Ciudades plásticas
Luego de que en 1839 el estadounidense Charles Goodyear descubriera los materiales poliméricos y de que en 1862 Alexander Parkes realizara la síntesis de la ‘parkesina’, la humanidad ha ideado mil formas de usar plásticos como “sustitutos de marfil, vidrio, metal, madera o cerámica, pero hoy –advierte Donald R. Askerland en su libro Ciencia e ingeniería de los materiales (Ed. Thomson, México, 2004)– son ya materiales ‘insustituibles’”.
Askerland explica cómo el plástico ha sido protagonista de una complicada historia asociada con la basura, aunque en realidad el problema es la mala gestión que culturalmente hemos tenido como sociedad en el manejo de ese tipo de desechos.
Es por ello que hoy la industria de la construcción tiene la oportunidad de dar un giro a esa historia mediante su aprovechamiento como materiales constructivos.
Un breve panorama
Cada mexicano consume 45 kilos de plásticos al año y produce 350 kg de basura per cápita. Según el Informe de la situación del medio ambiente en México 2008, elaborado por la Semarnat, los plásticos significan sólo 11% del total de residuos sólidos unitarios (RSU) producidos, lo cual no es un gran porcentaje por su peso, pero sí por el volumen que ocupa.
Un estudio del Instituto Mexicano del Plástico Industrial (IMPI) señala que pese a que el polietileno (PE) es el plástico de mayor consumo, el polietilen tereftalato (PET) es el más reciclado, con 12% del total consumido.
Aun así, sólo 15% del PET reciclado se reaprovecha en México mediante la fabricación de fibra y lámina y para la obtención de materia virgen para la creación de nuevos envases.
El restante 85% se exporta a China, EU, Canadá, India y Singapur, entre otros países, que nos devuelven el PET reciclado convertido en mercaderías como juguetes, bolsas y zapatos mucho más caros... Entonces, ¿dónde está el negocio?
Plásticos en la construcción
Hasta el año 2005, la utilización de los materiales plásticos en la construcción alcanzó 11%, liderado por el policloruro de vinilo o PVC, señalaba el artículo ‘Los plásticos en la construcción’, de la revista Ambiente Plástico.
En México hay un sinnúmero de proyectos de universidades, empresas, instituciones y emprendedores para reciclar plásticos y aplicarlos en la construcción.
Entre ellos está la ‘madera plástica’, tablas que se comercializan en distintos colores, grosor y resistencia, elaboradas a partir del polietileno de baja densidad (PEBD), polietileno de alta densidad (PEAD) y polipropileno (PP) reciclado.
La tesis de Elvira Schwanse Plásticos reciclados para la construcción: Potenciales para el reciclaje de los desechos de plásticos bajo criterios sustentables en México (Facultad de Arquitectura, UNAM, 2007) sostiene que este material se trabaja igual que la madera, es decir, es posible serruchar, clavar o atornillar, incluso tiene un punto alto de ignición.
Un sistema constructivo más es el panel ecológico, un prefabricado hecho con una maraña de plástico mixto reciclado a manera de relleno con aditivos aglutinantes, protegido en ambos lados por mallas reticulares de alambre soldadas, que forman una estructura tridimensional. Su resistencia se obtiene por el recubrimiento final de mortero ligero. El producto sirve para conformar muros y losas, y recuerda al conocido panel W de poliuretano (PU) o poliestireno (PS).
Otro sistema es un tabique semejante a piezas de Lego, pero de tamaño convencional, fabricado con polietileno de alta densidad (PEAD) reciclado. Es un material muy económico, por lo que se usa en viviendas de interés social. Su durabilidad a la intemperie mejora considerablemente a la hora de colocarle el acabado final al muro.
De PET ha de ser la casa
Una alternativa para el PET en la construcción es reciclarlo químicamente. La idea es descomponerlo para obtener poliéster insaturado (UP), una estructura interconectada y fuerte que se puede rellenar con arena o grava, y cuyo ‘pegamento’ o aglutinante único es un polímero (en vez de cemento) para darle resistencia y durabilidad.
El concreto polimérico se puede convertir en casi cualquier forma, con éste es posible fabricar productos como tubería y pozos de visita, estructuras simples, bloques para pisos, forro para rehabilitación de sistemas de alcantarillado existentes, mobiliario urbano y mobiliario sanitario.
En respuesta al gran consumo de envases de PET, desde hace más de nueve años, también ha surgido una diversidad de proyectos-concepto, cuyo objetivo es el reaprovechamiento íntegro de la botella de PET posconsumo, para incluirla como material de construcción.
Estos proyectos transforman el envase de PET desde su origen en el diseño, para crear envases modulares e interconectables unos con otros. El objetivo primordial es establecer y ejecutar asentamientos en zonas de crisis o de escasos recursos, donde es fundamental la construcción de vivienda o refugios de emergencia.
Del prototipo a la industria
Los arquitectos siempre buscamos la aportación y la innovación en un proyecto. Una clave para lograrlo es la generación de nuevos desarrollos tecnológicos con plástico que simulen materiales tradicionales y que, sobre todo, puedan explotar al máximo las propiedades que los polímeros y los materiales tradicionales ofrecen.
Para obtener un sistema constructivo polimérico efectivo proveniente de plásticos reciclados es importante aprovechar lo que existe en el mercado, las propiedades que funcionan como ventajas, y buscar aplicarlas a los nuevos desarrollos en estudio.
Un elemento que permite mejorar la rigidez y la resistencia de los polímeros, convirtiéndolos en materiales compuestos de altas prestaciones, son los agregados de fibras de refuerzo.
La implementación de prototipos podrá demostrar que las posibilidades de penetración del plástico reciclado en la construcción tiene cada vez más una mayor perspectiva de uso en México, donde se ha comenzado a valorar el reciclado del plástico como un gran negocio al introducirlo en la industria de la construcción.
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