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Plato Roto

Cuando Fonatur planea nuevos Centros Integralmente Planeados
jue 05 julio 2007 09:57 AM
Hoy el principal destinoturístico de México recibe más de 30

Hace 37 años todo era selva. Cancún era un proyecto en papel, folders, planos, mapas, cuentas, previsiones, memorandos y estrategias. Se llevaba a cabo con machetes, excavadoras y brújulas en medio de la nada. Unos cuantos pobladores vivían de la pesca y de los cocos en un pequeño islote.

Para hacer Cancún se hicieron carreteras. En 1975 se inauguró un aeropuerto que recibía vuelos de dos aerolíneas. Hoy es el segundo más importante del país, con una afluencia de casi 10 millones de pasajeros en 2006. Hoy, el primer Centro Integralmente Planeado (CIP) por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), es el punto de mayor recepción de turistas del país y uno de los más importantes a nivel mundial, a pesar de dos recientes huracanes devastadores para el turismo, Gilberto en 1988 y Wilma en 2005.

Dentro de dos años Fonatur abandonará Cancún. En los últimos 30 logró hacer del destino el principal foco de atracción turística del país. De 1975 a 2005 pasó de tener 1,322 cuartos de hotel a 27,500 y de recibir 995,000 turistas a 30,721,000 en 2005. El número de habitantes se quintuplicó, según el Estudio sobre el impacto urbano del desarrollo turístico en la zona hotelera, financiado por el Grupo Quinta Roo, asociación filantrópica de la ciudad.

La proyección del Censo General de Población y Vivienda de 2000 es que en 2020 sean cerca de 810,000 habitantes, pero las cifras no oficiales dicen que hoy viven aquí 800,000 personas, por todos los asentamientos irregulares de los alrededores. La tasa de crecimiento de población del INEGI es de 10% anual.

Este crecimiento desmesurado se hizo sin respetar el diseño de Fonatur para las 12,700 hectáreas del destino. Fonatur,  dependiente de la Secretaría de Turismo, ha sido el creador de los Centros Integralmente Planeados (CIP), hoy principales destinos turísticos del país. Su misión es crear la infraestructura y el equipamiento urbano necesario, buscar las inversiones inmobiliarias, comerciales y de servicios y promover el destino a nivel nacional e internacional y así contribuir en el desarrollo regional. Además de Cancún ha promovido Ixtapa, Loreto, Los Cabos y Bahías de Huatulco.

El primer error en Cancún fue querer un trazo urbano diferente al tradicional, en manzanas o en cuadrícula. Cancún se pensó con un diseño de plato roto, es decir, supermanzanas comunicadas entre sí por grandes avenidas pero que dentro de ellas no permiten una buena circulación vehicular. El objetivo era hacer más amables las zonas residenciales y evitar el tráfico en el interior de las supermanzanas. Pero no se tuvo en cuenta el número de habitantes que tendría hoy Cancún ni su parque vehicular. Este diseño impide que los coches circulen por calles adyacentes, así que el bloqueo de las grandes avenidas es habitual.

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Fonatur hizo un estudio en profundidad sobre las vocaciones del suelo para aprovechar mejor las posibilidades de la zona. Lo publicó en un libro en 1982, Cancún, un desarrollo turístico en la costa turquesa, junto con la Secretaría de Turismo y el Gobierno de Quintana Roo. En él se establecía dónde quedaría la zona hotelera, más pegada al mar y se recomendaba que los predios residenciales se establecieran en la zona conocida como Pok Ta Pok. A pesar de la recomendación, los desarrollos están hoy en la zona hotelera. Y en construcción hay varios proyectos más. Además, el libro recomendaba una orientación de los edificios en función del viento y respetar las vistas a la laguna Nichupté y al mar Caribe, para hacer el destino más atractivo. La realidad son torres de 20 pisos orientadas al mar y la laguna que no permiten ser vistos desde casi ningún punto de la ciudad.

Esto influyó en las consecuencias del peor huracán que ha sufrido Cancún, el Wilma, en octubre de 2005. Wilma provocó la pérdida de 76% de la infraestructura turística de Cancún y daños por 1,500 millones de dólares (mdd) en Quintana Roo. Se perdieron los 11.6 km de playas. El gobierno federal invirtió 23.5 mdd para recuperarlas.

