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Egipto ahora reclama… por turismo

Las personas y negocios relacionados con el turismo tratan de dar una buena imagen para el exterior; pero el país, luego de las revueltas, aún sigue teniendo rezagos de violencia y de reglas...
sáb 05 marzo 2011 01:53 PM
Las personas quieren revivir al turismo en Egipto. (Foto: Reuters)
egipto

Jóvenes egipcios lanzaron la campaña "Egipto es seguro", estudiantes limpian monumentos nacionales y choferes ahora llevan a visitantes por los alrededores de la plaza Tahrir de El Cairo como atracción, cualquier cosa para que regresen los turistas. Lugares en torno a la gran pirámide de Giza, una maravilla del mundo antiguo, la esfinge y el cementerio en Sakkara han estado casi desiertos desde que comenzó una revuelta hace un mes que derrocó a Hosni Mubarak, y ahora Egipto quiere que regresen los visitantes.

"Con respecto a revivir el turismo, el problema actualmente es Libia, no nosotros. Toda la región está muy caldeada en este momento", dijo Karim Mohsen, director general de Sylvia Tours Egypt, refiriéndose a un levantamiento contra Muammar Gaddafi en el vecino país.

"Libia colinda con Egipto y lo que la gente ve que está ocurriendo allí es terrible, por lo tanto están asustados de venir a la región", dijo Mohsen a Reuters, una opinión compartida por otros operadores y guías turísticos quienes esperaban varias semanas más de inactividad.

Quienes intentan atraer nuevamente a turistas a disfrutar de cruceros por el Nilo y de los antiguos objetos de Egipto quieren tornar el caos político de la nación a su favor. Uno de los eslóganes propuestos sugiere que la revolución es "Una razón más para visitar Egipto".

Cientos de estudiantes en Giza, visitada por estadistas desde Jimmy Carter a Napoleón y usualmente atiborrada de turistas, marcharon el fin de semana con carteles en que se leía "Egipto es seguro", esperando que el mensaje llegue al resto del mundo.

"Por favor díganles a sus amigos que no le teman a la revolución. Este es el nuevo Egipto y les da la bienvenida", dijo Heba de 18 años.

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Pero la vida en Egipto aún dista de ser normal, muchas escuelas siguen cerradas, semanalmente hay protestas masivas en la plaza Tahrir, todavía rige el toque de queda y hay tanques con soldados en intersecciones importantes de El Cairo.

Pocos turistas

Jinetes de camellos ofreciendo paseos, adolescentes con sus ponis y carruajes, guías insistentes y otros vendiendo postales y esfinges de plástico en Giza se quejaban de la escasez de autobuses de turistas y excursiones organizadas. "Por favor señor, dígales que vengan al nuevo Egipto," dijo el jinete de camellos Mohammed, de 27 años.

En lugar de extranjeros, grupos de cairotas, muchos con banderas nacionales, aprovecharon los descuentos en las entradas a los que tienen derecho y exploraron el rico patrimonio de la nación en Giza que data del 2600 a.C.

El duro recorrido hasta la cámara superior de la pirámide principal, hecho de 2.5 millones de bloques de piedra caliza, se vio facilitado por la falta de visitantes. No había que hacer fila para comprar los tickets.

En la ciudadela de El Cairo, una espectacular fortaleza medieval de torres almenadas construidas para fortificar la ciudad contra los Cruzados y que se erige por sobre la capital, patrióticos estudiantes voluntarios limpiaban los terraplenes y pintaban las barandas.

"Organizamos esto por nuestra cuenta", dijo Leila, de 15 años, cuya escuela al igual que otras de toda la nación permanecía cerrada.

"Es un mensaje. Este es el nuevo Egipto", dijo la adolescente, mientras un ejército de jóvenes, interesados en mostrar su orgullo cívico en una nueva democracia, también realizaba tareas de limpieza en la plaza Tahrir, el centro neurálgico de las protestas contra Mubarak, y en todos los barrios de la capital.

Algunos pintaban los pilares de pasos elevados con los colores nacionales.

Para uno de los pocos occidentales que visitaba la ciudadela, se levantaron las barricadas y soldados en torno a un tanque del Ejército que vigilaba el edificio hacían la V de la victoria con los dedos y gritaban: "Bienvenido a Egipto".

Tras pasar el molinete de esta atracción usualmente concurrida, que tiene una vista espectacular de El Cairo y es el sitio de la Mezquita Alabaster construida por Mohammed Ali, un funcionario dijo: "Dos visitantes más vinieron hoy, tal vez vengan 20 mañana".

Decenas de turistas desafiaron la revolución para la reapertura de la mayor colección de tesoros faraónicos del mundo el 20 de febrero y fueron recibidos con rosas, mientras artesanos arreglaban meticulosamente artefactos dañados por los saqueos.

Sin embargo, las usualmente concurridas galerías del Museo Egipcio, que albergan la máscara funeraria de oro del rey niño Tutankamón, estaban virtualmente desiertas tras la reapertura. Los visitantes han empezado a regresar, pero de a poco.

Plaza Tahrir

Ambiciosos taxistas cairotas, siempre dispuestos a realizar un viaje, ahora ofrecen a visitantes un pasaje por "la famosa Plaza Tahrir de El Cairo."

"Ir hasta Tahrir y caminar por sus alrededores puede ser peligroso, pero todo el mundo quiere saber lo que ocurrió de modo que nosotros les explicamos la revolución por supuesto", dijo un cauteloso Mohsen.

"Pero pienso que no impediremos que la gente camine por Tahrir", agregó sobre el característico lugar, donde los manifestantes y las fuerzas de seguridad libraron extensas batallas, y de donde los tanques se han retirado, pero a calles laterales cercanas.

El turismo en Egipto, que previo a la crisis le aportaba al país unos 280 millones de dólares por semana hasta que decenas de miles huyeron de la revolución después de advertencias por parte de sus gobiernos, ya ha sufrido sustos con anterioridad y los ha superado.

Atacantes mataron a 58 turistas y a cuatro egipcios en un antiguo templo cerca de la ciudad de Luxor al sur del país en 1997, hecho en el que seis hombres armados y tres policías murieron. Eso provocó un severo daño al turismo.

De 2004 a 2006, se registró una serie de letales atentados con bombas en centros turísticos del Mar Rojo en el Sinaí. Pero los turistas para ese entonces se habían habituado, dados los atentados terroristas en ciudades estadounidenses y europeas. Las reservas turísticas se recuperaron con rapidez.

"El turismo en Egipto podría caer enfermo. Pero nunca morirá", dijo el guía y egiptólogo Wagih Thabit, cuidando de sus primeros turistas desde el levantamiento en enero.

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