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La guerra por Aeroméxico

Con dos ofertas sobre la mesa y una más que está en ciernes, la aerolínea es ‘asediada’; el atractivo es fuerte para los inversionistas, pese a su deuda de más de 1,000 millones de dól
sáb 15 septiembre 2007 01:10 AM
La aerolínea ha perdido participación de mercado. (Archivo)

La venta de Consorcio Aeroméxico, controladora de la mayor aerolínea del país, ha desatado una guerra de ofertas pese a su onerosa deuda de más de 1,000 millones de dólares y elevados costos laborales.

Dos oferta públicas por el consorcio están en la mesa y una tercera podría ser presentada por su competidora Grupo Mexicana de Aviación, que opera la segunda aerolínea del país, en caso de que el ente antimonopolios lo autorice.

Las acciones de Aeroméxico despegaron en la bolsa luego de que un grupo de prominentes inversionistas ofreció esta semana pagar 151 millones de dólares por la compañía, superando los casi 100 millones de dólares que propuso pagar la acaudalada familia Saba en agosto.

Los títulos de Aeroméxico subieron el viernes un 1.72% para quedarse en 1.78 pesos por título. En la semana, la acción subió 2.3% desde el 1.74 pesos en que cerró la el viernes de la semana anterior.

El grupo de inversionistas en la segunda oferta incluye a la familia Canales Clariond, que recién vendió el gigante acerero IMSA; la familia Aramburuzabala, accionista del grupo cervecero Modelo y a Ricardo Martín Bringas, cuya familia es propietaria de la minorista Soriana.

También incluye al Grupo Financiero Banamex, unidad mexicana del estadounidense Citigroup, que participa con una posición minoritaria a través de una sociedad relacionada.

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Algunos observadores están sorprendidos de que se hayan presentado ofertas por Aeroméxico debido a sus problemas internos y a la creciente competencia en la industria aérea mexicana. Pero otros opinan que el privilegio de poseer una aerolínea es más que suficiente para hacer un ofrecimiento.

Bob Booth, presidente de AvGroup, una firma de consultoría de aviación con sede en Miami, estima que la empresa valdría más que la oferta más alta.

“Recuerde, es poseer” una aerolínea, dijo.

El gobierno busca vender su participación de un 62% en Aeroméxico, que tuvo pérdidas por 63 millones de dólares y una baja de un 11% en sus ventas en el segundo trimestre, ante la dura competencia de las operadoras de bajo costo, además de elevados costos del combustible.

La segunda oferta es de 1.6842 pesos por acción, un 50% mayor que la de los empresarios Saba, e incluye el compromiso de inyectar 240 millones de dólares a la empresa para fortalecer sus finanzas.

El gobierno, que tenía planes de vender su participación accionaria en una oferta secundaria en el mercado bursátil, no ha dicho cuándo tomará una decisión sobre las ofertas.

Menos pasajeros

El hotelero Grupo Posadas, que compró el Grupo Mexicana de Aviación -operador de la segunda mayor aerolínea del país- al gobierno en el 2005, por poco más de 150 millones de dólares, dijo esta semana que no ha dado pasos para adquirir Aeroméxico.

Pero Grupo Mexicana de Aviación notificó al ente antimonopolios su intención de presentar una oferta por su rival Aeroméxico.

Aeroméxico y Mexicana pasaron a manos del gobierno a mediados de la década de 1990 con una difícil situación financiera. Las aerolíneas eran operadas por la desaparecida controladora aérea Cintra, creada con el mandato de sanearlas y posteriormente venderlas.

El nuevo dueño de Aeroméxico tendrá que tomar medidas para frenar la caída en su participación de mercado.

Según cifras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Aeroméxico transportó un 21% de los pasajeros en vuelos domésticos en el 2006, desde un 30% cinco años atrás.

Algunos analistas dicen que la solución para Aeroméxico sería declararla en bancarrota, forzar a los sindicatos a hacer concesiones y relanzar a la aerolínea como operadora de bajo costo similar a Volaris o Interjet.

Booth opina que los sindicatos, que han hecho algunos compromisos a cambio de una eventual porción accionaria en la compañía, son claves para la situación de Aeroméxico.

“Los sindicatos deben recibir a un nuevo dueño y trabajar en conjunto para hacer rentable a la compañía”, dijo Booth.

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