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Las firmas que cumplen fantasías de lujo

Estas empresas satisfacen los caprichos de los mega ricos, como pilotear aviones de combate; los miembros pueden exigir cualquier tipo de servicio, por extravagante que sea.
mié 11 junio 2014 12:55 PM
Un cliente pidió tener un vuelo sin rumbo en un jet privado durante 4 horas mientras disfruta de una fiesta. (Foto: Getty Images)
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Tocar con estrellas de rock, explorar las profundidades del suelo marino, pilotar aviones de combate… cualquier cosa que los ricos sueñen, allí están los conserjes de lujo para hacerlo realidad.

Empresas como Bluefish, un servicio de conserjería con sede en Los Ángeles que atiende a empresarios megaricos, están en el negocio de hacer realidad las fantasías de aquellos que pueden pagar miles de dólares al año.

El grupo, que cuenta con unos 400 miembros afiliados, dijo que ha colocado a clientes suyos en el escenario con la banda de rock Journey, en un submarino para ir al Titanic y en aviones de combate que maniobran sobre el desierto de Mojave.

“Alguien me dijo una vez que comparado con nosotros, el Mago de Oz parece un aficionado”, dijo el fundador de Bluefish, Steve Sims. “Las cosas que hacemos son increíbles”.

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Los servicios de conserjería como Bluefish han surgido en todo el mundo para atender a ese selecto 1% de los más acaudalados, los ayudan a organizar viajes de negocios, a conseguir reservaciones difíciles, entradas para conciertos o planear fiestas extravagantes con invitados famosos. El cliente no tiene que mover un dedo, hacer una llamada o buscar en Internet.

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Pero toda esta comodidad tiene un precio. Las cuotas de membresía varían desde unos cuantos miles de dólares a cifras de seis dígitos por año para una familia. Bluefish cobra una cuota de afiliación anual de 5,000 dólares, más una comisión adicional sobre lo que un cliente reserva.

Las cuotas para unirse al servicio de conserjería de lujo Pure Entertainment Group parten de 12,000 dólares por persona para beneficios más básicos y ascienden hasta 65,000 dólares por pareja por año. Estas cuotas incluyen el costo de transporte desde el aeropuerto, tres escapadas de fin de semana y tarifas preferenciales para hoteles y pasajes aéreos.

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Además de eso, los miembros pagan una comisión del 5% al ​​7% por cualquier jet privado o boletos que reserven a través de la conserjería, explica el CEO, Steve Edo. Los no socios también pueden utilizar el servicio básico de conserjería, pero pagan comisiones del 15% al 20%.

Este club, con sede en Montreal, cuenta con unos 100 socios, y muchas de las membresías también incluyen la personalización de los servicios: llamadas telefónicas en los cumpleaños y aniversarios, adaptar las reservas de unas vacaciones con base en las preferencias del cliente y cosas parecidas.

Aunque las cuotas y los beneficios de ser miembro de un servicio de conserjería caen en un amplio espectro, todos ellos tienen como objetivo ofrecer experiencias y servicios únicos y exclusivos.

Ejemplos de extravagancias

Edo, por ejemplo, está ayudando a planear una fiesta de cumpleaños de cinco días de duración para un cliente y 15 de sus amigos. El cumpleañero pidió que reservaran un jet Boeing durante 4 horas (a un costo de 110,000 dólares) para que volara sin rumbo mientras un DJ ameniza la fiesta a bordo. El cliente no quiere ir a ninguna parte, solo despegar y aterrizar en Las Vegas. Edo comenta que es una de las peticiones más extrañas que le han hecho.

El cliente quería pagar extra para traer a un famoso DJ de Europa, pero Edo lo disuadió, convenciéndolo de contratar a un célebre DJ local por un costo de solo cinco cifras.

“Queremos ayudarlo a organizar algo único, pero al mismo tiempo tenemos que ser razonables”, dijo. “Le dije que si él quiere despilfarrar su dinero en algo, puedo mostrarle una mejor manera”.

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En total, con el costo del avión, el DJ y las suites del hotel, Edo dijo que el viaje le costará al festejado cientos de miles de dólares, mientras que el servicio de conserjería recibe una comisión de cinco cifras.

Pero este cliente al menos planeó con anticipación: la compañía cobra una tarifa adicional para las solicitudes de último minuto.

Para la fundadora de Black Door Experiences en la ciudad de Nueva York, Rachel McIntyre, cumplir a la perfección la solicitud de un cliente toma tiempo. Ella pasó 11 meses planeando la fiesta de cumpleaños 40 de la esposa de un cliente, donde tocará el rockero Jon Bon Jovi.

“Uno siempre quiere hacer más de lo que ya pagaron”, apunta. "Todavía estoy trabajando para mejorar la experiencia, y es así como conseguimos que Jon nos invitara a una after party esa misma noche”.

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