Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Gobierno y empresarios 'se reconcilian'

Luego de seis años de alejamiento y ruptura, hombres de negocios y Ejecutivo reanudan vínculos; el acercamiento con Calderón podría reactivar aún más la creación de empleos en el país.
dom 04 mayo 2008 06:00 AM
El CMHN prometió a Calderón, el 2 de abril de este año, inve

Vicente Fox no sólo sacó al PRI de Los Pinos, también a los empresarios más poderosos del país… y no lo pudo evitar.

El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), que agrupa a los 37 mayores grupos empresariales mexicanos, como Alfa, Grupo México, Televisa, Kuo, Organización Soriana, Mexichem y Cemex, entre otros, regresó a Los Pinos el pasado 2 de abril.

Su objetivo: ‘informar’ al presidente Felipe Calderón sobre los 23,663 millones de dólares en inversiones y la creación de 1.3 millones de empleos que realizarán este año, pese a que la situación económica ‘no es halagüeña’.

“Desde 2000, el consejo no había hecho un anuncio tan importante. Los motivos que nos llevan a ello son variados, pero podría resumirlo en uno solo: confianza en el destino del país”, afirmó Claudio X. González, presidente del organismo y de Kimberly-Clark de México.

Para quienes vieron la escena fue como un viaje en el tiempo, a la segunda mitad del siglo XX, cuando los empresarios se aliaban, casi sin objeción, con el gobierno de la hegemonía priista. Incluso, X. González remató su discurso al viejo estilo: “Señor presidente (…) siga contando con nosotros en todas las tareas que se requieran para lograr más crecimiento económico, mayor inclusión social y un país ganador” (aplausos).

El ritual no se hacía desde 2000, cuando el CMHN presentó ante el entonces presidente, Ernesto Zedillo, un plan de inversión por 8,500 millones de dólares y la creación de 807,000 empleos. Pero hubo dos diferencias fundamentales: el régimen de partido único ya se extinguió (al menos en el Congreso), y el CMHN regresa a Los Pinos más sofisticado y con nuevas estrategias bajo el brazo.

Publicidad

¡Nos vamos, Fox!

El 2 de julio de 2000 parecía que iniciaba una nueva era: el PRI dejaba el poder para cederlo al Partido Acción Nacional, tradicionalmente identificado con los empresarios; además, el Poder Ejecutivo sería ejercido por un victorioso Vicente Fox con gran popularidad entre las clases medias, y con un ánimo reformador para la economía, al menos, en el discurso.

Durante un año, el CMHN guardó un prudente silencio. Pero, sin resultados a la vista, no tardó en reclamar al Presidente su inacción para llevar a buen término las reformas estructurales que prometió durante su campaña.

“Empresarios como Valentín Díez Morodo y Claudio X. González lo apoyaron financieramente durante su campaña (…) y le reclamaron en público y en privado a Fox su fracaso en las políticas económicas, principalmente”, señala Marcela Briz Garizurieta, investigadora de la UNAM y autora de El CMHN en la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo.

Al gabinete foxista el mensaje le pasó de largo. “La relación de Fox con los empresarios fue muy difícil, pero cercana, y estos acercamientos nunca se fracturaron”, afirma Ramón Muñoz Gutiérrez, ex coordinador de la oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental en el sexenio foxista.

En efecto, señala Carlos Alba, investigador de El Colegio de México (Colmex), las reuniones con el presidente o sus secretarios de Estado se siguieron realizando –casi siempre los primeros lunes de mes– en Los Pinos o en la casa de alguno de los empresarios del Consejo, sin embargo, “los empresarios más importantes de este país se dieron cuenta que el Presidente de la República ya no les resolvía sus problemas ni atendía sus intereses en su totalidad”.

La ruptura se dio el 15 de febrero de 2004. El CMHN se negó –junto con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE)– a firmar el Acuerdo Político Nacional propuesto por el secretario de Gobernación, Santiago Creel, señala Briz Garizurieta.

Claudio X. González declaró a los medios, tras esa reunión con Creel, que “cada quien habló claro de cómo veíamos las cosas. (…) Le dijimos que no tenemos ninguna bronca, pero que no nos gustó el paquete fiscal, no nos gustó lo del salario mínimo, ni cómo se manejó lo de las tarifas eléctricas.

En realidad, Fox fue la gota que derramó un vaso que se empezó a saturar en 1997, cuando el Ejecutivo no tuvo una mayoría en el Congreso que aprobara sus iniciativas y cuando el propio CMHN empezó a entrar en crisis.

La evolución de los empresarios

Antonio del Valle Ruiz, presidente de Mexichem, siempre se ha referido al CMHN como una organización ‘discreta más no secreta’. El organismo surgió en 1962, como una estrategia de 12 empresarios encaminada a incidir en la política económica del gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964) e influir en la sucesión presidencial, recuerda.

El CMHN estableció una excelente relación con los gobiernos del PRI y sus legisladores. “Tenían línea directa con el jefe del Ejecutivo y alcanzaron tanto poder que, incluso, influían en el nombramiento de funcionarios como el gobernador del Banco de México. Su momento de máximo poder fue durante el sexenio de Carlos Salinas y en los primeros tres años de Ernesto Zedillo”, sostiene Alicia Ortiz Rivera, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Sin embargo, el organismo de los empresarios no estuvo exento de crisis. En 1997, además de que el PRI ya no tenía mayoría absoluta en el Congreso, el CMHN tuvo que reformarse por la apertura económica, y algunos fundadores, como Juan Sánchez Navarro, simplemente se retiraron por su edad. “Muchos empresarios quebraron, otros tuvieron que agruparse o unirse con otros para no morir y la entrada de varias empresas trasnacionales también coadyuvó a modificar la lista de los empresarios más importantes de México que estaban en el CMHN”, señala Alba, del Colmex.

