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La deuda amenaza a Reader’s Digest

El ícono editorial de 87 años se encuentra en aprietos debido a una deuda de 2,100 mdd; pese a ser reconocida por su excelencia, no está claro si la firma podrá salir del bache.
vie 15 mayo 2009 06:00 AM
Reader´s Digest fue adquirida hace dos años por un grupo liderado por Ripplewood Holdings (Foto: CNNMoney.com)
readers-digest-cnn.jpg (Foto: CNNMoney.com)

Realmente es la mejor y la peor de las épocas para la Asociación de Reader's Digest. Al mismo momento de la semana pasada en que Peggy Northrop, la presente editora en jefe de Reader's Digest, estaba aceptando el Premio Nacional de Revistas por excelencia general, la compañía que publica su producto bandera y alrededor de 44 otras revistas y sitios Web está pugnando por su vida financiera.

La Asociación de Reader's Digest, sobrecargada con 2,100 millones de deuda de una adquisición de hace dos años por un grupo de compañías de capital privado liderada por Ripplewood Holdings, está reuniendo significativas pérdidas netas, su deuda se está intercambiando a centavos de cada dólar, y su hoja de balance es un desastre.

El ícono de bolsillo de Estados Unidos, que se benefició de una gran renovación de diseño, parece ir también hacia una rectificación financiera.

En los últimos meses, Ripplewood, controlada por el inversionista multimillonario Tim Collins, ha llamado a refuerzos profesionales. La compañía ha contratado abogados de Kirkland & Ellis y banqueros de Miller Buckfire, un consejero financiero que se especializa en reestructuraciones, para aconsejar a Reader's Digest "sobre una amplia gama de asuntos de reestructuración y financiamiento", según William Adler, vicepresidente para comunicaciones globales de la compañía. "Le ayudarán a la compañía a mantenerse un paso delante de los problemas en el mercado explorando iniciativas estratégicas, incluyendo pero no limitadas a reunir capital adicional y suavizar nuestra carga de deuda".

La compañía "no tiene ningún  tipo de plan para declararse en bancarrota con el Capítulo 11", dijo Adler, y está en cumplimiento de todos sus compromisos de deuda. El resultado más probable para la compañía sería que Kirkland & Ellis y Miller Buckfire intentaran negociar algún tipo de reestructuración extrajudicial con los acreedores. Otras opciones para Ripplewood incluyen poner nuevo capital en la compañía, usar ese dinero para comprar su deuda de regreso e intentar proteger la inversión original de Ripplewood. Exhortado por el nuevo presidente financiero de Reader's Digest, Tom Williams, la compañía también ha contratado a Alix Partners, una compañía de transformación de operaciones, "para construir un plan de negocios multianual y de la base hacia arriba", dijo Adler.

Naturalmente, había sobrado optimismo cuando Ripplewood y sus coinversionistas acordaron en volver no cotizante la Asociación Reader's Digest en noviembre de 2006 por 17 dólares por acción, con un valor agregado de 2,400 millones de dólares.

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 "Estábamos entusiasmados de llegar a este acuerdo para adquirir a Reader's Digest, una compañía realmente maravillosa con una gran gama de activos globales y negocios en crecimiento que están extendiendo una valiosa herencia", dijo Tim Collins en ese entonces. De la cuenta de capital de 375 millones de dólares, Ripplewood invirtió 275 millones de dólares. (Sus coinversionistas: el grupo J. Rothschild; Golden Tree Asset Management; CV Starr & Co.; GSO Capital Partners, ahora parte del grupo Blackstone; Merrill Lynch, ahora parte de Bank of  America; y Magnetar Capital, una hedge fund de 8,000 millones fundada por Alex Litowitz).

En ese momento, muchos analistas creyeron que Ripplewood había negociado mejor que Reader's Digest y culparon tanto a su consejo directivo como a sus consejeros financieros, Goldman Sachs, que recibieron honorarios de 11 millones de dólares por su ayuda, y el antiguo banquero de Goldman, Michael Lynch, que recibió honorarios de 2.75 millones de dólares, por no lograr un mejor trato para los accionistas. Demandas de su parte contra Reader's Digest, Ripplewood y sus coinversionistas fueron conciliadas más tarde. (Ripplewood, Goldman y Miller Buckfire todos rechazaron comentar para esta historia). 

A lo largo de las negociaciones de seis meses. Ripplewood dos veces ofreció 18.50 dólares por acción, y las dos veces el consejo de Reader's Digest rechazó la oferta, alegando que la compañía no estaba a la venta. Pero a la hora que el consejo decidió vender, el precio de Ripplewood había bajado a 16.50 dólares, basado en investigaciones que había realizado, y luego fue subida a 17 dólares por acción en una negociación final. Ripplewood pagó un aliciente de 25% al precio promedio de las acciones de la compañía a lo largo de los 60 días anteriores.

