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Juanito, héroe de tragicomedia mexicana

Rafael Acosta utiliza herramientas comunes y recurrentes de los personajes políticos del país; pese a todo, se perfila para convertirse en el próximo jefe delegacional en Iztapalapa.
mar 15 septiembre 2009 06:00 AM
Rafael Acosta se rehúsa a ceder su victoria electoral en la delegación Iztapalapa. (Foto: Notimex)
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 "Dame un héroe y te escribiré una tragedia" dijo Ortega y Gasset parafraseando al Homero de la Ilíada. La tragedia griega está dada por el destino ineluctable de sus personajes. Cada uno sabe lo que sucederá pero no puede hacer nada para cambiarlo. En los últimos días asistimos a la tragicomedia mexicana representada por Rafael Acosta, quien siempre habla de sí mismo en tercera persona como "Juanito",  personaje próximo a gobernar la delegación de Iztapalapa.

Más allá del anecdotario que nos ofrece el famoso Juanito en los medios, es importante resaltar que a través de dicho personaje podemos analizar los mecanismos que la clase política usa para negociar cotos de poder y  justificar sus acciones. En primer lugar destaca la pobreza del lenguaje y los lugares comunes usados en el discurso político, independientemente sean personajes encumbrados o en ascenso. Juanito, a falta de ideas recurre al signo del pulgar para señalar su triunfo. Igual forma utilizó Vicente Fox con los dedos simbolizando la V de la victoria. En ambos casos, el signo suplió al discurso, la mano desplazó a la inteligencia.

Otro aspecto que desnuda Juanito es el ab(uso) de la semántica del yo, nosotros, ustedes. Rafael Acosta habla siempre de una entelequia como lo es el pueblo. Desde el yo define el nosotros. El pueblo bueno está con él y exige que no lo abandone. Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón hicieron lo mismo. Andrés habla en nombre del pueblo bueno, aquel que manda y nunca se equivoca. Él es capaz de interpretarlo y conocer lo que el pueblo bueno quiere para sí mismo.  En cambio, Felipe Calderón habla con otro discurso pero en el mismo sentido. El peligro para México lo identifica como aquellos otros que, desde las sombras, buscan hacer daño a México. Primero fue el lema "Un peligro para México", ahora él habla desde los mexicanos buenos que luchan contra el mal y deben apoyarlo en todo. Calderón lo ha constatado en las últimas encuestas donde su índice de aprobación es alto, aunque su partido sufriera el mayor descalabro desde que es Gobierno.

Un tercer factor que da cuenta el personaje es la antropofagia en la sui generis izquierda -mexicana. El caso de Iztapalapa muestra que la izquierda mexicana no necesita enemigos externos para auto-aniquilarse. Son sus propios grupos y divisiones internas las que cobran las facturas y generan divisiones internas. Surgen caudillos e iluminados que invocan el culto a la personalidad como fin último para revelar lo que este país necesita para salir adelante. Juanito muestra lo que en su momento fue el culto a la personalidad de Cuauhtémoc Cárdenas, aunque light no dejo de ser el gran rector de la izquierda hasta el arribo del discurso iluminado de López Obrador y que, en su momento, otros personajes de menor nivel reclaman el mismo título. Juanito sigue en la misma línea. Basta leer sus declaraciones sobre sus aspiraciones a ser Jefe de Gobierno y presidente de la República para ver que no es una declaración aislada sino un producto de lo que como militante siempre recibió de sus líderes.

Un cuarto y último punto refiere al patrimonialismo de los políticos mexicanos. Juanito reclama el 50% de los puestos de la delegación a cambio de ceder el puesto a Clara Brugada. Rafael Acosta considera que el mereció el triunfo por todos sus años en el trabajo partidista y que no dejará lo que ha conseguido a otros. Esto devela el patrimonialismo en la clase política. Los gobernadores no ceden sus puestos sin exigir retribuciones a sus sucesores. Los líderes sindicales como Elba Esther demandan puestos por el apoyo. Exige puestos claves y no cajas chicas como lo es la Lotería Nacional.

Juanito, entonces, es el rostro de un personaje que nos deja en claro el nivel de la clase política que tenemos y que es nuestra para mala fortuna. Decía Marx que la tragedia lo es una primera vez, la segunda ya se convierte en comedia. "Dame un Juanito y te describiré a los candidatos y partidos del 2012" será nuestro epitafio.

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* El autor es coordinador de investigación y profesor de posgrado en la Universidad La Salle México y doctor por el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. Es Maestro en Ciencias Sociales (FLACSO) y licenciado en Sociología de la Universidad de Guadalajara. También es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

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