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Las 40 principales ramas de la industria

Se dice que la construcción arrastra a la mitad de las 72 ramas productivas de la economía; sin embargo, el número exacto es un misterio ya que cada quien hace su propia selección.
dom 10 febrero 2008 12:00 AM
Se dice que la construcción arrastra a la mitad de las 72 r

No hay ninguna duda. La industria de la construcción es uno de los sectores más importantes de nuestra economía por su estrecha vinculación con la creación de infraestructura básica como puentes, carreteras, puertos, vías férreas, plantas de generación de energía eléctrica y servicios como agua potable, drenaje y pavimentación; incluso está en el Sistema de Cuentas, y se relaciona con prácticamente la mitad de las 72 ramas de la actividad económica que contiene la matriz de Insumo-Producto.

Sin embargo, no se conoce el número exacto de las ramas industriales que se benefician del impacto multiplicador que genera la industria de la construcción porque cada asociación u organismo utiliza criterios diferentes para crear su propio ranking.

Por ejemplo, la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción considera 50 ramas, mientas que en el Sistema de Información Empresarial Mexicano (Siem) aparecen 66. En todo caso, las más representativas son: la industria básica del hierro y el acero, productos de minerales no metálicos, cemento, aserraderos, canteras, arena, grava y arcilla, y maquinaria. Otras parecen realmente lejanas a los procesos constructivos, como el comercio de teléfonos celulares. Contabilizar el beneficio económico que genera en cada rama industrial el crecimiento de la industria de la construcción resulta complejo porque cada rama está conformada por diferentes productos y mercados.

Para chicos y grandes
Independientemente del impacto inmediato o distante en estas ramas, lo cierto es que el mayor beneficio que han tenido las pequeñas y medianas constructoras es que no han muerto pero no es suficiente, advierte, Miguel Ángel Reta Martínez, secretario de Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin).

“Actualmente hay trabajo para todos. Los grandes proyectos se los llevan las grandes empresas como ICA e Ideal. Nosotros nos quedamos con las licitaciones que no rebasan el millón de pesos; cada  quien a su nivel subcontrata y se genera un efecto multiplicador que conforma una gran red”, asegura Enrique Jasso, ingeniero civil especializado en obra hidráulica, a quien es tan difícil conseguir como a un político en campaña. La mayor parte de la semana trabaja en la obra, el resto está buscando nuevas licitaciones.

Se espera que esta red siga creciendo en los próximo años con las inversiones por 50,000 millones de dólares anuales en obra pública y los seis millones de viviendas por construir que prevé el gobierno hacia 2012. Los analistas confían en que se cumplirán las inversiones programadas, aunque Standard & Poors prevé un avance moderado.

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En los últimos cinco años las ramas industriales más beneficiadas fueron aquellas vinculadas con la edificación de vivienda porque el boom de la construcción comenzó en los hogares. De julio de 2006 a julio de 2007 la edificación —en general— representó 54% de toda la obra construida  durante ese periodo, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Ello detonó que la explosión de materiales y servicios para la construcción de vivienda se convirtiera en un mercado valorado en 16,000 millones de dólares (mdd) con tasas anuales de crecimiento que han oscilado entre 5 y 10% durante los últimos cinco años. Si la industria de la construcción fuera un listado de éxitos, “Las 40 Principales” serían las ramas productivas vinculadas con la edificación de vivienda, y el gobierno su principal promotor.

Las grandes ferreterías y los distribuidores como Home Depot —con ventas de 90,900 mdd en 2006— han sido las estrellas. En tanto, las pequeñas y medianas empresas se conforman con sobrevivir. “Sobrevivimos, hace 12 años no había nada. Muchas empresas luchaban por seguir en el negocio mientras otras desaparecían”, dice Alfredo López Machorro, director general de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) que agrupa a cerca de 250 productores de plástico para la construcción. “Desde hace seis años tenemos crecimientos muy buenos, del 5 y 6%” detalla.

El auge del sector ha mejorado las ventas en general y les ha ayudado a resistir el embate de las importaciones, dice el líder de la ANIPAC.

La industria de las pinturas también está recuperando su color. Después de un ligero estancamiento después de las elecciones presidenciales del 2006 y una inflación anual de casi 4%, las ventas crecieron 2%, impulsadas por las ventas de recubrimientos arquitectónicos y automotrices según la Asociación Nacional de Fabricantes de Pinturas y Tintas de México (ANAFAPYT). En el 2006 se produjeron 363 millones de litros con valor de cerca de 1,100 mdd, mientras que en el 2005 la producción ascendió a 156 millones según datos del INEGI. A algunos este crecimiento les ha servido para  incursionar en otros nichos, como lo ha hecho Comex —en alianza con Cementos Lafarge—, que con su nueva línea de placas de yeso compite contra Tablaroca, de USG.

El impulso a la construcción está generando un efecto multiplicador que está beneficiando a cuando menos 40 ramas productivas vinculadas a la edificación de vivienda, asegura Alejandro Viramontes Muciño, coordinador del grupo investigación de tecnología y diseño de las edificaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). “Los pequeños constructores están teniendo trabajo”, dice el académico que también está al frente del despacho de arquitectos AVM.

La edificación ha incrementado su peso específico en el PIB de la construcción en los últimos 12 años, pasando de 35% a 54%, sin que se hayan proporcionado servicios suficientes. Todavía persiste un déficit de más de 5 millones de viviendas en el país, por lo que el sexenio de la infraestructura no está siendo tan contundente.

De acuerdo con Reta Martínez, a un año de mandato del Presidente Calderón, las inversiones van muy lentas mientras que el entorno se complica: las posibles  repercusiones de las crisis hipotecarias en Estados Unidos, los precios de los combustibles siguen aumentando y el rezago en infraestructura se convierte en una bomba de tiempo.

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