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Conectividad vial, ¿divisionismo urbano?

Algunos programa de Desarrollo Urbano no solucionan el déficit de servicios, opina Celina Yamashiro; para la experta en infraestructura algunos planes, incluso devalúan la el ordenamiento urbano.
mar 17 mayo 2011 06:38 PM
Celina Yamashiro es la escritora de la columa Expediente de Obra. (Foto: Patricia Aridjis)
Celina Yanashiro (Foto: Patricia Aridjis)

Cuando uno trata de analizar los efectos que traerán los nuevos Programas de Desarrollo Urbano de algunas de las 16 delegaciones del Distrito Federal (DF), queda la sensación de que  las autoridades pretenden crear ‘guetos’ que separen la vivienda y las actividades de la clase pudiente del resto de los habitantes.

En el Programa de Desarrollo Urbano de la delegación Álvaro Obregón se aprobaron modificaciones que parecen promover el deterioro social de sus 728,000 habitantes, así como la afectación de las escasas zonas ecológicas en un periodo de 18 años.

El meollo radica en la modificación de uso de suelo de muchas colonias actualmente definidas como pueblos y centros de barrio habitacionales, en las que se pretende levantar comercios y oficinas.

También se busca construir más vialidades que de entrada justifiquen la construcción de la supervía y la creación de túneles, distribuidores y puentes para desahogar el tráfico vehicular, principalmente de Santa Fe; pero en este afán se segmenta la continuidad urbana.

Prueba de ello es el artículo décimo octavo, que define como centros de barrio las colonias Jardines del Pedregal, Tizapán, Olivar de los Padres, San José del Olivar, Lomas de Axomiatla, Residencial Las Haciendas, Cerrada de San José, Puente Colorado, Las Águilas, Ampliación Jalalpa y la Unidad Habitacional Lomas de Becerra. Por estas dos últimas pasará una nueva vialidad que conectará desde Observatorio hasta Santa Fe.

Las colonias intocables y protegidas por cuatro programas parciales de desarrollo urbano son San Ángel, San Ángel Inn, Tlacopac, Florida, Chimalistac, Hacienda de Guadalupe Chimalistac y Santa Fe (habitadas por la clase media alta y alta). El resto de las colonias también sufrirá modificaciones de suelo.

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Lo peor del caso es que el programa no ofrece ninguna solución para revertir el déficit de cobertura de universidades públicas, servicios de salud, cultura y recreación. Tampoco señala algún tipo de inversión para eliminar la deficiencia y la demanda de los servicios de agua potable, drenaje y energía eléctrica a corto o a largo plazo.

El programa se enfoca en la necesidad de construir vivienda y vialidades al por mayor hasta el año 2030, incluyendo un ambicioso proyecto para edificar una exclusiva zona residencial tipo Santa Fe en la loma de la barranca de Tarango, una reserva ecológica que alimenta los escasos mantos acuíferos; se desconoce cómo la rescatará, preservará y conservará la delegación.

El reclamo de los habitantes y comités ciudadanos, que aseguran nunca fueron consultados por la delegación Álvaro Obregón, llegó a oídos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que ya prepara una denuncia de hechos para emitir una recomendación al gobierno capitalino.

Cuidado, pues construir una ciudad en forma de gueto puede generar venganza social. Basta mirar Monterrey, donde la delincuencia aprovecha el resentimiento social.

*Desde 1997 cubre los sectores de infraestructura y transporte en diferentes medios de comunicación.

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