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El emprendedor social del ‘milenio’

La gente delega a las ESCOS la tarea de cambiar el mundo y cuidar el ambiente, dice Laura Calleros; para lograr un desarrollo sostenible, Gobierno y empresa deben impulsar a estos grupos.
vie 26 febrero 2010 06:01 AM
En 2015 vence en plazo que se fijaron las naciones para revisar los logros de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo. (Foto: Jupiter Images)
papa-padre-hijo-playa-responsabilidad (Foto: Jupiter Images)

El Desarrollo Sostenible es hoy en día una prioridad de todos los gobiernos y empresarios, la extrema pobreza de gran parte de la población mundial, así como, los múltiples problemas sociales, económicos y ambientales siguen siendo el tema central de los líderes mundiales en todos y cada uno de los foros económicos y de negocios.

El concepto sostenibilidad es concebido como la capacidad de generar progreso a través de un modelo de negocio que satisfaga las necesidades sociales actuales sin comprometer la capacidad de futuras generación de satisfacer sus necesidades.

En la Cumbre del Milenio en septiembre del 2000, la más grande reunión de líderes mundiales en la historia, se redactó la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, en donde comprometían a sus naciones a una nueva alianza global para reducir la extrema pobreza y para desarrollar una serie de objetivos a cumplir para el 2015, lo que ahora se conoce como los Objetivos del Milenio para el Desarrollo .

Los objetivos son:

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

2. Educación universal.

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3. Igualdad entre los géneros.

4. Reducir la mortalidad de los niños.

5. Mejorar la salud materna.

6. Combatir el VIH/SIDA.

7. Sostenibilidad de medio ambiente.

8. Fomentar una asociación mundial.

A más de nueve años de que se presentarán los Objetivos del Milenio para el Desarrollo (Millennium Development Goals" (MDGs), y a tan sólo 6 de que se cumpla la fecha límite para alcanzarlos, el mundo se encuentra dentro de su peor crisis económica,  social y ecológica.

"El tiempo apremia. Debemos aprovechar este momento histórico para actuar de manera responsable y contundente por el bien común" (Ki-moon, 2009).

Palabras que usó el Secretario General de las Naciones Unidas en la asamblea general en julio pasado, y en las que exhorta al mundo entero a sumarse a estos esfuerzos, y es que en esta nueva era del pos-crecimiento económico los seres humanos debemos cambiar nuestra forma de pensar a favor del bien común, los empresarios debe dejar de pensar sólo en acumular riqueza. Existe una fractura entre lo humano y lo tecnológico, debemos corregir esa situación y retomar nuestros valores y esencia si queremos salir adelante y solucionar las grandes carencias que tenemos.

Tradicionalmente se buscaba solucionar estas problemáticas a través de las Entidades de la Sociedad Civil Organizada (ESCOS) antes conocidas como Organismos no Gubernamentales (ONG´s) y que conforman el llamado tercer sector o sector social,  sin embargo, ante el reto que implica el logro de los objetivos para el milenio, tanto el  sector gubernamental como el privado se han visto forzados a involucrarse. En muchos casos los gobiernos han destinado presupuesto, creado instituciones y formulado leyes que apoyen al desarrollo de las iniciativas de los emprendedores sociales.

Por su parte, las grandes corporaciones han desarrollado líneas de trabajo que involucran a sectores marginados conformando lo que hoy se conoce como negocios inclusivos, en donde participan a través de alianzas o cadenas productivas que involucran el capital de estas grandes corporaciones así como otros recursos y la mano de obra o recursos de estos grupos marginados y que tienen como resultado un emprendimiento social, como es el caso de Cemex en nuestro país que a través de la propuesta "Patrimonio Hoy" se enfocó a vender cemento a los pobres agregando valor a su propuesta a través de asesoramiento técnico en construcción y financiamiento.

Empresas como Cemex provenientes del sector privado, las ESCOS, así como los otros involucrados -gobiernos y sociedad en general-, se han visto en la necesidad de cambiar su concepción respecto a la forma de colaborar, por lo que han enfocado sus esfuerzos en  buscar nuevas formas de integración y cooperación para que sus iniciativas tengan impactos positivos en la solución de los problemas económicos, sociales y ecológicos.

Si bien, debido a la crisis económica mundial que ha agravado los problemas sociales y ecológicos , existen una fuerte tendencia a que esta nueva forma de concebir la manera en que se hacen los negocios se haga cada vez más conocida y atractiva para futuros emprendedores y empresarios, arraigándose así a la ideología de de muchas personas en muchos países. En donde se puede ver que se consolidan ya Fundaciones como Ashoka, Skoll, Schwab y también el sector académico, surgiendo así los primeros centros de investigación como el de la Universidad de Oxford o la escuela de negocios de la Universidad de Duke que también ha formado un centro de investigación sobre emprendedores sociales, estos esfuerzos son aún insuficientes.

