Del penal a la Ciudad del Conocimiento
El paisaje deja ver tierras vacías, algunas áreas de cultivo, lagos y una que otra colonia dispersa. La misma escena en 25 km2 : es Almoloya de Juárez, Estado de México. Prácticamente no hay gente. Mucho menos, fuentes de empleo. En 20 años, si se logra la construcción de un centro regional del conocimiento y la tecnología, como pretende el gobierno local, estos terrenos generarán una derrama económica regional de 1,213.2 millones de dólares (mdd) cada año.
El proyecto forma parte de las Seis Ciudades del Bicentenario que impulsa el gobierno del Estado de México. Fue realizado por las empresas Cabeza Sastre C&S y Desarrollos y Asociados HG, y está sustentado en los estudios que Jorge Álvarez Colín, presidente municipal de Almoloya de Juárez, encargó hace cuatro años gracias a donaciones —cinco millones de pesos (mdp)— de amigos y conocidos. "Ahorita no tenemos de qué vivir, no producimos, no generamos plusvalía y no podemos combatir la escasez", justifica el funcionario.
Para llevar a cabo el Centro Regional del Conocimiento y la Tecnología Almoloya de Juárez Bicentenario será preciso invertir aproximadamente 54 mdd y 3,557 mdd en las infraestructuras física y productiva, respectivamente. La idea es descongestionar Toluca y evitar que los 18,000 trabajadores del lugar y alrededores dediquen cuatro horas al traslado desde sus casas a sus puestos de trabajo. Quieren crear 44,000 empleos, aunque hay quien cree que no son más que buenas intenciones. "Eso de que va a ser una ciudad independiente es una ‘mamada’
", dice Sergio Flores Peña, profesor de la licenciatura en Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Para que funcione la idea, advierte Jaime Nenclares García, director del Instituto de Arquitectura y Urbanismo (IDAU), hay que establecer límites claros y planear incluso el número de habitantes, y una vez que se sature, tener previsto incluso, en terrenos cercanos, que se pueda hacer una nueva ciudad autosuficiente.