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Padre e hijo: un dúo de investigadores

A través de su compañía, K2 Global Consulting, Jules y Jeremy Kroll persiguen al dinero sucio; la familia prácticamente inventó la industria de las investigaciones corporativas modernas.
vie 03 diciembre 2010 06:00 AM
Jules y Jeremy Kroll trabajan en el negocio de la consultoría empresarial desde 1995.  (Foto: Fortune)
empresario (Foto: Fortune)

La primera tarea de Jeremy Kroll como investigador corporativo hace 15 años fue leer el exitoso libro de John Grisham, The Firm, e intentar determinar si el soplón de la vida real, Mark Whitacre, había actuado una versión ilusoria del libro de Grisham mientras robaba a su jefe, Archer Daniels Midland. Al parecer sí lo hizo. Kroll dice que le apasionó el trabajo. ¿Pueden culparlo? Hoy en día Kroll sigue persiguiendo a coloridos personajes y al dinero sucio. Su compañía, K2 Global Consulting, creada hace un año, realiza trabajos de investigación en tres continentes. Gran parte de las actividades de K2 están bajo el radar, como les gusta a los clientes. Pero a mediados de noviembre, la fiscalía federal de Nueva York anunció 17 arrestos con relación al robo de 42.5 millones de dólares (mdd) de la Conferencia de Reclamaciones Materiales Judías Contra Alemania, una organización que pretende compensar a las víctimas judías del holocausto. El mismo día, la Conferencia anunció que había empleado a K2 Global para estudiar a los involucrados, encontrar los bienes robados y ayudar a organizar la devolución. "Es un placer prestar nuestra experiencia para este asunto tan importante", dice Kroll, de 39 años.

El padre de Jeremy, Jules Kroll, prácticamente inventó la industria de las investigaciones corporativas modernas, creando su epónima compañía, Kroll Inc., en el transcurso de tres décadas. Jeremy aprendió sus habilidades de investigación en Kroll, y ahora encabeza K2 Global. Ahora hablan sobre el renacimiento de Kroll, pero es un Kroll del siglo XXI: menos trabajo de detective, más tecnología de la información. Es una compañía de investigación de subcontratación de la era moderna. 

Nuevo nombre, misma reputación 

En una fiesta en la que se celebraba el primer aniversario de K2 al principio de noviembre, Jules Kroll impresionó a los asistentes. "No pudimos poner nuestro nombre a K2 porque lo vendimos". Los invitados que reían quizás sabían que Jules se había retirado con 117 mdd cuando vendió Kroll Inc. a la aseguradora gigante Marsh & McLennan por 1,900 mdd en 2004. Si tiene algún arrepentimiento por haber vendido, sin duda no es financiero.

En el negocio de investigaciones corporativas, el nombre de la empresa es menos importante que tu reputación, tus habilidades y tu red, tres cosas que padre e hijo se llevaron cuando cofundaron K2 a finales de 2009, junto con los socios Charles Carr y Bruce Goslin.

Jules es presidente de la nueva entidad, y Jeremy es presidente ejecutivo. También lanzaron Kroll Bond Ratings, una nueva agencia que pretende inyectar técnicas de investigación al negocio de calificación de bonos. 

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Rick Simonson, ex director financieros de Nokia, contrató a Kroll Inc. para ayudar a rastrear miles de millones de dólares que la familia Uzan había robado a Nokia y a Motorola en Turquía en la década de los noventa. Aún en Nokia, Simonson contrató a K2 para investigar a un potencial socio de negocios ruso. "Recurrí a K2 por su integridad y por la relación que teníamos", dice Simonson.

K2 es un negocio global: tiene cerca de 30 empleados en oficinas en Nueva York, Londres, Madrid y Bahrain. Los Kroll vendieron el 40% de K2 Global Consulting y Kroll Bond Ratings a cambio de 24 mdd de inversionistas externos, incluyendo al ex presidente ejecutivo de American Express, Jim Robinson III, y al inversionista de valores Michael Price, quien tenía una participación importante en Kroll Inc. Los inversionistas de capital de riesgo Bessemer Venture Partners y RRE Ventures también se unieron al financiamiento inicial de K2. Los Kroll invirtieron 5 millones de su propio bolsillo. Aunque compiten con compañías mucho más grandes, lucen emocionado por la oportunidad de empezar desde cero. 

Los Kroll se refieren a K2 como un "reinicio" más que a una compañía inicial, y enfatizan que no intentan crear otro Kroll Inc., sino que se concentran en tecnologías que les ayuden a crear una compañía de investigación completamente distinta. Y ahí es donde Jeremy entra en acción.

"Él no lo pensaría en estos términos, pero Jules creó la primera red de expertos para inteligencia e investigación por profesionales hace 35 años", dice su hijo. Jeremy está creando una red social en el sentido moderno y tecnológico del término.

En vez de poner a forenses alemanes y abogados hindúes en la nómina, Jeremy quiere que todos entren a su red privada, llamada K2N, y aprovechar su experiencia cuando sea necesaria. "Lograremos identificar a estos expertos y calificarlos y estudiarlos de formas que no estaban disponibles antes para Jules", dice Jeremy.

