Prisión del Altiplano, de la máxima seguridad a ser 'presa' de dudas
La prisión federal del Altiplano, de donde se fugó Joaquín el Chapo Guzmán, era considerada como la de máxima seguridad del país, una "fortaleza" casi inexpugnable... pero ahora es presa de dudas.
Analistas consultados por CNNMéxico indicaron que el escape del poderoso líder del cártel de Sinaloa –el criminal más buscado por autoridades mexicanas– pone en entredicho la confiabilidad de la cárcel ubicada en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México, y que comenzó a operar en a finales de 1991 (durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari).
"Nadie se había fugado de ese penal. Se consideraba como inexpugnable... (pero) ha quedado totalmente vulnerable el tema de la confianza y el carácter de máxima seguridad de ese penal", dijo Armando Rodríguez, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede).
El sábado pasado, Guzmán escapó por un boquete realizado en su celda, en el área de la regadera, y que conectaba por un túnel subterráneo de unos 1,500 metros hasta llegar a una casa en la colonia San Juanita.
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Gabriel Regino, exsubsecretario de Seguridad Pública del DF, resaltó en entrevista que la cárcel de Altiplano surgió para cubrir "un vacío" en México, y se le dotó en su momento con las mejores instalaciones, con tecnología de punta, para tener controlados a los criminales más peligrosos.
En sus tres niveles, explicó Regino, este penal tiene cámaras que dan seguimiento constante a los reos, escáneres corporales (que detectan objetos que puedan ser de riesgo) y esclusas que se abren electrónicamente con módulos de acceso.
La cárcel, según dijo Osorio Chong, cumple los protocolos de seguridad y los estándares internacionales, con un sistema de videovigilancia y monitoreo permanente, más de 750 cámaras, puntos de revisión y módulos de aislamiento para internos de alta peligrosidad, además de 26 filtros entre puertas y controles desde el área de aduana hasta la de tratamientos especiales.
Sin embargo, con la fuga de el Chapo, la cárcel que era considerada una "fortaleza" ha quedado reducida "a una burla", dijo Regino, abogado penalista y profesor de Criminología.
El exfuncionario cuestionó que en un momento las cámaras de la cárcel en Almoloya perdieran de vista a el Chapo Guzmán, con los llamados puntos ciegos.
"En la primer fuga, que fue en Puente Grande, el personal que tenía a cargo el manejo de las cámaras las manipuló de manera deliberada para que se pudiera llevar a cabo la fuga... por lo tanto no es nada improbable que en esta segunda fuga haya ocurrido lo mismo", mencionó.
Regino también criticó que no se revisara toda la periferia de la prisión, para ubicar construcciones aledañas, como la casa donde desembocó el túnel de el Chapo.
Respecto a este punto, el Secretario de Gobernación dijo que desde hace un año y medio hay un un operativo de vigilancia adicional en el exterior, aunque en un perímetro de 1,400 metros, y no a 1,500, distancia en la que se ubicó la casa de la fuga del narcotraficante.
Traición y descuido
El investigador Armando Rodríguez consideró que, en el caso del Chapo, tuvo que haber protocolos especiales de vigilancia, porque ya se había fugado una vez en 2001 y es uno de los criminales más peligrosos; además hay antecedentes de que para escapar o para el trasiego de droga estuvo vinculado con la construcción de unos 70 túneles.
"Es increíble que, por ejemplo, de acuerdo con el testimonio de los vecinos del penal, la casa en donde termina el túnel comenzó a construirse en agosto del año pasado. Y es una zona que perfectamente está a la vista desde las torres de vigilancia del penal, en una zona donde se supone que no tendría que haber alguna construcción", comentó.
Más allá de posibles complicidades de custodios, dijo Rodríguez, sería necesario analizar la actualización de tecnología de la cárcel, con temas como la asignación de brazaletes de localización efectiva de los presos (el Chapo lo cortó y se lo quitó al entrar al túnel, según las autoridades), o de superficies que resistan cualquier tipo de perforación.
Para Javier Oliva, profesor-investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en temas de seguridad, la cárcel es vulnerable por "la traición" de algunos de sus trabajadores, y no porque la construcción o los sistemas de videovigilancia hayan fallado.
"Para que hubiera podido salir Joaquín Guzmán requirió los planos (de la cárcel), topógrafos, ingenieros, albañiles, el silencio de los custodios", dijo Oliva.
Un reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en 2013 indicó que en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 Altiplano había 1,267 reclusos, cuando tenía capacidad para 894.
En el reporte, además de sobrepoblación, registró insuficiente personal de seguridad y custodia, deficiencias en la imposición de sanciones disciplinarias, actividades ilícitas, presencia de objetos y sustancias prohibidas, además de cobros por parte de internos para protección o para la asignación de estancias.
"Un exceso de población provoca que haya hacinamiento, se pierdan controles de seguridad y la máxima seguridad se devalúa y creo que esto es algo importante que se notó de manera general en el centro, una falta de personal, que ocurre en todo el sistema penitenciario federal lo cual se tiene que atender", resaltó ete martes la visitadora de la CNDH, Ruth Villanueva, durante una entrevista con Radio Fórmula.
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