Los ambientalistas creen que estas consecuencias podrían haberse minimizado si la construcción no hubiese sido tan agresiva con el manglar. Los manglares son combatientes naturales a este tipo de fenómenos porque actúan como barrera de vientos y mareas, además de ser fuente de alimento y refugio para aves, peces y otras especies. Sin manglar, el efecto de los huracanes es más agresivo. “Un arrecife como el que tenemos en Cancún es invaluable”, explica Lorenzo Rosenzweig, director general del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN).

De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología, en México el año pasado había 886,000 hectáreas de manglar, 70,000 menos que en 2003. Y en los últimos 25 años, según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, dependiente de la Semarnat, se han perdido 350,000 hectáreas de manglar. Según publicaba la revista Expansión en noviembre de 2006, desde 2003 se han autorizado construcciones en 201 hectáreas de manglar y la mitad es un solo proyecto, Costa Cancún, promovido por Fonatur. “Yo tuve la oportunidad de bucear todo el arrecife de Cancún hace 35 años”, explica Rosenzweig. “Desde afuera se ve lo mismo hoy, un mar azul turquesa precioso, pero hoy en vez de corales tenemos algas que proliferan de la contaminación, ahora hay latas de Coca-Cola y cerveza y pelotas de golf”. Y concluye: “Ahora una buena parte de ese arrecife está muerto”.

Un plato rebosado
E
l error está en la falta de contención en los planes de desarrollo, opina Luis Gilberto Rivero, presidente de la asociación Pioneros de Cancún. “El acierto es haber tomado la decisión de emprender un desarrollo turístico de esta magnitud”, explica. “El error, permitir que se saliera de control y no haber planeado debidamente el crecimiento urbano”. Pioneros de Cancún es una asociación fundada en 1990 por los primeros empresarios que decidieron establecerse en la ciudad. Hoy cuenta con 366 socios. “Los que participamos en los comienzos de Cancún nunca creímos que este proyecto llegaría a ser tan inmenso”, reconoce Rivero.

Nada parece parar esta tendencia. Los nuevos proyectos son muchos, explica Marcos Constansde, director general del Grupo Ritco, uno de los mayores desarrolladores de plazas comerciales de Quintana Roo: Puerto Cancún, Malecón Cancún, Puerta del Mar, La Playa, Emerald y Playa Mujeres. “El desarrollo que viene en Cancún es más desarrollo inmobiliario”, afirma.

Una de las consecuencias de la masificación turística, explica Rosenzweig, del FMCN, es el abaratamiento del destino. Cuanta más gente llega, explica, menos atractivo es y, por lo tanto, las tarifas comienzan a bajar y el impacto ambiental sube. “Es un proceso perverso, a más gente, menos gasto y mayor impacto”, explica. “Lo que significa que en el corto plazo unas pocas gentes hacen un enorme negocio y en el largo todos vamos a perder”.

Pero además, el crecimiento desmedido trae como consecuencia una mayor dificultad para ofrecer los servicios básicos necesarios. Desde su creación, Fonatur ha sido el encargado de los servicios en la zona hotelera a través de una división llamada BMO (Baja, Mantenimiento y Operación), mientras que el municipio se ha encargado de abastecer la zona residencial. Jardinería, tratamiento de aguas residuales, mantenimiento de playas y la construcción, mantenimiento, y conservación de la infraestructura turística serán en más responsabilidad del gobierno municipal que tendrá que atender a más de un millón de habitantes.

“El plan original de crecimiento de la zona hotelera ha sido rebasado”, explica Arturo Escorza Sánchez, superintendente de la Comisión Federal de Electricidad de la zona Cancún. “Para dotar del servicio a los desarrollos condominales existe un problema real de espacio”.

Los protagonistas del crecimiento de Cancún no ven muchas soluciones posibles a los problemas. El sector privado y las autoridades municipales descargan la responsabilidad en la Federación. “El Gobierno Federal se lleva una buena cantidad de impuestos, cuotas y demás, y solamente regresa 2 ó 3%”, explica Jesús Almaguer, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún.

Otros no creen que sea una cuestión de dinero, sino de respetar las reglas. “Si el desarrollo se dirige por el buen camino, uno en el que se adecuen y respeten las reglas establecidas conforme a las necesidades reales de la ciudad, será una ciudad con servicios de primer nivel”, explica Álvaro Cámara, director de la inmobiliaria CB Richard Ellis Cancún. “El crecimiento ya se dio y ya no hay para dónde crecer”, concluye Rivero, de la Asociación de Pioneros de Cancún. “Ahora se trata de conservar, de cuidar lo que se tiene”.

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