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Polémica en certificación de edificios

En México existen 12 proyectos registrados para obtener la certificación LEED; el proceso no tiene una varita mágica que convierte en ‘verde’ a cualquier construcción.
sáb 04 enero 1000 11:23 PM
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte que la construcción sustentable no es una moda y que en los próximos años las ciudades latinoamericanas enfrentarán serias exigencias ambientales para que incorporen energías limpias. En Estados Unidos y Japón la presión para que se construyan edificios amigables con el medio ambiente ha aumentado exponencialmente en los últimos cinco años.

De acuerdo con el Consejo Mundial de Edificación Verde (WGBC), a la fecha existen 5,000 edificios y 700 millones de metros cuadrados ‘verdes’ construidos en 16 países. Esto ha generado la aparición de diferentes certificaciones internacionales, entre ellas: la BREEAM, GBTool, CASBEE, Green Globes, y la más popular, la LEED (Leadership in Energy and Environmental Design). Esta certificación es la más difundida porque la parte medular de su sistema consiste en  incorporar socios que ayuden a promoverlo por todo el mundo. Según el WGBC, los edificios certificados ahorran 40% de su consumo de agua, 30% de energía y de 50 a 75% en desechos de construcción. “Hace deseables los edificios, lo que es un incentivo para la constructores y promotores para seguir estos criterios”, considera Jorge López de Obeso, arquitecto acreditado por LEED.

Pero certificarse no es como si se tuviera una varita mágica, que convierte en ‘verde’ a cualquier construcción. Para ello se requiere cumplir las normas ya establecidas (como la Norma 008 referente a los envolventes para edificios). “Las certificaciones te dan credibilidad en tu mercado porque son voluntarias y muestran una intención de querer ser parte de una cultura verde”, dice José Picciotto, de Picciotto Arquitectos.

El sistema LEED, por ejemplo, considera desde el lugar donde se compran los materiales y qué materiales son; las normas consideran el monto de su contribución al calentamiento global por causa de su consumo de energía.

Actualmente han sido registrados 8,076 proyectos en todo el mundo, de los cuales 1,075 ya fueron certificados, según el Consejo Mexicano de Edificación Sustentable.

En México existen 12 proyectos registrados para obtener la certificación LEED. “Es importante reconocer que es un tema nuevo, y por otro lado faltaban ejemplos que pudieran ilustrar que esto sí es posible”, dice César Ulises Treviño, presidente del Consejo Mexicano de Edificación Sustentable.

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En México sólo el Centro Nacional de Negocios de Chihuahua y el edificio de HSBC en Reforma tienen el certificado LEED. “Se necesitó mucho estudio, investigación y esfuerzo. Desde el día inaugural logramos importantes ahorros en agua y energía”, asegura Roberto Delgado, presidente de la Constructora Eiffel, que desarrolló el primero de estos proyectos.

Eiffel logró la certificación básica al obtener 28 créditos, que lo acredita como un edificio sustentable por su diseño y orientación, el terreno donde está ubicado, su sistema de agua y drenaje, sus instalaciones eléctricas, mobiliario, el sistema de calefacción y aire acondicionado, la utilización de energía solar y ventilación natural, así como la calidad del aire.

El edificio HSBC, ubicado en Paseo de la Reforma, logró la primera certificación Oro a nivel América Latina. Cuenta con 32 pisos y 78 mil metros cuadrados de construcción. Alberga a 2,800 empleados. Existen 10 pisos de estacionamiento, 20 de oficinas y dos penthouse; un helipuerto y una azotea verde en su terraza. El costo total del proyecto fue de 160 millones de dólares. El sobrecosto por los materiales y las instalaciones verdes fue de 1.6% y 6.7% para recursos humanos adicionales. Logró reducir 20% su consumo de energía, 76% el de agua potable y evita emisiones de CO2 por 1,229 toneladas al año.

Sin embargo, su certificación fue polémica ya que si bien logró los puntos, éstos fueron por sus acabados, pero la reducción del consumo de energía, de 20%, no cumplió las expectativas del sector, a decir de Picciotto.