Para 2004, casi la mitad (19) de los miembros del CMHN eran de reciente ingreso y de entre ellos, 11 no heredaron su lugar de un grupo familiar o empresarial.

Slim, el negociador solitario

Una de las ‘bajas’ importantes fue la de Carlos Slim, dueño de Telmex y Grupo Carso, quien había dejado organismos como el CCE en 1976, pero en el sexenio de Fox sus intereses chocaron con los de algunos correligionarios del CMHN.

“Los empresarios buscaban ser más competitivos frente a las trasnacionales, mientras Slim se oponía a que se abrieran los sectores que generaran competencia”, asegura una fuente empresarial que pidió el anonimato.

En entrevista con Expansión, Arturo Elías Ayub,  vocero de Slim, confirmó que el empresario ya no pertenece al Consejo, pero su hijo sí participa y “hay una buena relación entre (Carlos) Slim Domit con el resto de los empresarios afiliados a esta organización”, señaló, sin hacer más comentarios.

Carlos Alba, del Colmex, confirma la historia y sostiene que Slim Helú es el único empresario que ha marcado una diferencia con respecto a los otros grupos empresariales y ha decidido trabajar de manera independiente.

Ahora, anticipa, las cúpulas empresariales ya no trabajaran en bloque, se agruparan en redes, por sector. “No significa que pierdan poder. Al contrario, conservan poder”.

Un pronto reencuentro

Las viejas costumbres no se olvidan fácilmente. En diciembre de 2006, los empresarios Adrián Sada (Vitro), Lorenzo Servitje (Bimbo), Lorenzo Zambrano (Cemex), Carlos Slim Domit (América Móvil), Antonio del Valle Ruiz (Mexichem), Valentín Díez Morodo (Comce), Claudio X. González (Kimberly-Clark de México) y Gastón Azcárraga (Grupo Posadas), entre otros, buscaron al presidente electo Felipe Calderón para plantearle sus inquietudes sobre la reforma fiscal, la inseguridad, y la situación de cara a las inversiones. El tema se retomó en una siguiente reunión, en junio de 2007.

En octubre, Calderón fue felicitado por el CCE y el CMHN, por la “apertura y capacidad de negociación” mostrada para la aprobación de la reforma hacendaria y del ISSSTE, pero le pidieron “no bajar la guardia en la seguridad”. El voto de confianza se esfumó a inicios de marzo, cuando Calderón presentó su plan de 10 puntos para acelerar la competitividad, que contempla la disminución de 3% al ISR, incentivos para la creación de empleos, un programa para zonas marginadas, mayor financiamiento de la banca de desarrollo, facilidades a las exportaciones, mayor gasto de Pemex y otros, que el CMHN, consideró ‘insuficientes’ para el desarrollo de las empresas.

Nuevas reglas, ¿viejas instituciones?

Actualmente, la prioridad para el CMHN es la reforma energética, y Claudio X. González lo destacó en la reunión con Calderón, el 2 de abril pasado.

Ya en diciembre de 2007, el CMHN se había reunido con la secretaria de Energía, Georgina Kessel, y días después con Calderón, pero su mayor actividad es en el Congreso. “Prefieren acercarse en directo a los legisladores”, asegura Antonio Soto, de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados.

Expansión buscó la opinión de los empresarios Claudio X. González, Valentín Díez Morodo y Antonio del Valle, entre otros, sobre sus estrategias de negociación con el Congreso, pero no obtuvo respuesta.

Para el senador del PRI Eloy Cantú Segovia, presidente de la Comisión de Comercio y Fomento Industrial, en sociedades más democráticas y transparentes el cabildeo es cada vez más visible e intenso.

Desde 2004, en el Senado, “se institucionalizaron las reuniones entre legisladores y empresarios del CCE, una innovación en el derecho parlamentario”, agrega.

Ramón Muñoz Gutiérrez, ahora senador panista y ex ejecutivo de Bimbo, confirma que “el Comité de Competitividad tiene una reunión mensual con presidentes de cúpulas empresariales y algunos de sus integrantes.

“Los grandes empresarios –añade– como los del CMHN, no asisten a estos encuentros, pero sí nos reunimos con ellos en desayunos privados donde nos plantean sus inquietudes”.

Y puntualiza: “Hay legisladores que se dejan impactar por los empresarios poderosos y les dan una atención especial, pero habemos otros que le damos más importancia a sus propuestas, en función del desarrollo de México”.

“Es una nueva era”, señala Cantú Segovia, “los empresarios han recuperado la confianza en el Ejecutivo y el Legislativo por las reformas aprobadas; ambos poderes han mostrado capacidad y voluntad política para llegar a acuerdos”.

Durante la presente legislatura, la Cámara de Diputados ya también cuenta con un espacio ‘institucional’ de diálogo con los grandes empresarios y sus cabilderos, asegura el senador Cantú.

Gracias a eso, señala el legislador priista, “hemos recuperado el terreno que se perdió durante el sexenio foxista”.


Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad