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Escándalo de soborno implica a JPMorgan

El banco enfrenta acusaciones sobre supuestos malos manejos en Hong Kong y en bonos hipotecarios; las investigaciones obligarían a JPMorgan a pagar 6,800 mdd adicionales en multas y cuotas.
mar 20 agosto 2013 06:03 AM

JPMorgan Chase está saliendo relativamente indemne del incidente de trading conocido como la Ballena de Londres. A pesar de ello, la institución está muy lejos de estar a flote en lo que respecta a sus asuntos legales pendientes.

El más reciente potencial dolor de cabeza: el soborno. En su más reciente presentación trimestral, la entidad indicó que había recibido preguntas de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) sobre sus prácticas de contratación en Hong Kong , que podrían haber incluido el hecho de que da trabajo a los hijos de altos funcionarios chinos a cambio de asignaciones en la banca de inversión.

La empresa indicó que podría tener que pagar hasta 6,800 millones de dólares en multas y cuotas además de lo que ya ha apartado para cubrir sus gastos legales. Eso representa un alza desde los 5,300 millones de dólares del año pasado. Además es mayor que la cifra que cualquier otro banco estadounidense. Goldman Sachs, por ejemplo, estima sus potenciales multas y cuotas legales adicionales en 3,500 millones de dólares. Bank of America, que siempre fue visto como el de más problemas legales, estima esa cifra en 2,800 millones de dólares.

El problema más costoso de resolver: los bonos hipotecarios. La semana pasada, la institución reveló que una investigación gubernamental acerca de sus operaciones hipotecarias en el periodo previo a la crisis de vivienda habían llegado a la conclusión de que el banco violó las leyes. No se han presentado cargos.

Se ha reportado que el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la SEC y el organismo de vigilancia del Programa de Alivio para Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés) están investigando lo que JPMorgan dijo a otros bancos y a los funcionarios de la Administración de Vivienda Federal, la cual asegura préstamos acerca de los bonos hipotecarios que vendía en el periodo previo a la crisis financiera.

Hasta hace poco gran parte de los problemas legales de esta firma provenientes de la crisis financiera estaban relacionados con Bear Stearns y Washington Mutual, que adquirió en 2008. A principios de este año, el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, presentó una demanda contra el banco, alegando, entre otras cosas, que los banqueros de Bear Stearns regularmente mantuvieron pagos que supuestamente debían ser traspasados a los inversionistas para compensarlos por los préstamos en mora.

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Un analista bancario independiente, Josh Rosner, que disparó las alarmas sobre los problemas hipotecarios de los bancos en 2007, realizó un informe sobre las cuestiones jurídicas de esta institución a principios de este año. En él estima que los inversores han perdido 190,000 millones de dólares en préstamos hipotecarios originados por Washington Mutual. El banco ha tratado de argumentar que la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC, por sus siglas en inglés) debería cubrir esas pérdidas, debido a que esta negoció el acuerdo para vender el atribulado WaMu a la susodicha.

Las últimas acusaciones del Departamento de Justicia, sin embargo, parecen estar relacionadas con los bonos hipotecarios que la empresa suscribió.. Es difícil saber exactamente cuál operación metió al banco en problemas. La institución dijo que el Gobierno está analizando operaciones que fueron respaldadas por créditos subprime y préstamos hipotecarios "Alternative A-paper" (Alt-A) que la entidad vendió entre 2005 y 2007.

El Gobierno ha estado analizando las operaciones hipotecarias de una serie de grandes entidades financieras. Al parecer, los reguladores están preocupados porque hayan vendido bonos con préstamos que eran más riesgosos de lo que estaban diciendo a los inversores. Y casi todos los grandes bancos han sido demandado por inversores que perdieron efectivo en las operaciones. Un portavoz de la firma declinó hacer comentarios sobre los últimos alegatos.

JPMorgan vendió 285,000 millones de dólares entre 2005 y 2008 en las denominadas ofertas de bonos hipotecarios privados, lo que significó que no estaban asegurados por Fannie Mae o Freddie Mac, aunque algunas de esas ofertas fueron compradas por esas dos entidades, señaló un analista de Barclays, Jason Goldberg.

Muchos de esos acuerdos contenían préstamos que se hicieron para prestatarios subprime o Alt-A. (Un préstamo Alt-A era uno que tenía un pago inicial muy bajo o nulo, o en el que el prestamista no había verificado los ingresos del prestatario). El analista estima que los inversores han perdido 48,000 millones de dólares en esos acuerdos. Un cifra adicional de 91,000 millones de dólares sigue pendiente en los préstamos contenidos en los acuerdos de la institución, de los cuales 22,000 millones son de prestatarios que tienen dos meses o más de atraso en su hipoteca.

Una aseguradora con sede en Iowa, CUNA Mutual, dice que invirtió 65 millones de dólares en acuerdos hipotecarios vendidos por el banco en 2005 y 2006. Las ofertas no eran muy buenas desde el principio. Uno de los bonos adquiridos por la división de CMGF con sede en Iowa, CUNA Mutual, tenía una calificación de BBB. Pero la empresa dijo que se sentía cómoda con las operaciones, ya que las estaba comprando a JPMorgan. Es más, se dice que su director había estado comprando bonos hipotecarios durante más de 15 años para ese entonces y que era un asistente habitual de las conferencias de la industria en las que se topaba con banqueros de esta empresa que le ofrecían acuerdos.

Esta firma colocó poco más de 12 millones de dólares en una emisión de bonos hipotecarios llamados CWALT 2005-57CB en noviembre de 2005, que recibió una calificación AA por parte de Fitch. El nombre hace referencia al hecho de que los préstamos del acuerdo provenían del ahora-difunto prestamista hipotecario Countrywide. De acuerdo con el prospecto de JPMorgan, los préstamos en el acuerdo tenían una relación préstamo-valor (LTV, por sus siglas en inglés) promedio del 73%, es decir, en promedio, los prestatarios habían hecho un pago inicial equivalente a cerca del 27% de las casas que estaban comprando o refinanciando. Solo el 4% de los préstamos fueron hechos a prestatarios que dieron menos de 10% de enganche.

La empresa, de hecho, después descubrió de que el LTV promedio era de 108%, lo que significa que, en promedio, a los prestatarios se les había prestado un 8% más que de lo que valían las casas contras las cuales habían pedido el préstamo. Además, el 57% de los créditos en el acuerdo que compró fueron hechos a prestatarios que habían dado un pago inicial de menos de 10%, bastante más del 4% que el banco dijo.

El acuerdo ya había sido degradado entonces a D por parte de Fitch. El jueves, el propietario de CUNA, CMFG con sede en Wisconsin, demandó a JPMorgan argumentando que fue mal informado.

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