La Latino, el rascacielos del Centro
Tras su inauguración en 1956, la Torre Latinoamericana se convirtió en uno de los principales atractivos de la ciudad de México.
Al momento de su apertura era la construcción más alta de América Latina y la número 31 a escala mundial, además de haber sido la precursora de los edificios inteligentes de la región.
El diseño del arquitecto Manuel de la Colina previó que el edificio tendría 26 niveles, pero finalmente el arquitecto Augusto H. Álvarez lo modificó a 42 pisos.
Casualmente, el proyecto de la innovadora torre estaría en el terreno que dio cabida a dos sitios representativos del mundo prehispánico y de la Colonia: la casa de los animales del emperador Moctezuma y el convento de San Francisco, respectivamente.
Entre algunas de sus hazañas, ‘La Latino', como se le conoce popularmente, sobrevivió sin daño alguno al terremoto de 1957, por lo que recibió el reconocimiento de el edificio más seguro de la ciudad. De igual manera no sufrió perjuicios durante los sismos de 1985.
El secreto está en el sistema constructivo, pues sus 361 pilotes hincados a aproximadamente 30 metros de profundidad le permiten ‘flotar' en el subsuelo.
Aunque los 50 pisos del World Trade Center (WTC) y los 52 de la Torre de Pemex, o los 55 niveles de la Torre Mayor eclipsaron a los 42 de ‘La Latino', su mirador no ha dejado de atraer a miles de personas, que en años anteriores recibió hasta 360,000 visitantes.
Actualmente, en los últimos pisos se encuentra una cafetería, un restaurante e, incluso, un museo que narra la historia de la Torre Latinoamericana, donde hay fotos de su construcción, planos y piezas prehispánicas encontradas durante su cimentación.
Pese a los años y al surgimiento de rascacielos con tecnología de punta, ‘La Latino' sigue siendo uno de los principales, si no el mayor, ícono de la ciudad.