En México, 23% del consumo de energía del país corresponde al sector relacionado con los edificios.

La certificación LEED comenzó a aplicar en México cuando se creó el Consejo Mundial de Edificación Verde (WGBC) en 2001. En ese año los consejos nacionales de varios países, entre ellos India, Canadá, Estados Unidos, Japón y México se unieron al WGBC; en estas naciones se concentra más del 50% de la actividad de la industria de la construcción a nivel mundial.

“El Consejo Mundial en realidad no certifica, quienes lo hacen son los consejos nacionales; la visión del Consejo es promover la creación de más consejos de edificación sustentable alrededor del mundo”, señala Treviño. Para ello cuenta con grupos en los cinco continentes con la misión de crear nuevas asociaciones para fomentar la construcción sustentable.

“A nivel internacional se tenía un porcentaje de [cobertura de] 25%; en este último año tenemos solicitudes de más de 20 países con interés de formar parte del Consejo”, comenta Ulises Treviño.

Múltiples beneficios
Los beneficios de certificarse pueden ser amplios y económicamente convenientes. De acuerdo con el WGBC, los edificios verdes ahorran 40% en el consumo de agua y reducen hasta 30% el uso de energía y la emisión de gases invernadero, y disminuyen de 50 a 75% desechos generados por construcción y demolición.

“Los sobrecostos son trasladables al precio de venta o renta, esos edificios tienen una garantía de que van a operar de forma eficiente y con el menor consumo energético. Los gastos a largo plazo son bajos, los usuarios prefieren este tipo de construcciones porque van a tener garantía de bajos gastos en operación, mantenimiento y una calidad del ambiente en interiores que favorecerá su salud y productividad”, asegura Treviño, también tesorero del Consejo Mundial de Edificación Verde.

Según cifras del WGBC, la recuperación de la inversión a partir del tercer año se maximiza, con una tasa de retorno anual de entre 25% y el 40%. Según la General Services Administration (GSA) de Estados Unidos, LEED es la “más creíble” de las certificaciones y su sistema de clasificación es el más adecuado porque: se aplica en todos los tipos de edificios de la GSA, sigue los aspectos cuantificables del diseño sostenible y la eficiencia de los edificios, existen profesionales especializados que verifican LEED y tiene un sistema bien definido para incorporar actualizaciones. Actualmente esta llevando a cabo LEED 3.0.

Sin embargo, Eric Hernández, consultor de Ingeniería Sustentable y Diseño Integral, considera que uno de los problemas que tiene LEED es justamente su sistema de calificación: “Provienen de un sistema de construcción norteamericano que no necesariamente se adapta a las construcciones mexicanas”, señala.

Existe una desventaja para aplicar la certificación LEED tanto en México como en otros países, pues se basa en estándares de calidad que se aplican en Estados Unidos. Para José Picciotto la certificación LEED está hecha para Estados Unidos. “No pueden evaluar a otro país con la misma medida, hay que adaptarla a nuestra realidad climática.

Es un error muy grande de todas las herramientas de certificación, lo hacen como si fuera recetario”, afirma.

El mejor mecanismo sería un parámetro para cada nación: “La regionalización de los parámetros permitirá lograr sustentabilidad de acuerdo con las condiciones propias, impactando realmente en donde se presenta el beneficio o el impacto negativo”, afirma David Morillón, coordinador del Programa Universitario de Energía del Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México.

De acuerdo con datos del Centro de Estudios Urbanos y Suburbanos Sustentables es necesario adaptar LEED a las características propias del lugar, tanto económicas, políticas, sociales, ambientales. Se requiere la mexicanización de esta herramienta.

Otros aseguran que para ser sustentable no es necesario contar con ninguna certificación, como lo hizo el New York Times, diario que cuenta con uno de los edificios más amigables con el ambiente y al que no le interesa ser avalado por nadie.

El mayor desafio para América Latina y el Caribe es desarrollar una sustentabilidad ambiental integral. (Con información de Cristina Calvo).

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