En nuestro país el tema de los emprendedores sociales también ha cobrado mayor interés en el ámbito académico en donde cada vez más instituciones de educación superior lo están incorporando entre sus líneas de investigación, desarrollando actividades y difundiendo entre la comunidad universitaria el quehacer de estos emprendedores, incluso la Universidad Anáhuac México Sur realizó a través de su Centro para Emprendedores, el Primer Foro Latinoamericano de Emprendedores Sociales en septiembre del 2009.

Además de la difusión de la importancia y la relevancia que tienen estas iniciativas para el desarrollo sostenible, el evento logró de analizar con mayor profundidad los tres principales retos que enfrentan estas iniciativas en el mundo, y en específico en nuestro país y que son; el financiamiento de sus operaciones, la profesionalización de sus procesos organizacionales y la medición del impacto social.

En  el mundo, muchos son los casos de éxito en donde  estos emprendedores sociales han logrado desarrollarse e inclusive replicar  sus iniciativas convirtiéndose en un  elemento  fundamental para el desarrollo sostenibles, es por ello que se hace imperiosa la necesidad de desarrollar una investigación que permita identificar los factores relevantes de desempeño de las iniciativas sociales que actualmente operan en nuestro país y que sirvan como base para  definir un modelo híbrido de negocios que considere las mejores prácticas de estas iniciativas adoptadas de los procesos de las corporaciones con fines de lucro así como el desarrollo de un sistema de medición que permita determinar los beneficios o mejorías traducidos en la indicadores de bienestar social, económico o ecológico en el mercado objetivo al que están enfocando sus esfuerzos y que permita en un futuro crear un índice de desarrollo que sirva como base de monitoreo para evaluar el desempeño de estos esfuerzos en cada una de las etapas del ciclo de evolución.

Estos esfuerzos serán llamados "iniciativas sociales" que a diferencia de la empresa comercial tradicionalmente concebida, su finalidad será, además de la generación de riqueza, deberán esforzarse solucionar problemas específicos dentro de contextos determinados.

Las iniciativas sociales, impulsadas por los llamados emprendedores sociales, que en los últimos 30 años han permitido identificar una nueva forma de contribuir al desarrollo sostenible y por ende al logro de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo (MDG por sus siglas en inglés), han demostrado ser una opción viable.

Sin embargo, aún hay mucho por definir para garantizar la contribución de estas iniciativas en el impacto social y el logro de los MDG, que si bien podemos encontrar más de un centenar de casos de éxito,  aún no existe un marco conceptual claro de lo que es el emprendedor social ni mucho menos del modelo de negocios que puedan adoptar en cada una de las etapas de ciclo de evolución.

Los esfuerzos por mejorar el desempeño de las iniciativas sociales y lograr su éxito, medido por su impacto en la solución de los problemas sociales, económicos y ambientales, así como en su capacidad de ser autosuficientes financieramente; se han basado en diferentes metodologías que si bien han logrado casos de éxito locales o regionales, pocas han sido las que han logrado la réplica y sostenibilidad de sus modelos de manera global.

Varios son los retos que aún presenta esta nueva forma de empresa, denominada empresa social, uno de los principales, es la construcción de un marco conceptual claro sobre los conceptos básicos del quehacer del emprendedor social. Preguntas como ¿qué es un emprendedor social?, ¿qué perfil tiene el emprendedor social?, ¿cómo se identifica la oportunidad de crear una iniciativa social?, ¿cómo evoluciona esa iniciativa social y se conforma una empresa?, ¿cómo se clasifican las iniciativas sociales?, ¿qué figura jurídica puede adoptar una iniciativa social?, etc.

Otro de los retos es definir un modelo de negocios que permita guiar a los emprendedores sociales ya en operación y a los futuros emprendedores sociales a planear y administrar sus iniciativas exitosamente a lo largo de su proceso evolutivo, que presenta cuatro etapas: la planeación, el inicio de la operación, la consolidación y la expansión.

Finalmente, a pesar de los retos y la falta de consolidación en el área, las iniciativas sociales empiezan a perfilarse como un camino viable para alcanzar los objetivos del milenio involucrando a todos los sectores, no sólo a los gobiernos y a las grandes empresas, y es aquí donde radica su relevancia, ya que hace de la sociedad civil en general el principal actor generador de ideas innovadoras.

*La autora es aspirante al Doctorado en Administración de la Universidad Anáhuac México Sur , y revisado por Dr. Carlos Miguel Barber Kuri.

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