James Murdoch, por una nueva oportunidad

El hijo del magnate Rupert Murdoch y subpresidente ejecutivo de la recién formada 21st Century Fox, James Murdoch, no tiene miedo de sus errores. Al hablar en una cena en la primera noche de la conferencia Brainstorm Tech de este año, Murdoch parecía, si cabe, más temeroso de no cometer suficientes errores. "Si te quedas paralizado por tus fracasos, no crecerás", dijo mirando hacia el público, con la luz reflejada en sus lentes.

Murdoch se apresuró a descontar ejemplos vergonzosos: The Daily, una desafortunada publicación solo para tablets que consumió montones de dinero antes de ser bruscamente cerrada el año pasado; MySpace, un pionero de las redes sociales que News Corp. compró por 580 millones de dólares en 2005 y luego vendió por míseros 35 millones de dólares seis años más tarde; y, por supuesto, el escándalo de escuchas telefónicas que no solo llevó a la desaparición del News of the World sino que también sentó las bases para la división de las lucrativas propiedades de los Murdoch de televisión y cine de los conglomerados de viejos medios menos interesantes.

Murdoch, de 40 años, pintó la división -News Corp consistirá de periódicos como el Wall Street Journal, mientras que 21 Century Fox incluirá los negocios de cine y televisión- como un movimiento racional, en lugar de uno forzado por los acontecimientos.

Murdoch destacó el periodo de la historia de News Corp, entre 1985 y 2007, cuando la compañía creció para incluir activos más extensos, tales como periódicos, cadenas de televisión, estudios de cine y de televisión de paga por satélite.

"En 2010, al reunir a todos esos líderes, 38 presidentes ejecutivos operativos distintos, los intereses de cada uno no eran necesariamente mejor atendidos. Era difícil", dijo Murdoch. "Cada empresa tendría mucho más sentido por separado", agregó.

Este hombre es una figura de gran interés en el negocio de los medios por muchas razones, y una de ellas es que a veces se ha percibido que él paga por los pecados de su padre. Se creía ampliamente que sería el heredero del imperio global de su padre, algo impresionante para alguien que abandonó la escuela y que alguna vez incursionó sin éxito en el negocio de los sellos discográficos. Pero ese futuro quedó desviado tras las revelaciones de que -cuando Murdoch era el jefe de News Corp. Europa y Asia- el tabloide dominical británico del grupo espió ilegalmente a políticos, celebridades, veteranos y a una joven víctima de asesinato.

Renunció como presidente de la división de prensa británica en febrero del año pasado; en abril renunció como presidente de la división de radiodifusión con sede en Reino Unido de News Corp., BSkyB, de la cual News Corp. posee una participación del 40%. El lunes por la noche, Murdoch dijo que 21st Century no tiene planes de tratar de comprar el resto de la compañía que alguna vez poseyó. La empresa tampoco tiene planes de retirar su participación. Sin embargo, dijo que los negocios de Sky en Alemania e Italia se están desempeñando bien.

Sobre el futuro del periodismo, habló con una nota optimista aunque vaga. "El ‘faccionalismo' alrededor de la prensa es peligroso", advirtió antes continuar: "Esta división será una de las cosas más refrescantes y fortalecedoras" para los medios de comunicación tradicionales. Él también estaba hablando de la escisión de Time Warner de Time Inc, que publica Fortune. Murdoch también parecía sugerir que las grandes marcas de periodismo conseguirán tener un futuro lucrativo.

El joven ejecutivo se mostró más inmediatamente entusiasmado sobre el tema de la televisión. "El negocio de la televisión está pasando por un renacimiento creativo", dijo. "Es una gran época para la TV". A medida que Internet nivela las barreras para crear nueva programación, Murdoch dijo que las redes y los creadores de contenido ya no podrán introducir a la fuerza programas "mediocres".

Un área de gran interés es el deporte. El impulso de 21st Century en los nuevos proyectos deportivos será emblemático del nuevo enfoque de la compañía, prometió Murdoch. Eso significa, según sus propias palabras, "nunca sobrestimar la satisfacción del cliente con el statu quo".