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México 'importa' el modelo alemán para preparar jóvenes técnicos

El gobierno y organismos empresariales lanzaron un esquema similar al de Alemania, con el cual alumnos de bachillerato se alistan para entrar al sector productivo al mismo tiempo que estudian.
mié 29 marzo 2017 06:00 AM
Jóvenes  productivos
En busca de jóvenes productivos Actualmente, sólo 3,000 estudiantes mexicanos participan en el modelo dual. En el bachillerato tecnológico hay 2 millones de personas.

El pasado 22 de febrero, en la Secretaría de Educación Pública (SEP), el gobierno federal firmó un convenio con el sector privado para formar técnicos combinando el aprendizaje de las aulas con el de los centros de trabajo.

Presentado como Modelo de Formación Dual, se trata de un esquema probado en Alemania —donde 60% de los jóvenes de bachillerato está inscrito en él— y cuyo principal objetivo es dotar a los alumnos del nivel medio superior con herramientas para la vida laboral, así como aumentar la productividad y la competitividad de las empresas.

“Es un diseño interesante que nos ha permitido crecer, pero sobre todo aspirar a que se convierta en un modelo de formación en todos los renglones, de manera que sea un impulso a la productividad nacional”, dice en entrevista con Expansión el subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán.

Aunque este modelo inició con un programa piloto en 11 entidades hace cuatro años, en coordinación con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Cámara México-Alemana, el reciente convenio entre el gobierno federal y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) —que concentra a la mayor parte de los organismos empresariales del país— prevé que el esquema alcance otras alturas.

El modelo para generar mayor productividad
La firma entre el CCE y la SEP prevé generar una cobertura nacional de formación dual.

Actualmente, el modelo está presente en 24 estados y abarca 400 empresas, 130 planteles y 3,000 estudiantes. La meta a corto plazo es llegar a una matrícula de 5,000 jóvenes en 2017 y de 10,000 en 2018, así como tener presencia en todo el país y la participación de miles de compañías.

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“La formación dual va directamente al centro de la competitividad, y obviamente de los muchachos, de las empresas y de México. México se ha desarrollado en un proceso de manufactura, eventualmente tenemos que ir brincando a un proceso de más conocimiento, y el modelo mexicano de formación dual apoya en este sentido”, dice en entrevista Juan Carlos López Villarreal, quien fue uno de los precursores del modelo dentro de la Coparmex.

Alemania pone el ejemplo

En noviembre de 2013, la embajada alemana empezó a promover el modelo de la mano de la Coparmex y de empresas alemanas. Estos actores aseguraron entonces que el esquema "no sólo es un garante para lograr un nivel mínimo de desempleo juvenil, sino también una piedra angular del éxito del modelo económico alemán”.

Hoy, seis de cada 10 jóvenes alemanes reciben una formación bajo este modelo, en el cual participan 450,000 compañías.

“(La formación dual) es uno de las grandes secretos de la competitividad de la manufactura alemana, el tener técnicos sumamente preparados en sus procesos de producción”, dice López Villarreal, quien asegura que otro beneficio es que crece el índice terminal de los estudiantes. En Alemania, 95% de quienes estudian bajo el modelo termina su preparación.

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A esto se suma que la permanencia media de los egresados alemanes en las empresas de su país es de aproximadamente 11 años, mientras que se tiene registro de que la productividad de los aprendices aumentó de 30% a 68%.

En México, el Ministerio Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo firmó un acuerdo de cooperación con un presupuesto de 10 millones de euros para ejercer de 2016 a 2018 e implementar el esquema.

“La cooperación técnica con Alemania está interesada en aspectos que den la posibilidad de pensar en el largo plazo y de institucionalizar (el modelo): qué se requiere para concluir la operación del modelo en los mejores términos, cómo sumar no sólo a los organismos empresariales, sino a los sindicatos y a otros actores que son relevantes”, dice Tuirán.

Las reglas del juego

El modelo opera actualmente con 13 carreras técnicas: seis industriales (Electromecánica Industrial, Máquinas y Herramienta, Mecatrónica, Transformación de Plásticos, Mantenimiento Industrial y Autotrófica) y siete de servicios (Alimentos y Bebidas, Informática, Autotransporte, Contabilidad, Administración, Hospitalidad Turística y Telecomunicaciones).

Lo primero que deben hacer quienes estudian alguna de ellas y quieren participar en el modelo y recibir una beca salario —de aproximadamente 4,000 pesos mensuales, la mitad aportada por la SEP y la otra mitad por las empresas— es revisar si su escuela tiene convenios con las compañías involucradas.

Después, los interesados deben postularse a través de su plantel, que es la instancia que realiza los acuerdos necesarios. Los alumnos electos continúan su carrera alternando el aprendizaje en las aulas con el de los centros de trabajo. De acuerdo con los promotores del modelo, esto no sólo les da experiencia laboral, sino también recursos propios y mayores posibilidades de terminar su bachillerato.

Tuirán afirma que con ello la empresa invierte en la formación de los jóvenes con la seguridad de que obtendrá beneficios mayores a largo plazo.

“¿Cuál es el retorno? Que (los jóvenes) se queden en la empresa, que eventualmente la empresa disponga de personal muy capacitado de acuerdo con sus necesidades, y que la inversión derive en un aumento de la productividad de esas empresas y eventualmente de su competitividad”, dice.

Con él coincide López Villarreal, quien señala que, en promedio, las empresas invierten 150,000 pesos en la capacitación de los instructores y las becas salario, pero años después el retorno es mayor pues se reduce la rotación de personal y los muchachos realizan prácticas que difícilmente harían en sus salones de clase.

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“Por ejemplo, reparar un motor si es un electromecánico o reparar todo un tablero de control de una maquinaria, esas son las pruebas o exámenes prácticos que se hacen con los muchachos, eso lo hacen profesionales; entonces, si esto lo hace un muchacho acompañado por un instructor, la empresa tiene ahorros aun durante el proceso de la formación”, explica.

En Alemania, agrega, donde el costo de formación de los jóvenes es varias veces mayor al que se tiene en México, se estima que en un año o dos queda pagada la inversión, y de ahí en adelante se produce un retorno positivo para las empresas.

Un mayor alcance

El programa piloto ya ha tenido resultados positivos; sin embargo, según reconoce Tuirán, aún es pronto para que incida en las mediciones de empleo o competividad, por lo que se busca expandir el alcance del modelo.

“En lugar de aspirar a otras 400 empresas más, estamos aspirando a que miles de empresas adopten el modelo dual para que nuestros jóvenes se formen mejor y al mismo tiempo puedan aspirar a algunos beneficios específicos que trae consigo el modelo dual”, asegura.

Durante la firma del acuerdo, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, dijo que, si el esquema crece a nivel nacional y se logra la participación de al menos 40% del sector empresarial, el país tomará una ruta de industrialización de alto nivel y sofisticación empresarial.

A su vez, el presidente del CCE, Juan Pablo Castañón, consideró que, con la nueva agenda educativa, es posible acabar con un círculo vicioso en el que los egresados no tienen trabajo por falta de experiencia y no tienen experiencia por falta de trabajo.

En ese contexto, Tuirán señala que el convenio es para que el sector empresarial se comprometa tanto con el modelo como a sumar cada vez más empresas, para que esto se traduzca en una mejor formación de los jóvenes y una mayor empleabilidad.

Actualmente, cerca de 2 millones de jóvenes mexicanos estudian en bachilleratos tecnológicos. La idea es que, en los próximos años, la cobertura alcance a todos los planteles y llegue a 5 millones de personas.

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