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Los ricos y famosos también son tontos

La crisis ha machucado a millones de personas comunes, aunque los ricos también lloran; mientras piensas cómo pagar tu tarjeta de crédito, las estrellas no saben cómo pagar sus castillos.
jue 19 agosto 2010 06:02 AM
El actor de Hollywod, Nicolas Cage, demandó a su administrador por hacerle caer en la ruina. Cage compró 3 castillos. (Foto: Reuters)
nicolas cage

Puede ser un beneficio secundario no intencionado de la Gran Recesión. Al menos el periodo de ajuste para la mayoría de los estadounidenses en la "nueva normalidad" ha sido subrayado periódica y regularmente por la idea de que los ricos (los que se suponían que conocían la situación y tenían todo bien planeado) también son tontos.

Maddoff no fue el único. Hace un par de semanas, el ex dueño de una galería, Lawrence "Larry" Salander, fue sentenciado a seis años en prisión por realizar un fraude de 120 millones de dólares a sus clientes, entre los que se encontraba un grupo social del Upper East Side de Nueva York, así como Robert de Niro y John McEnroe.

No hace mucho tiempo, los agentes federales cerraron un caso de administración de celebridades por parte de Ken Starr, a quien acusaron de realizar un fraude de 30 millones de dólares contra sus clientes. Al igual que Salander, un grupo de élite de Nueva York y Hollywood, incluyendo a Barbara Walters, Diane Sawyer, Nora Ephron, Al Pacino, Uma Thurman, y Liam Neeson, dieron a Starr sus activos para salvaguardarlos, y supuestamente gastó el dinero en su esposa nudista. Pero ¿cómo es que este hecho no envió una señal de aviso a Martha Stewart, quien ya pagó el precio por enredarse con un escalador de Wall Street?.

No se preocupen por Marc Dreier, el abogado de Nueva York que supuestamente robó 100 millones de dólares antes de ser atrapado en Toronto en 2009. El aburrimiento de su fraude (falsificación de pagarés) ya ni aparece en la escena. 

Son como nosotros

Mientras que nosotros, el público, estamos más interesados cuando una celebridad o un cliente rico es atrapado, no quiere decir que compartamos su dolor, sino que se trata de una encarnación del placer culposo de los tabloides de las celebridades, la sensación de "son como nosotros" que muestra rupturas y celulitis. 

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Tan irresponsables con el dinero, como todos lo hemos sido (sólo hay que mirar nuestro ridículo destino en el mercado de acciones o nuestra incapacidad por leer las letras chiquitas en los contratos de tarjetas de crédito), los ricos pueden serlo también.

Pero, ¿qué no estas personas tienen gente que supuestamente debe protegerse de este tipo de cosas? Me refiero a gente que pueda hallar una mentira en un contrato. ¿La esposa nudista no hizo que algunos cuestionaran sus fuertes gastos? ¿Qué pasó con los estándares sociales básicos de etiqueta de cumplimiento? Parece ser que ya todos perdieron sus modales de inversión.

Una razón entendible es que algunas de estas personas son tan ricas que las sumas son intrascendentes, como si tú o yo dejáramos un billete en el pantalón sin darnos cuenta. Hay que recordar a la secretaria en Goldman Sachs, en Londres, que robó más de 5 millones de dólares a sus jefes, y ellos ni siquiera se dieron cuenta.

Pero lo más interesante es el despiste de los súper ricos. Tal vez es porque el dinero es heredado, o porque creen que la vida es fácil y no hay razón para que "la servidumbre" no tome control de sus finanzas. Así lo explicó Ellyn Shandler, hija de una de las víctimas de Salander, cuando describió la pérdida de pinturas de Cezanne y Picasso, al Daily News esta semana: "Este hombre violó la confianza de mi padre, robó su legado y nos rompió el corazón". ¿Les rompió el corazón? ¡Ay, por dios! O qué tal Alexanda Penney, cuando describió su situación como víctima de Madoff al Daily Beast, sufriendo porque no sabía cómo iba a mantener sus 400 pares de zapatos acomodados ahora que tuvo que despedir a la sirvienta.

El dinero altera la realidad

Claro que proteger tu futuro financiero no es lo mismo que pensar en si invertir en un castillo bávaro resultará una buena inversión. Nicolas Cage demandó el otoño pasado a su ex administrador de negocios, Samuel Levin, por 20 millones de dólares, por hacer que el actor quedara en "la ruina financiera", en parte por la compra de no uno, sino tres castillos. El día a día de Cage debió verse distorsionada ante tanta fortuna y fama que llegó a pensar que su vida se transformó en un mundo de fantasías. ¿Castillos Nick? ¿Bromeas? Y no me hagan empezar con Michael Jackson.

Al menos Salander optó por una galería. Si das a una galería prestigiosa de Nueva York una pintura para que la venda, quizás se entienda que pienses que no la va a vender y quedarse con el dinero sin decírtelo. No nos sorprende que de Niro haya sido víctima de un engaño, y al igual que Johnny Mac, les diremos que le pudo haber pasado a cualquiera. Pero aún creemos que sabe de lo que habla y esperamos con ansias sus comentarios para el Abierto de tenis de Estados Unidos.

Madoff y Starr son harina de otro costal; ambos se capitalizaron en la vieja técnica de "diplomatizar" el hecho de que embaucaron a algunos clientes de cierta esfera social y cayó la clase entera. Al parecer, sólo porque otro miembro de un club famoso empleé a un administrador es razón suficiente para que tú también lo contrates. Es incluso mejor si forma parte de un sector no regularizado del mercado, para que el "secreto" de sus maravillas administrativas se quede en tu círculo de amigos

Los encabezados sobre Starr y Madoff tienden a referirse a ellos como administradores "desgraciados". Es un eufemismo peculiar. La única desgracia que ellos sienten es la de haber sido atrapados. La mayor desgracia la padecen aquellos que les dieron los medios para hacer que todo esto pasara.

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