Como parte de la compra, Ripplewood también integró dos de sus compañías de cartera, Direct Holdings Worldwide, la casa editorial de los libros Time Life bajo licencia, y WRC Media, la casa editorial de Weekly Reader y el World Almanac, en la Asociación Reader's Digest, por 100 millones de dólares y 60 millones de dólares respectivamente en efectivo y acciones de la compañía recién no cotizante. Allen & Co. dio una opinión de equidad sobre estas adquisiciones. El 3 de marzo de 2007, el trato se cerró, cerrando el término de 17 años de Reader's Digest como una compañía cotizante. Ese mismo día, Mary Berner, la antigua presidenta y presidenta ejecutiva de Fairchild Publications, se volvió la nueva presidenta ejecutiva de la compañía.

El momento del trato no podría haber sido peor para Ripplewood. La recesión global estaba apenas empezando, llevando a significativas bajas en publicidad y suscriptores para los medios impresos tradicionales. Reader's Digest no era inmune. La enorme circulación de la revista, por mucho tiempo la envidia de otras casas editoriales de revistas, cayó a 16.5 millones, de 18.3 millones cuando se anunció el trato, de acuerdo a los reportes públicos de la compañía. Las páginas netas de anuncios pagados de la revista cayeron a 9,459 para los 12 meses que acabaron el 30 de junio de 2008, bajando de 10,520 el año anterior.

En los seis meses que acabaron en diciembre de 2008, sus tres unidades base de negocios- publicaciones de Estados Unidos y de ultramar, junto con servicios escolares y educativos- sufrieron una caída de ganancias operativas de 70%, a comparación del mismo periodo en 2007, bajando a 30.8 millones de dólares.

Mientras tanto, al modo del capital privado, Ripplewood ha engordado la hoja de balance de la compañía con cerca de 2,200 millones de préstamos, específicamente 1,600 millones de deuda asegurada principal y 600 millones de notas subordinadas principales, con una tasa de interés de 9%, pagadero en 2017. Estas notas subordinadas principales, que se volvieron cotizantes tras completarse un intercambio el pasado junio y que fueron emitidas a valor par, ahora se intercambian a alrededor de seis centavos de dólar por cada dólar, en reflejo de los riesgos que enfrenta la compañía en cuanto a negocio operante con su presente carga de deuda. (Fidelity y Eaton Vance parecen ser los grandes titulares de la deuda subordinada, de acuerdo a registros públicos). Hay poca duda que los 375 millones de dólares invertidos por empresas de capital privado está en serio riesgo de perderse.

Alegando una "baja" en gastos de los consumidores y en publicidad de revistas, Mary Berner anunció el 28 de enero que la compañía adoptaría un "Plan de Recesión" global, que incluyó el despido de 8% de su fuerza laboral global, el cese de contribuciones equivalentes en el plan de pensiones de la compañía y cinco días obligatorios de "cese de operaciones" sin paga para los empleados restantes.

Las agencias de calificación crediticia reaccionaron pronto a las preocupaciones del mercado. El 19 de febrero, Standard & Poor's bajó su calificación de crédito de la compañía a CCC, de B-, con una expectativa negativa. S&P dijo que la baja reflejaba el "alto apalancamiento, decreciente margen de conformidad con su compromiso financiero, y liquidez limitada" de la compañía.

Al día siguiente, Moody's bajó la deuda de la compañía a Caa3, desde B3, apoyándose en su expectativa de que las ganancias proyectadas débiles "harán más y más difícil mantener conformidad con los compromisos y mantener la presente estructura de capital, considerando el creciente declive global en el gasto de los consumidores y la erosión de los productos maduros de publicación impresa de la Asociación Reader's Digest". Moody's pronosticó que había una "alta probabilidad" de una reestructuración financiera dentro de los siguientes 12 a 18 meses. En cuanto a las calificaciones de deuda más bajas, Adler dijo, "Esto es comprensible y no obstaculiza el funcionamiento normal de la compañía". 

William Roy Hewitt Wallace comenzó la Asociación Reader's Digest en un bar de Greenwich Village en 1922 y sin duda habría apreciado la ironía dickeniano de que su revista ganara por vez primera en este momento el premio de excelencia general. En el equivalente de revistas de la categoría de mejor película, Reader's Digest derrotó a Time, Real Simple, Martha Stewart Living y National Geographic en la categoría de revistas con una circulación de más de dos millones.

"Reader's Digest se ha reinventado con diseño fresco, historias principales imaginativas y relevantes al momento, y una voz contemporánea llamativa", concluyeron los jueces del premio. "Artículos sobre gente ordinaria sobreponiéndose a obstáculos extraordinarios, textos de servicio accesibles y útiles sobre salud y finanzas personales, y amenísimas columnas de humor hacen a Reader's Digest no sólo un buen compañero sino un excelente escape".  

El día siguiente, Northrop compartió su emoción con su equipo en las amplias y arboladas oficinas centrales de la compañía, en Pleasantville, Nueva York. "Lo que pasó ayer en la noche es que ganamos un Oscar", dijo. "No me da mucha pena decir que imaginé ese momento por muchos, muchos años... no se pone mejor que esto".

Pero no hay duda de que ha llegado la hora de que los muy renumerados ejecutivos de estas compañías hagan todo lo que puedan, en la gran tradición de Reader's Digest, para sobreponerse a algunos gigantescos obstáculos si es que esta compra apalancada (LBO, por sus siglas en inglés) alguna vez va a dar rendimientos.

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