El otro proyecto de Jeremy, K2O, se encarga de la verificación de la identidad en línea. "La idea de Facebook de que eres quien tu red dice que eres sólo es parcialmente cierta", dice, "pues cuando sales de tus relaciones más presenciales, todo es algo confuso. En el mundo físico, aquí es donde actuaba un notario público, para permitirte hacer negocios en el país de al lado. Lo que intentamos hacer con K2O es crear un estándar de autentificación para la reputación en línea".

Jeremy también ha investigado fraudes en el naciente campo de créditos de carbono (certificados comerciales por el derecho de emitir dióxido de carbono). Además tiene un blog. Sí, es un investigador privado que escribe sobre sus métodos en un blog llamado The Discreet Science, en el sitio web de K2.

Jules luce contento de ver actuar a su hijo. "Cuando tienes 69 años, estás más relajado, pero además caes en la rutina. No creo que mi nivel de creatividad se acerque a donde estaba cuando yo tenía la edad de Jeremy, y él está viviendo en un mundo de ideas que francamente son más modernas que las mías". Ese mundo está poblado por gente mucho más joven que Jules Kroll, incluyendo a Josh Spear, el fundador de la compañía de estrategia digital Undercurrent, y tiene apenas 26 años de edad. Spear ha estado trabajando con Jeremy en K2O. "Están muy comprometidos con la forma en la que la tecnología digital cambiará su forma de trabajar", dice Spear.

De padre a hijo

Jeremy Kroll nunca planeó seguir los pasos de su padre. Después de estudiar lenguas romances y artes finas en Georgetown, trabajó como asistente de producción en Hollywood, limpiando baños para el magnate David Geffen. Renunció en 1995 y comenzó un trabajo de medio tiempo en la compañía de su padre, haciendo trabajos de mala gana buscando documentos en los juzgados. Pero el trabajo le gustó lo suficiente como para unirse a Kroll de tiempo completo, lo que desencadenó todo lo que implica ser el hijo del jefe. Y además era el hijo de un jefe famoso. A estas alturas Jules Kroll ya era una leyenda de la cacería de los bienes de Ferdinand e Imelda Marcos, de "Baby Doc" Duvalier de Haití y de Saddam Hussein.

Jeremy comenzó a crecer, trabajando como investigador de campo, como analista y representante de ventas, aunque nunca rindió cuentas directas a Jules. El abogado de alto perfil, Marshall Grossman, ahora socio en Bingham McCutchen, recuerda haber trabajado con el joven Kroll en un litigio para Tommy Hilfiger a finales de los 90. "Trabajó como alguien que tenía 20 años de experiencia", dice Grossman. Después, Jeremy se convirtió en director general del grupo de seguridad de información de Kroll Inc., donde hizo que la empresa adoptara la tecnología de la información, al igual que lo hace ahora en K2. Terminó supervisando el desarrollo de negocios globales y estrategias para la división de investigaciones de consultoría en Kroll.

Jeremy es el mayor de cuatro hermanos. Sus dos hermanas también trabajaron en Kroll por un tiempo, pero su hermano Nick tomó otro camino: es actor de comedia; hizo la voz de Stu en el programa de HBO The Life and Times of Tim y una escena en Get Him to the Greek. "Lo que me impresiona de Jeremy es que mi ego no me habría permitido trabajar en una industria creada por mi padre. Tuvo que trabajar siendo el hijo de Jules Kroll, y se necesita mucha confianza para poder hacerlo", dijo Nick. 

Dada la naturaleza del negocio, que suele involucrar mucho dinero y problemas, y en ocasiones personalidades oscuras, los Kroll han sido acusados de cruzar las mismas barreras legales o éticas que investigan. En ocasiones también se ven comprometidos con los clientes menos apropiados.

Un ejemplo es Allen R. Stanford, el financiero que fue acusado de un fraude de 8,000 millones de dólares . En abril de 2007, un sindicato de electricistas con inversiones en Stanford Financial Group contrató a Kroll Inc. para que investigara las operaciones de Stanford. Sus investigadores calificaron a Stanford en un buen estado, pero había un pequeño problema. En una demanda levantada en Florida después de que el imperio de Stanford colapsara, el sindicato alegó que las investigaciones habían olvidado mencionar que Stanford también era cliente de Kroll.

"Sí informamos al sindicato sobre la relación, aunque lo nieguen. Aunque no podemos defender el hecho de que no sabíamos que trabajábamos para alguien que tenía un comportamiento inadecuado... todas las compañías grandes de servicios profesionales hemos trabajado con gente que no hace las cosas bien", dice Jules. Jeremy Kroll alega algo similar: "siempre hay una porción de la población que no usa su cabeza, incluso en nuestra organización".

Ambos hombres comparten ciertas cualidades, incluyendo su tendencia a usar demasiado la palabra "confianza". Pero aquellos que los conocen dicen que Jeremy es más sensible y discreto que su padre. Aunque ya hizo las paces con ser el hijo de Jules Kroll, también se está abriendo su propio camino. "Es un pionero", dice Jeremy sobre su padre. "Nunca seré considerado el padre fundador de una industria y estoy bien con eso. Pero no soy él. Veo a K2 como una oportunidad para incorporar las dimensiones del siglo XXI para manejar y mitigar el riesgo. Hay terreno fértil para crear algo de lo que pueda enorgullecerme". 

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