 1970.

La última protesta en la que participó fue la del martes pasado en el puerto de Acapulco, donde docentes fueron desalojados de un bloqueo por la Policía Federal.

Castillo, de 65 años y jubilado desde hace 15, murió después de la operación, un hecho que la CETEG atribuye a golpes de los policías y el gobierno de México a un "aplastamiento" ocurrido en otro incidente.

"Era un hombre de la tercera edad, era un hombre que sin bastón no podía moverse, era un gran hombre que tenía una deformidad y no les importó, lo golpearon hasta matarlo", reclamó el profesor Manuel Salvador Rosas Zúñiga.

"Las lesiones fueron producto de aplastamiento, no hay ningún traumatismo craneoencefálico como algunas versiones lo han señalado; la información indica que el fallecimiento no fue producto del enfrentamiento entre los manifestantes y los elementos de la Policía Federal, muy posiblemente la defunción fue producto de un evento distinto", señaló al respecto el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido.

Maestro de comunidad

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Castillo era originario de la región de Tierra Caliente y egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, la misma en la cual estudiaban 43 jóvenes que desaparecieron en septiembre pasado presuntamente a manos de policías municipales ligados al crimen organizado.

Ahí estudió para ser maestro de secundaria y, después de graduarse, se fue a trabajar a una comunidad y se unió al Consejo Central de Lucha, antecedente de la CETEG.

"Siempre dijo que quería ayudar a que los niños, que los jóvenes de pueblo vieran que sí se puede avanzar", comentó el profesor Ramiro Salinas.

En 1971 se instaló en una secundaria ubicada de la zona rural de Acapulco; 10 años después, en una reunión en su casa definió con los docentes Horacio Bahena Bustamante y Rubio Alcocer conformar la CETEG, para "dar una cara democrática" al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

"Su intención nunca fue dividir, sino democratizar. Su aportación siempre fue el llamado a la unidad, a la no violencia, ese fue siempre su principio más importante, siempre nos decía que dijéramos que sí a la lucha, pero a la lucha pacífica", recordó el docente Robespierre Moreno Benicio.

Las 'batallas' ganadas

Según Moreno, Castillo fue pieza clave para conseguir 90 días de aguinaldo para el magisterio, pero el más importante logro del gremio fue la entrega de libros de texto gratuitos para secundaria.

"Antes los que estudiábamos teníamos que pagar los libros (...) Él es parte de los fundadores de estos logros sociales", dijo.

Castillo, ademas, exigió que uno de los principios de la CETEG fuera que antes de tomar un acuerdo se tuviera que consultar a las bases, para que no existieran cúpulas sindicales.

A principios de la década de 1990, el docente se cambió a una escuela del centro de Acapulco, en la colonia popular Ciudad Renacimiento.

Un profesor "recto"

Exalumnos de Castillo lo recuerdan como una persona "recta" y estricta con la entrega de trabajos y tareas.

Carlos Hernández, por ejemplo, fue alumno suyo en la secundaría federal número 8, en la generación 1995-1998, en la que cursó con él la materia de Formación Cívica y Ética.

"Daba en ambos turnos, siempre estaba ahí en la escuela. El profe Claudio era recto, muy recto y muy estricto, por eso nos daba miedo no llevar los trabajos. Lo recuerdo siempre con su bastón para poder caminar, sin él el maestro no iba a ningún lado", dijo.

"Lo recuerdo siempre en las marchas"

El líder de la CETEG en Acapulco, Walter Añorve, recordó que Castillo siempre trataba de asistir a las manifestaciones del gremio y que nunca pidió ayuda para trasladarse a pesar de sus problemas físicos, derivados de una artritis reumatoide.

"Lo recuerdo siempre en las marchas, por la condición que tenía, arriba de las camionetas que llevaban el sonido, su voz siempre resonando en cada manifestación, invitando a la lucha, humilde y honesto, en donde nos animaba siempre en los momentos más difíciles y de dudas", dijo.

Según Añorve, muchas veces llegaba acompañado de su esposa, en ocasiones por sus hijos, y se preocupaba por la seguridad de los líderes de la CETEG.

"Siempre fue un hombre autosuficiente, nada lo detenía, ni su edad, ni su condición, con todos los problemas que tenía siempre se trasladaba a los lugares en donde teníamos actividad. Siempre quería estar en el terreno y el trabajo de campo", dijo.

Este miércoles, horas después de su fallecimiento, sus restos fueron velados en Acapulco. Miembros y simpatizantes de la CETEG acusan a los policías de haber actuado con violencia en el desalojo. En tanto, el gobierno federal lamentó la muerte, pero rechazó ser responsable de ella y aseguró que el operativo se realizó en orden.

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