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Política: la rueda de la fortuna

Los partidos políticos mexicanos suben y bajan periódicamente en las preferencias del electorado; el PAN se hundió mientras el PRI y el voto nulo adquirieron fuerza en los más recientes comicios.
mié 15 julio 2009 06:00 AM
El Partido Revolucionario Institucional habría conseguido entre 241 y 245 escaños en la Cámara de Diputados.  (Foto: AP)
pri-elecciones-partido-mexico-AP.jpg (Foto: AP)

"No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla" reza un refrán popular y así fue en el caso de las elecciones para diputados federales, locales, algunas gubernaturas y ayuntamientos. ¿El resultado? A menos de veinticuatro horas del cierre de las casillas, ya se tenía un panorama claro de éste: el regreso, como primera fuerza legislativa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) , a la Cámara de Diputados, desplazando al Partido Acción Nacional (PAN) a la segunda posición, y al Partido de la Revolución Democrática (PRD), a la tercera.

En cuanto a los gobiernos de los estados la tendencia  parecía ser que quedarían divididas entre los dos partidos: tres para el PAN y tres para el PRI, lo cual no se confirmó, obteniendo cinco de seis el segundo, a excepción de Sonora.

Sin poder asegurarlo, podemos suponer que lo acontecido en la guardería ABC le costará seis años en la oposición, aun cuando no se tomó en cuenta que quienes son responsables del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desde hace nueve años son de origen panista.

En fin, como se ha dicho mucho, la memoria es algo de lo que carece el mexicano, lo que a veces es favorable y a veces no. Y si bien es cierto que se sobrepasó el número esperado de votantes, 44%, también es cierto que la mayoría la obtuvo el abstencionismo con 56% de ausentes en la jornada electoral.

¿Cómo se explican los resultados obtenidos? Para dar respuesta a esta pregunta hagamos un análisis del contexto en el que se celebraron las elecciones pasadas.

Por un lado, nos encontramos inmersos en una crisis económica de mayores consecuencias que la de 1995, -y que por más que el gobierno ha enfatizado que viene de fuera-, las repercusiones las vivimos de manera interna y aunque algunos de sus efectos deriven de las relaciones con el exterior, existen elementos presentes desde antes de la crisis "foránea", como es el desempleo . No en balde, Calderón se anunció como el "Presidente del empleo", con el fin de garantizarlo y disminuir los niveles de personas en busca de éste, sin resultado alguno, -y el que se convertirá en el pendiente no cubierto al final del sexenio-, por más números de empleos creados, anunciados de acuerdo a los inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social; pues en la realidad lo que se aprecia es el crecimiento del desempleo, que roza los dos millones.

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Asimismo, no ha habido políticas de desarrollo rural ni urbano con resultados visibles, además del desempleo, la inflación es galopante, pues aunque no se anuncie, el poder adquisitivo es cada vez más restringido y en cuanto a la política social, no se tiene claridad en ella. En este sentido, se puede decir que el voto no panista es producto del balance de los tres últimos años del gobierno calderonista y del reclamo poblacional de que "alguien" le dé rumbo al país.

Además de que la campaña negra en contra del PRI, más que servir de cooptación, molestó a priístas y no priístas por la forma tan burda de realizarla y de que se atacara, en vez de hacer propuestas. De esta forma, sin tener una posición cuyas funciones lo permitan del todo, la mayoría absoluta en conjunto PRI-Partido Verde Ecologista (PVE) en la Cámara de Diputados deberá servir de freno a políticas que se consideren inadecuadas y a lograr avances en materia económica y social. Por otro lado, la inseguridad en la que la misma Administración ha puesto a la población, al hacer del narcotráfico su bandera, que más que dar solución al problema lo ha agudizado, sin que se vea la luz al final del túnel, conllevó también la elección de un partido no sólo más responsable en cuanto a la consecución de la paz social, sino también más prudente para enfrentar el problema.

En cuanto a los contendientes, el hartazgo de la población en relación a las mismas caras y a no ver resultados, explica también la colocación del PRI en el poder legislativo y en cabeceras municipales, por largo tiempo panistas, como el corredor azul, que incluía a Naucalpan, por ejemplo y que se convirtió en tricolor, sin olvidar que la estructura territorial del PRI es mayor que la de los demás partidos y tiene una mayor cobertura, así como un voto duro más amplio. El trabajo de los gobernadores en este rubro no puede negarse. La unidad al interior del partido vencedor es también un factor determinante de los resultados, situación que, en contraposición afectó al Partido de la Revolución Democrática y a la izquierda, -si así se le puede llamar-, del país. Los intentos divisionistas y la fragmentación al interior de los partidos o hacia afuera de ellos han demostrado dar malos resultados para quienes los llevan a cabo: el PRD lo vivió en 1994, el PRI en 2006 y ahora tanto el PAN como el PRD, el PT y Convergencia.

El descontento se vio reflejado en el voto nulo de aquellas personas que sin identificarse con algún partido o candidato, ejercieron su derecho al voto, pero demandando propuestas coherentes, concretas y viables; este acto refleja la madurez del electorado y el uso de los mecanismos que existen para exigir resultados y manifestar el enojo, por la vía institucional y legal. Sin embargo, también deja en claro la falta de representatividad en el país y en la cual los partidos políticos deberán trabajar rumbo a las elecciones de 2012. Es también un mecanismo que ayudó, en este caso, a eliminar a uno de los partidos chicos como es el Partido Social Demócrata. Sin embargo, se debe cuidar que lo enrarecido del sistema socio-político actual se agudice de tal forma que sea más fácil optar por vías alternas al estado de derecho y a la institucionalidad existente. Estas elecciones son el aviso de lo que puede ocurrir en 2012 si no se determina el rumbo del país y se sigue de manera firme, pues en un sistema semi-parlamentario, el PAN estaría, en estos momentos, obligado a co-gobernar y en uno parlamentario estaríamos en presencia de un cambio de Administración ante la carencia de resultados. Esperemos que aprovechen la oportunidad que el sistema presidencial les otorga y la benevolencia de la ciudadanía, que a pesar de la desilusión y del rechazo a la política y a las instituciones de este orden, todavía vota.

*La autora es profesora-investigadora del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Santa Fe y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

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