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Blackwater quiere a la policía afgana

La firma de seguridad busca entrenar a la seguridad en Afganistán tras su escandaloso paso por Irak; fue acusada por matar a 17 civiles iraquíes en 2007. Hoy concursa por un contrato de 1,000 mdd.
mar 18 mayo 2010 06:03 AM
Blackwater, hoy llamado Xe, cambio a su ejecutivo general, sus mandos y dice haber cambiado su forma de operar. (Foto: Cortesía Fortune)
blackwater (Foto: Cortesía Fortune)

Blackwater quiere que te olvides de todo lo que has oído hablar de él: los tiroteos de 2007 en la plaza Nisour en Bagdad que dejaron 17 iraquíes civiles muertos; las acusaciones de soborno y violación de derechos para portar de armas, las relaciones con los iraquíes que se deterioraron tanto que la compañía fue corrida del país. Hace un año, el contratista militar adoptó un nuevo nombre, Xe (que se pronuncia zi, y es la abreviatura del inerte gas xenón), y adoptó también un nuevo presidente ejecutivo, Joseph Yorio.

¿Pero Blackwater realmente cambió? Su controversial fundador, Erik Prince, presidente y dueño único de la compañía, insiste en que cedió todas las operaciones de la compañía a Yorio, ex Boina Verde y ejecutivo de exportaciones. Los problemas de la firma, incluyendo su reputación de arrogancia y abusos en el campo, no cambiarán de la noche a la mañana.

Desde que salió de Irak, la empresa de servicios de seguridad ha regresado a sus raíces, capacitando a autoridades militares y de aplicación de la ley. Así es como Blackwater comenzó en 1997, cuando Prince abrió enormes instalaciones de entrenamiento en Moyock, Carolina del norte ("Blackwater" es una referencia a la oscura agua pantanosa que corre dentro del complejo).

Ahora la compañía busca ganar un contrato de 1,000 millones de dólares para capacitar a la fuerza policíaca nacional de Afganistán, un trabajo tan importante que puede determinar cuánto tiempo se quedará el ejército de Estados Unidos en ese país.

El contrato en Afganistán, que el Pentágono otorgará al principio del próximo año, mejorará el panorama financiero de Xe. Yorio dijo a Fortune que la firma perdió la mitad de sus ingresos cuando salió de Irak. La empresa no dio a conocer sus cifras, pero algunas fuentes indican que en su punto más alto, Blackwater registró ventas superiores a 1,000 millones de dólares al año.

Pero su reputación sigue recibiendo golpes. En mayo, cinco ex empleados fueron acusados de abusos con armas, y el senador Carl Levin, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, llevó a cabo audiencias a principios de este año para señalar comportamientos imprudentes por parte de la compañía bajo su subcontrato para capacitar al Ejército Nacional Afgano. Levin también envió una carta al Pentágono diciendo que debería considerar los problemas pasados de Blackwater en Afganistán, mientras decide si la firma merece un nuevo contrato para capacitar a la policía del país.

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Yorio reconoce los retos que tendrá que enfrentar para manejar un negocio tan turbio, pero dice que los cambios en Xe no sólo son cosméticos: un nuevo oficial que solía trabajar en el Departamento del Senado ahora somete a investigación todos los proyectos de Xe para asegurarse de que los empleados sigan las reglas y protocolos del Gobierno.

El resultado es que Xe quiere reinventarse para convertirse en lo que su fundador, Prince, llama "un negocio regular y normal". Entre los competidores en el negocio de capacitación y entrenamiento se encuentran DynCorp y Triple Canopy.

Si la compañía logra ganar el contrato de 1,000 millones de dólares en Afganistán, Prince deberá esperar escrutinios más intensos. Mejor que nadie debería saber que no hay nada normal ni regular al trabajar en una zona de guerra.

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